Hechos 27 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 44 versitos |
1 Cuando se hubo decidido que emprendiésemos la navegación para Italia, encomendaron la custodia, así de Pablo como de algunos otros presos, a un centurión por nombre Julio, de la cohorte augusta. *
2 Y subidos a una nave adramitena que iba a emprender el viaje hacia los lugares costeros del Asia, nos hicimos a la vela, estando con nosotros Aristarco, macedonio de Tesalónica;*
3 y al otro día arribamos a Sidón; y Julio, tratando humanamente a Pablo, le permitió que, dirigiéndose a sus amigos, fuese atendido por ellos.
4 Y de allí, levadas anclas, navegamos al abrigo de Chipre, por ser contrarios los vientos;*
5 y hecha la travesía por alta mar, a lo largo de Cilicia y Panfilia, llegamos a Mira de Licia.
6 Y allí, habiendo encontrado el centurión una nave alejandrina que se dirigía a Italia, nos hizo entrar en ella.
7 Y como durante bastantes días navegásemos lentamente y a duras penas llegásemos frente a Gnido, no siéndonos propicio el viento, navegamos al abrigo de Creta por la parte de Salmone; *
8 y con dificultad, costeándola, llegamos a cierto lugar llamado Puertos Hermosos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea. *
9 Habiendo transcurrido bastante tiempo y siendo ya insegura la navegación, por haber pasado ya aun el día del ayuno, les advertía Pablo,*
10 diciéndoles: Hombres, veo que la navegación va a ser con atropello y mucho daño, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas.
11 Mas el centurión daba mayor crédito al piloto y al patrón de la nave que no a lo que Pablo decía.
12 Y como el puerto no era acomodado para invernar, los más fueron de parecer que se zarpase de allí, por si acaso logra han, para invernar, alcanzar a Fenice, puerto de Creta que mira al ábrego y al cauro. *
13 Y como se hubiese levantado una brisa del sur, creyéndose dueños de realizar su proyecto, levando anclas, fueron costeando más de cerca a Creta.
14 Mas de allí a poco se desencadenó contra ella un viento huracanado, el llamado euroaquilón. *
15 Y siendo la nave arrastrada y no pudiendo hacer frente al viento, dejada toda resistencia, íbamos a la deriva.
16 Y corriendo a sotavento de una isleta llamada Clauda, pudimos con mucha dificultad hacernos dueños del bote; *
17 y una vez subido éste a bordo, se valían de cables de refuerzo para ceñir el casco de la nave; y temiendo no ir a dar contra la Sirte, soltando el áncora flotante, de esta manera iban a la deriva. *
18 Y como el temporal seguía sacudiéndonos reciamente, al día siguiente fueron alijando;
19 y al tercer día, con sus propias manos echaron al mar el aparejo de la nave.
20 Y como ni sol ni estrellas se dejasen ver por muchos días y pesase sobre nosotros una tempestad no ligera, ya se desvanecía toda esperanza de llegar a salvamento.
21 Y como hiciese mucho tiempo que no habían comido, entonces Pablo, puesto de pie en medio de ellos, dijo: Razón fuera ciertamente, ¡oh hombres!, que, escuchando mi consejo, no os lanzarais al mar desde Creta, y os ahorrarais esta vejación y perjuicio. *
22 y ahora os recomiendo que tengáis buen ánimo, pues no habrá de entre vosotros pérdida alguna personal, sino sólo de la nave.
23 Porque se me presentó esta noche un ángel de Dios, de quien soy, a quien además adoro,
24 diciendo: «No temas, Pablo: ante César tienes que comparecer; y mira, Dios te ha hecho gracia de todos los que navegan contigo».*
25 Por lo cual tened buen ánimo, hombres; porque tengo fe en Dios de que así será, exactamente como se me ha dicho.
26 Y hemos de ir a dar en una isla.
27 Al llegar la décimocuarta noche que éramos llevados sin rumbo fijo por el Adriático, hacia la media noche sospecharon los marineros que alguna tierra se les avecinaba. *
28 Y habiendo sondeado, hallaron veinte brazas; a corta distancia de allí, sondeando de nuevo, hallaron quince brazas.
29 Y temiendo no fuésemos tal vez a dar entre escollos, habiendo echado desde popa cuatro áncoras, estaban en ansias por que se hiciese de día.
30 Y como los marineros tratasen de escapar de la nave y hubiesen ya arriado el bote al agua con el pretexto de que iban a tender desde proa los cables de las áncoras,
31 dijo Pablo al centurión y a los soldados: Si éstos no se quedan en la nave, vosotros no podéis salvaros.
32 Entonces cortaron los soldados las cuerdas del bote y lo dejaron caer.
33 Y mientras estaba para hacerse de día, exhortaba Pablo a todos que tomasen alimento, diciendo: El decimocuarto día es hoy que, en continua expectación, os pasáis en ayunas, sin haber tomado nada. *
34 Por lo cual os aconsejo que toméis alimento, porque esto importa para que lleguéis a salvo; que de ninguno de vosotros perecerá un cabello de la cabeza.
35 Dicho esto, y tomando pan, hizo gracias a Dios a vista de todos, y partiéndolo comenzó a comer.
36 Cobrando todos buen ánimo, también ellos tomaron alimento.
37 Eramos entre todos en la nave doscientos setenta y seis personas.
38 Una vez hubieron comido a satisfacción, fueron alijando la nave echando el trigo al mar.
39 Cuando ya se hizo de día, la tierra que veían la reconocían: sólo divisaban una ensenada con su playa, hacia la cual se proponían, como pudiesen, empujar la nave.
40 Y habiendo soltado las áncoras, las dejaban caer en el mar, aflojando al mismo tiempo las ataduras de los timones; y una vez izada la vela de artimón, iban con rumbo a la playa. *
41 Mas topando con un saliente bañado por el mar por ambos lados, encallaron la nave; y la proa, hincándose, quedó inmoble, mientras la popa se desvencijaba por la violencia de las olas.
42 Los soldados tuvieron el designio de matar a los presos, no fuera que alguno, salvándose a nado, se escapase;
43 pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, les impidió la ejecución de su plan, y dio orden de que los que supiesen nadar se echasen los primeros al agua y saliesen a tierra,
44 y que los demás se valiesen unos de tablas, otros de alguna pieza de la nave. Y con esto se logró que todos llegasen salvos a tierra.

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Introducción a Hechos




HECHOS DE LOS
APOSTÓLES

AUTENTICIDAD. — El testimonio unánime y universal de los escritores eclesiásticos de los tres primeros siglos a favor de la autenticidad del libro de los Hechos como obra de San Lucas es una prueba documental cual no lo posee a su favor ningún escrito profano de la antigüedad, y que sólo puede compararse con la que acredita la autenticidad de los Evangelios o de las Epístolas de San Pablo. Y si callase la prueba testifical, bastaba la sola crítica interna para descubrir al verdadero autor de los Hechos. Los prólogos gemelos de las dos obras, y no menos la identidad de lenguaje, en la lexicografía, en la construcción, en los modismos, están diciendo a voces que el autor de los Hechos es el autor mismo del tercer Evangelio. Y los numerosos rasgos paulinos delatan la mano del fiel discípulo de San Pablo, como los frecuentes términos de medicina señala a Lucas el médico. HISTORICIDAD. — Los numerosísimos datos acumulados en la historia de los Hechos, el contacto constante con toda la vida social, política y religiosa de tantos pueblos diferentes y aun contrarios, nos permiten hoy día comprobar la verdad y fidelidad de la narración. Cuanto ha podido comprobarse, que es poco menos que todo, ha resultado rigurosamente exacto. Y es interesante que las dudas suscitadas contra algún pormenor de la narración de los Hechos han sido últimamente disipadas. Un ejemplo significativo. Habla Lucas de Sergio Pablo, procónsul de Chipre- Algunos críticos osaron atacar la exactitud de la expresión, afirmando que Sergio Pablo no fue procónsul, sino propretor. Pero las inscripciones recientemente descubiertas en Chipre hablan del procónsul Sergio Pablo. Y es tanto más admirable la exactitud de Lucas, por cuanto la provincia de Chipre sólo por breve tiempo fue senatoria (o gobernada por un procónsul), habiendo sido poco antes y poco después imperial (o regida por un propretor). Con igual precisión habla del procónsul de Acaya, de los asiarcas y del escriba de Efeso, de los pretores o estrategos de Filipos, de los politarcas de Tesalónica, del Primero de Malta. Y el largo viaje marítimo narrado en los dos últimos capítulos ha sido considerado por los técnicos como un portento de exactitud y precisión. TIEMPO DE SU COMPOSICIÓN. — El año en que se escribió el libro de los Hechos es la bate o punto de referencia para conocer la cronología de los tres primeros Evangelios. De ahí su importancia. Terminan los Hechos en el bienio de la custodia libera en que estuvo San Pablo durante los años 61-63 (o 60-62), sin mencionar la sentencia judicial, que fue entonces de absolución. Al fin, por tanto, de este bienio hubo de terminarse la composición de los Hechos. Como los Hechos comienzan refiriéndose al «primer tratado» (1:1), que es el tercer Evangelio, síguese de ahí que éste hubo de escribirse anteriormente, tal vez hacia el año 60. Por otra parte, sabemos por la tradición que los Evangelios de Mateo y Marcos son anteriores al de Lucas. Fueron, por tanto, escritos antes del año 60, verosímilmente hacia los años 50 y 55, respectivamente. EL TEXTO. — Unos pocos códices, llamados occidentales, representan un tipo de texto algo más largo que el de los códices orientales. Surge, pues, el problema: ¿cuál de los dos textos es el primitivo y genuino? ¿Hay interpolaciones en el texto occidental o más bien hay o misiones en el oriental ? No es posible dar una solución simple y tajante. Sólo en general puede decirse que, si algunas veces es el texto oriental quien abrevia indebidamente el texto primitivo, las más de las veces, empero, es el occidental quien lo interpola. Algunas de estas interpolaciones parecen ser anotaciones hechas al texto de Lucas por algunos que quisieron enriquecerlo con noticias personales que parecen fidedignas.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Hechos 27,1

AUGUSTA: título honorífico que se otorgaba a algunas cohortes.


Hechos 27,2

ADRAMITENA: de Adramitio, puerto de la Misia, al pie del monte Ida.


Hechos 27,4

AL ABRIGO DE CHIPRE: entre la isla de Chipre (al S.) y la costa de Cilicia y Panfilia (al N.).


Hechos 27,7

GNIDO: ciudad marítima de la Caria, al NO. de la isla de Rodas.

|| SALMONE: promontorio oriental de Creta.


Hechos 27,8

PUERTOS HERMOSOS: en la costa meridional de Creta.

|| LASEA: ciudad al E. de Puertos Hermosos.


Hechos 27,9

EL DÍA DEL AYUNO: la gran solemnidad de la Expiación, 10 del mes Tishrí (septiembre-octubre), que era día de ayuno.


Hechos 27,12

FENICE: en la costa meridional de Creta, al O. de Puertos Hermosos.

|| ABREGO o garbino: viento SO.

|| Cauro o regañón: viento NO. Parece decir Lucas que la disposición del puerto defendía contra estos vientos.


Hechos 27,14

EUROAQUILÓN o gregal: viento NE.


Hechos 27,16

CLAUDA: islote al S. de Creta.


Hechos 27,17

SIRTE (bajío de arena): se trata de la Gran Sirte de la costa africana.


Hechos 27,21

NO HABÍAN COMIDO: se entiende de las comidas ordinarias y regulares. Literalmente, «siendo mucha la abstinencia (o inapetencia)».


Hechos 27,24

TE HA HECHO GRACIA: la concesión de esta gracia supone que Pablo había rogado a Dios por el salvamento de los pasajeros.


Hechos 27,27

ADRIÁTICO: con este nombre se designaba el Mediterráneo central, comprendido entre Sicilia, Grecia y África.


Hechos 27,33

SIN HABER TOMADO NADA: hipérbole análoga a la usada entre nosotros cuando a uno que come poco se le dice que no come nada.


Hechos 27,40

ARTIMÓN: mástil y vela de proa.