Hechos 23 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 35 versitos |
1 Con los ojos fijos en el Sanedrín, Pablo dijo: "Hermanos, hasta hoy yo he obrado con rectitud de conciencia delante de Dios".
2 Pero el Sumo Sacerdote Ananías ordenó a sus asistentes que le pegaran en la boca.
3 Entonces Pablo replicó: "A ti te golpeará Dios, hipócrita. ¡Tú te sientas allí para juzgarme según la Ley y, violando la Ley, me haces golpear!".
4 Los asistentes le advirtieron: "Estás insultando al Sumo Sacerdote de Dios".
5 "Yo no sabía, hermanos, que era el Sumo Sacerdote, respondió Pablo, porque está escrito: No maldecirás al jefe de tu pueblo".
6 Pablo, sabiendo que había dos partidos, el de los saduceos y el de los fariseos, exclamó en medio del Sanedrín: "Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos, y ahora me están juzgando a causa de nuestra esperanza en la resurrección de los muertos".
7 Apenas pronunció estas palabras, surgió una disputa entre fariseos y saduceos, y la asamblea se dividió.
8 Porque los saduceos niegan la resurrección y la existencia de los ángeles y de los espíritus; los fariseos, por el contrario, admiten una y otra cosas.
9 Se produjo un griterío, y algunos escribas del partido de los fariseos se pusieron de pie y protestaron enérgicamente: "Nosotros no encontramos nada de malo en este hombre. ¿Y si le hubiera hablado algún espíritu o un ángel...?".
10 Como la disputa se hacía cada vez más violenta, el tribuno, temiendo por la integridad de Pablo, mandó descender a los soldados para que lo sacaran de allí y lo llevaran de nuevo a la fortaleza.
11 A la mañana siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo: "Animo, así como has dado testimonio de mí en Jerusalén, también tendrás que darlo en Roma".
12 Al amanecer, los judíos se confabularon y se comprometieron bajo juramente a no comer ni beber, hasta no haber matado a Pablo.
13 Los comprometidos en la conjuración eran más de cuarenta.
14 Fueron al encuentro de los sumos sacerdotes y los ancianos, y les dijeron: "Nosotros nos hemos comprometido bajo juramento a no probar nada antes de haber matado a Pablo.
15 Pónganse de acuerdo con el Sanedrín, y propongan al tribuno que lo haga comparecer delante de ustedes con el pretexto de examinar más exactamente su causa; nosotros, por nuestra parte, estaremos preparados para matarlo en el camino".
16 Pero un sobrino de Pablo, al enterarse de la emboscada, se dirigió a la fortaleza y entró para prevenir a Pablo.
17 Este, llamando a uno de los centuriones, le dijo: "Acompaña a este muchacho hasta donde está el tribuno, porque tiene algo que comunicarle".
18 El centurión lo llevó y dijo al tribuno: "El prisionero Pablo me pidió que te trajera a este muchacho, porque tiene algo que decirte".
19 El tribuno, tomándolo de la mano, lo llevó aparte y le preguntó: "¿Qué tienes que comunicarme?".
20 El muchacho le respondió: "Los judíos, bajo pretexto de examinar más a fondo la causa, se han puesto de acuerdo para pedirte que mañana presentes a Pablo ante el Sanedrín.
21 No lo creas. Es una emboscada que le preparan más de cuarenta de ellos, comprometidos bajo juramente a no comer ni beber hasta haberlo matado. Ya están dispuestos y sólo esperan tu consentimiento".
22 El tribuno despidió al muchacho, haciéndole esta recomendación: "No digas a nadie que me has contado esto".
23 Después llamó a dos centuriones y les dijo: "Preparen doscientos soldados, setenta jinetes y doscientos lanceros, para que salgan en dirección a Cesarea a las nueve de la noche.
24 Preparen también caballos para Pablo, y llévenlo sano y salvo hasta el gobernador Félix".
25 Y escribió una carta que decía:
26 "Claudio Lisias saluda al excelentísimo gobernador Félix.
27 Aquí te envío a un hombre que fue detenido por los judíos, y cuando ya lo iban a matar, enterándome de que era ciudadano romano, intervine con mis soldados y pude rescatarlo.
28 Queriendo saber exactamente de qué lo acusaban, lo hice comparecer delante del Tribunal judío,
29 pero comprobé que se lo acusaba por cuestiones relativas a la Ley de los judíos, y que no había ningún cargo por el que mereciera la muerte o la prisión.
30 Informado de que se tramaba una conspiración contra este hombre, he querido enviarlo allí en seguida, ordenando también a sus acusadores que te expongan los cargos que tengan contra él. Adiós".
31 De acuerdo con la orden recibida, los soldados tomaron a Pablo y lo condujeron de noche a Antipátride.
32 Al día siguiente, dejaron que los jinetes partieran con él, y ellos se volvieron a la fortaleza.
33 Llegados a Cesarea, los jinetes entregaron la carta al gobernador y le presentaron a Pablo.
34 El gobernador leyó la carta y preguntó de qué provincia era. Al saber que era de Cilicia,
35 dijo: "Te oiré cuando lleguen tus acusadores". Y lo hizo poner bajo custodia en el pretorio de Herodes.

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Introducción a Hechos


HECHOS DE LOS APÓSTOLES

En el Prólogo al libro de los HECHOS DE LOS APÓSTOLES, su autor remite expresamente a un "primer Libro" escrito por él mismo, donde se narra lo que hizo y enseñó Jesús desde el comienzo hasta el momento de su Ascensión al cielo (1. 1-2). El Libro a que alude es el tercer Evangelio, y el autor es el evangelista san Lucas, que concibió y compuso estos dos Libros como partes integrantes de una única obra. Sólo hacia el año 150, cuando los cristianos reunieron los cuatro Evangelios en un mismo volumen, estas dos partes quedaron separadas.
Los "hechos" relatados en el Libro muestran cómo los Apóstoles dieron cumplimiento al programa que el Señor resucitado les fijó antes de su partida: "Recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra" (1. 8). En el Evangelio de Lucas, el ministerio terreno de Jesús comienza en Nazaret ( Luk_4:16-21 ) y culmina en Jerusalén con la Pascua del Señor ( Luk_9:51 ). Y es precisamente de Jerusalén, de donde el mismo Lucas hace partir la acción evangelizadora de la Iglesia narrada en el libro de los Hechos.
Para escribir este Libro, Lucas empleó una abundante documentación: las tradiciones de la Iglesia de Jerusalén y de la comunidad de Antioquía, el testimonio personal de Pablo y, en particular, un "diario de viaje" que narraba la actividad misionera del Apóstol, donde el empleo del "nosotros" indica que su autor era un testigo presencial de los acontecimientos. Esto hace que el libro de los Hechos de los Apóstoles sea una fuente de información imprescindible para conocer los primeros tiempos de la Iglesia.
Sin embargo, Lucas no es un simple cronista que pretende escribir la historia completa de los orígenes cristianos, o presentar la penetración del Cristianismo en el mundo pagano como un fenómeno puramente histórico. Su finalidad es poner de manifiesto la acción del Espíritu, que va edificando la Iglesia por medio de la predicación de los Apóstoles y hace fructificar la Palabra de Dios en lugares cada vez más lejanos.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas