Hechos 22 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 30 versitos |
1 Varones hermanos y padres, escuchad mi presente defensa ante vosotros.
2 —Así que oyeron que les hablaba en lengua hebrea, prestaron mayor atención y silencio. Y dice: —
3 Yo soy un hombre judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta misma ciudad, instruido a los pies de Gamaliel en todo el rigor de la ley de nuestros padres, celador de Dios, como todos vosotros lo sois el día de hoy;
4 que perseguí de muerte este Camino, aprisionando y entregando en las cárceles así hombres como mujeres,
5 de lo cual me es testigo el mismo sumo sacerdote y todo el consejo de los ancianos; de quienes además habiendo recibido cartas para los hermanos, iba yo a Damasco para traer encadenados a Jerusalén a los que allí también había, para que fueran castigados.
6 Mas m» acaeció que, yendo mi camino y llegando ya cerca de Damasco, hacia el mediodía, de súbito una gran luz venida del cielo brilló en torno de mí, envolviéndome en sus fulgores;
7 y caí en el suelo y oí una voz que me decía: Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?
8 Yo respondí: ¿Quién eres. Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues.
9 Los que conmigo estaban vieron, sí, la luz, mas la voz del que me hablaba no la entendieron. *
10 Y dije: ¿Qué he de hacer, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate y sigue hasta Damasco, y allí se te dirá todo cuanto te está ordenado que hagas.
11 Mas como yo no veía, deslumbrado por el resplandor de aquella luz, llevado de la mano por los que conmigo andaban, entré en Damasco.
12 Y cierto Ananías, hombre piadoso según la ley, recomendado por el testimonio de todos los judíos que allí habitaban,
13 viniendo a mí y puesto a mi lado, díjome: Saúl, hermano, recobra tu vista. Y yo en el mismo instante, recobrada la vista, miré hacia él.
14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te eligió para que conocieras su voluntad y vieras al Justo y oyeras la voz de su boca,
15 pues le serás testigo ante todos los hombres de lo que has visto y de lo que oíste.
16 Y ahora ¿qué te detiene? Levántate, bautízate y lava tus pecados, invocando su nombre.
17 Y me aconteció, vuelto ya a Jerusalén, que, estando en oración en el templo, fui arrebatado en éxtasis, *
18 y le vi a él que me decía: Date prisa y sal inmediatamente de Jerusalén, pues no recibirán tu testimonio acerca de mí.
19 Y yo dije: Señor, ellos saben que yo andaba por las sinagogas encarcelando y azotando a los que creían en ti;
20 y cuando se derramaba la sangre de Esteban, tu testigo, yo mismo estaba allí presente, asintiendo y guardando los vestidos de los que le mataban.
21 Y dijome: Anda, que yo te enviaré a lejanas naciones.
22 Habían estado escuchándole hasta llegar a esta palabra; mas al oiría, levantaron la voz diciendo: Haz desaparecer de la tierra a ese hombre, que fuera razón que no viviese. *
23 Y como ellos siguiesen vociferando y agitasen sus vestidos y arrojasen polvo al aire,
24 mandó el tribuno que le llevasen dentro del cuartel, diciendo que le sometiesen a tormento de azotes, a fin de averiguar por qué motivo gritaban así contra él.
25 Mas cuando le hubieron estirado para los azotes, dijo Pablo al centurión allí presente: ¿Es que a un hombre romano y sin previa sentencia judicial os es a vosotros permitido azotarle? *
26 Esto que oyó el centurión, presentándose al tribuno, se lo avisó, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque ese hombre es romano.
27 Acudiendo el tribuno, le dijo: Dime: ¿tú eres romano? El dijo: Sí.
28 Respondió el tribuno: Yo por una fuerte suma obtuve esta ciudadanía. Pablo dijo: Pues yo me nací con ella.
29 Al punto, pues, se retiraron de él los que iban a atormentarle; y el tribuno temió cuando entendió que era romano y que él le había encadenado.
30 Al día siguiente, queriendo resueltamente averiguar a punto fijo de qué era acusado por los judíos, le hizo desatar, y mandó que se reuniesen los sumos sacerdotes y todo el sanhedrín, y a Pablo le presentó ante ellos. *

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Introducción a Hechos




HECHOS DE LOS
APOSTÓLES

AUTENTICIDAD. — El testimonio unánime y universal de los escritores eclesiásticos de los tres primeros siglos a favor de la autenticidad del libro de los Hechos como obra de San Lucas es una prueba documental cual no lo posee a su favor ningún escrito profano de la antigüedad, y que sólo puede compararse con la que acredita la autenticidad de los Evangelios o de las Epístolas de San Pablo. Y si callase la prueba testifical, bastaba la sola crítica interna para descubrir al verdadero autor de los Hechos. Los prólogos gemelos de las dos obras, y no menos la identidad de lenguaje, en la lexicografía, en la construcción, en los modismos, están diciendo a voces que el autor de los Hechos es el autor mismo del tercer Evangelio. Y los numerosos rasgos paulinos delatan la mano del fiel discípulo de San Pablo, como los frecuentes términos de medicina señala a Lucas el médico. HISTORICIDAD. — Los numerosísimos datos acumulados en la historia de los Hechos, el contacto constante con toda la vida social, política y religiosa de tantos pueblos diferentes y aun contrarios, nos permiten hoy día comprobar la verdad y fidelidad de la narración. Cuanto ha podido comprobarse, que es poco menos que todo, ha resultado rigurosamente exacto. Y es interesante que las dudas suscitadas contra algún pormenor de la narración de los Hechos han sido últimamente disipadas. Un ejemplo significativo. Habla Lucas de Sergio Pablo, procónsul de Chipre- Algunos críticos osaron atacar la exactitud de la expresión, afirmando que Sergio Pablo no fue procónsul, sino propretor. Pero las inscripciones recientemente descubiertas en Chipre hablan del procónsul Sergio Pablo. Y es tanto más admirable la exactitud de Lucas, por cuanto la provincia de Chipre sólo por breve tiempo fue senatoria (o gobernada por un procónsul), habiendo sido poco antes y poco después imperial (o regida por un propretor). Con igual precisión habla del procónsul de Acaya, de los asiarcas y del escriba de Efeso, de los pretores o estrategos de Filipos, de los politarcas de Tesalónica, del Primero de Malta. Y el largo viaje marítimo narrado en los dos últimos capítulos ha sido considerado por los técnicos como un portento de exactitud y precisión. TIEMPO DE SU COMPOSICIÓN. — El año en que se escribió el libro de los Hechos es la bate o punto de referencia para conocer la cronología de los tres primeros Evangelios. De ahí su importancia. Terminan los Hechos en el bienio de la custodia libera en que estuvo San Pablo durante los años 61-63 (o 60-62), sin mencionar la sentencia judicial, que fue entonces de absolución. Al fin, por tanto, de este bienio hubo de terminarse la composición de los Hechos. Como los Hechos comienzan refiriéndose al «primer tratado» (1:1), que es el tercer Evangelio, síguese de ahí que éste hubo de escribirse anteriormente, tal vez hacia el año 60. Por otra parte, sabemos por la tradición que los Evangelios de Mateo y Marcos son anteriores al de Lucas. Fueron, por tanto, escritos antes del año 60, verosímilmente hacia los años 50 y 55, respectivamente. EL TEXTO. — Unos pocos códices, llamados occidentales, representan un tipo de texto algo más largo que el de los códices orientales. Surge, pues, el problema: ¿cuál de los dos textos es el primitivo y genuino? ¿Hay interpolaciones en el texto occidental o más bien hay o misiones en el oriental ? No es posible dar una solución simple y tajante. Sólo en general puede decirse que, si algunas veces es el texto oriental quien abrevia indebidamente el texto primitivo, las más de las veces, empero, es el occidental quien lo interpola. Algunas de estas interpolaciones parecen ser anotaciones hechas al texto de Lucas por algunos que quisieron enriquecerlo con noticias personales que parecen fidedignas.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Hechos 22,9

Se precisa lo que se dice en Hch_9:7. Allí no vieron a nadie, aquí VIERON LA LUZ; allí oyeron la voz, aquí NO LA ENTENDIERON.


Hechos 22,17

VUELTO YA A JERUSALÉN: parece referirse al viaje narrado en Hch_9:26.


Hechos 22,22

HASTA LLEGAR A ESTA PALABRA: los que hasta entonces habían escuchado pacientemente, al oír hablar de la misión a la gentilidad se enfurecieron.


Hechos 22,25

ESTIRADO PARA LOS AZOTES: literalmente extendido para (o con ) las correas . El artículo (antes de correas ) parece exigir el sentido de para .


Hechos 22,30

BAJANDO A PABLO: desde la Torre Antonia hasta el lugar donde se reunía el sanhedrín.