Hechos 3 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 26 versitos |
1 Pedro y Juan subían al templo a la hora nona, hora de oración. *
2 y había un hombre, cojo desde el seno de su madre, al cual llevaban y ponían cada día junto a la puerta del templo llamada Hermosa, para pedir limosna a los que entraban en el templo. *
3 El cual, viendo a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, pedía le diesen limosna.
4 Mirándole fijamente Pedro a una con Juan, le dijo: Míranos.
5 El estaba atento a ellos, aguardando recibir algo de ellos.
6 Mas dijo Pedro: Plata y oro no tengo; mas lo que tengo, esto te doy: en el nombre de Jesu-Cristo Nazareno, ponte a andar.
7 Y cogiéndole de la mano derecha, lo levantó; y en el mismo instante se le consolidaron las plantas de los pies y los tobillos;
8 y de un salto se puso en pie, y echó a andar, y entró con ellos en el templo, andando y saltando y alabando a Dios.
9 Y viole todo el pueblo andando y alabando a Dios.
10 Y le reconocían, que él era el que para pedir limosna estaba sentado junto a la puerta Hermosa del templo; y se llenaron de pasmo y asombro por lo que le había acaecido.
11 Y como él no soltase a Pedro y a Juan, todo el pueblo, lleno de estupor, corrió hacia ellos al pórtico llamado de Salomón. *
12 Al verlo Pedro, tomando la palabra, dijo al pueblo: Varones israelitas, ¿qué os maravilláis de esto, o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro propio poder o piedad hubiéramos hecho que éste pudiese andar? *
13 El Dios de Abrahán y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, el Dios de nuestros padres, glorificó a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis ante la faz de Pilato, cuando él estaba resuelto a ponerle en libertad;
14 mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y demandasteis que se os hiciese gracia de un hombre homicida,
15 mientras que al Caudillo de la vida le disteis la muerte, a quien Dios resucitó de entre los muertos; de lo cual nosotros somos testigos.
16 Y por la fe de su nombre, a éste, que estáis mirando y conocéis, le consolidó su nombre; y la fe, que por él se nos da, le dio esta integridad de sus miembros en presencia de todos vosotros.
17 Y ahora, hermanos, bien sé que obrasteis por ignorancia, como también vuestros jefes.
18 Mas Dios, lo que por boca de todos los profetas había anunciado de antemano, que su Ungido había de padecer, lo cumplió de esta manera.
19 Arrepentíos, pues, y convertíos para que sean borrados vuestros pecados,
20 para cuando vinieren los tiempos de refrigerio de ante la faz del Señor, y él enviare el Mesías que os ha sido predestinado, Jesús, *
21 a quien es necesario que el cielo reciba, hasta que lleguen los tiempos de la universal restauración, de los cuales habló Dios por boca de sus santos profetas que desde la más remota antigüedad existieron.
22 Moisés dijo (Dt 18:15-19; Lev 23: 29): Un profeta os suscitará el Señor vuestro Dios de entre vuestros hermanos, tal como yo; a él escucharéis en todas cuantas cosas os hablare. *
23 Y será así que toda alma que no escuchare a este tal profeta será exterminada del pueblo.
24 Y todos los profetas, a partir de Samuel, y los que por su orden vinieron después, cuantos hablaron, anunciaron también estos días.
25 Vosotros sois los hijos de los profetas y de la alianza que concertó Dios con vuestros padres, diciendo a Abrahán (Gén 12:3; 22:18): y en tu posteridad serán bendecidas todas las familias de la tierra. *
26 A vosotros primero Dios, habiendo suscitado a su Hijo, le envió, portador de bendición, con que os apartéis cada cual de vuestras maldades.

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Introducción a Hechos




HECHOS DE LOS
APOSTÓLES

AUTENTICIDAD. — El testimonio unánime y universal de los escritores eclesiásticos de los tres primeros siglos a favor de la autenticidad del libro de los Hechos como obra de San Lucas es una prueba documental cual no lo posee a su favor ningún escrito profano de la antigüedad, y que sólo puede compararse con la que acredita la autenticidad de los Evangelios o de las Epístolas de San Pablo. Y si callase la prueba testifical, bastaba la sola crítica interna para descubrir al verdadero autor de los Hechos. Los prólogos gemelos de las dos obras, y no menos la identidad de lenguaje, en la lexicografía, en la construcción, en los modismos, están diciendo a voces que el autor de los Hechos es el autor mismo del tercer Evangelio. Y los numerosos rasgos paulinos delatan la mano del fiel discípulo de San Pablo, como los frecuentes términos de medicina señala a Lucas el médico. HISTORICIDAD. — Los numerosísimos datos acumulados en la historia de los Hechos, el contacto constante con toda la vida social, política y religiosa de tantos pueblos diferentes y aun contrarios, nos permiten hoy día comprobar la verdad y fidelidad de la narración. Cuanto ha podido comprobarse, que es poco menos que todo, ha resultado rigurosamente exacto. Y es interesante que las dudas suscitadas contra algún pormenor de la narración de los Hechos han sido últimamente disipadas. Un ejemplo significativo. Habla Lucas de Sergio Pablo, procónsul de Chipre- Algunos críticos osaron atacar la exactitud de la expresión, afirmando que Sergio Pablo no fue procónsul, sino propretor. Pero las inscripciones recientemente descubiertas en Chipre hablan del procónsul Sergio Pablo. Y es tanto más admirable la exactitud de Lucas, por cuanto la provincia de Chipre sólo por breve tiempo fue senatoria (o gobernada por un procónsul), habiendo sido poco antes y poco después imperial (o regida por un propretor). Con igual precisión habla del procónsul de Acaya, de los asiarcas y del escriba de Efeso, de los pretores o estrategos de Filipos, de los politarcas de Tesalónica, del Primero de Malta. Y el largo viaje marítimo narrado en los dos últimos capítulos ha sido considerado por los técnicos como un portento de exactitud y precisión. TIEMPO DE SU COMPOSICIÓN. — El año en que se escribió el libro de los Hechos es la bate o punto de referencia para conocer la cronología de los tres primeros Evangelios. De ahí su importancia. Terminan los Hechos en el bienio de la custodia libera en que estuvo San Pablo durante los años 61-63 (o 60-62), sin mencionar la sentencia judicial, que fue entonces de absolución. Al fin, por tanto, de este bienio hubo de terminarse la composición de los Hechos. Como los Hechos comienzan refiriéndose al «primer tratado» (1:1), que es el tercer Evangelio, síguese de ahí que éste hubo de escribirse anteriormente, tal vez hacia el año 60. Por otra parte, sabemos por la tradición que los Evangelios de Mateo y Marcos son anteriores al de Lucas. Fueron, por tanto, escritos antes del año 60, verosímilmente hacia los años 50 y 55, respectivamente. EL TEXTO. — Unos pocos códices, llamados occidentales, representan un tipo de texto algo más largo que el de los códices orientales. Surge, pues, el problema: ¿cuál de los dos textos es el primitivo y genuino? ¿Hay interpolaciones en el texto occidental o más bien hay o misiones en el oriental ? No es posible dar una solución simple y tajante. Sólo en general puede decirse que, si algunas veces es el texto oriental quien abrevia indebidamente el texto primitivo, las más de las veces, empero, es el occidental quien lo interpola. Algunas de estas interpolaciones parecen ser anotaciones hechas al texto de Lucas por algunos que quisieron enriquecerlo con noticias personales que parecen fidedignas.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Hechos 3,1

A LA HORA NONA: las tres de la tarde, en que se ofrecía en el templo el sacrificio vespertino.


Hechos 3,2

PUERTA HERMOSA: conducía desde el atrio de los gentiles al de las mujeres.


Hechos 3,11

PÓRTICO DE SALOMÓN: era el del lado oriental, hacia el cual caía la puerta Hermosa.


Hechos 3,12-26

Divídese el discurso en dos partes principales. La primera, apologética (Hch_3:12-18), explica el milagro por la fe en Jesús, crucificado y resucitado. La segunda, parenética (Hch_3:19-26), es una exhortación al arrepentimiento y a la fe en Jesús Mesías, para participar de las bendiciones mesiánicas.


Hechos 3,20

ENVIARE EL MESÍAS: habla San Pedro del segundo advenimiento de Cristo.


Hechos 3,22

TAL COMO YO: es decir, no ha de ser un profeta ordinario, sino que, como Moisés concertó con Dios la antigua alianza e inició un régimen, así Cristo había de establecer la nueva alianza e inaugurar una nueva economía.


Hechos 3,25

LOS HIJOS DE LA ALIANZA: al abrazar la fe cristiana, los israelitas siguen perteneciendo a Israel, «al Israel de Dios» (Gál_5:16), al paso que los gentiles dejan de pertenecer a la gentilidad, para incorporarse al Israel de la promesa.