Hechos 6 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 15 versitos |
1 Por estos días, como se multiplicase el número de los discípulos, se produjo un murmullo de los helenistas contra los hebreos, sobre que eran desatendidas sus viudas en el suministro cotidiano.*
2 Habiendo los Doce convocado a la multitud de los discípulos, dijeron: No parece bien que nosotros, dejando a un lado la palabra de Dios, nos empleemos en servir a las mesas.
3 Poned, pues, los ojos, hermanos, en siete varones de entre vosotros, bien reputados, llenos de Espíritu y de sabiduría, a quienes pondremos al frente de este servicio;
4 nosotros, por nuestra parte, perseveraremos dedicados a la oración y al ministerio de la palabra.
5 Y pareció bien lo propuesto a los ojos de la multitud, y escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo; a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y Nicolao, prosélito antioqueno; *
6 a los cuales presentaron ante los apóstoles, y, haciendo oración, les impusieron las manos.*
7 Y la palabra de Dios iba creciendo, y se multiplicaba asombrosamente el número de los discípulos en Jerusalén, y gran muchedumbre de sacerdotes se sometía a la fe.
8 Esteban, lleno de gracia y revestido de poder, obraba grandes prodigios y señales entre el pueblo.
9 Pero se levantaron algunos de los que pertenecían a la sinagoga llamada de los Libertos, de los Cirenenses y de los Alejandrinos y de los de Cilicia y Asia, que discutían con Esteban, *
10 y no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.
11 Entonces indujeron bajo mano a unos hombres que dijesen: Hemos oído a éste proferir palabras de blasfemia contra Moisés y contra Dios.
12 Y azuzaron al pueblo y a los ancianos y a los escribas, y cayendo sobre él le arrebataron y condujeron al sanhedrín;
13 y presentaron testigos falsos, que decían: Este hombre no cesa de proferir palabras contra este santo lugar y contra la ley;
14 porque le hemos oído decir que ese Jesús Nazareno destruirá este lugar y cambiará los usos tradicionales que nos dio Moisés.
15 Y mirándole fijamente todos los que estaban sentados en el sanhedrín, vieron su faz como la faz de un ángel.

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Introducción a Hechos




HECHOS DE LOS
APOSTÓLES

AUTENTICIDAD. — El testimonio unánime y universal de los escritores eclesiásticos de los tres primeros siglos a favor de la autenticidad del libro de los Hechos como obra de San Lucas es una prueba documental cual no lo posee a su favor ningún escrito profano de la antigüedad, y que sólo puede compararse con la que acredita la autenticidad de los Evangelios o de las Epístolas de San Pablo. Y si callase la prueba testifical, bastaba la sola crítica interna para descubrir al verdadero autor de los Hechos. Los prólogos gemelos de las dos obras, y no menos la identidad de lenguaje, en la lexicografía, en la construcción, en los modismos, están diciendo a voces que el autor de los Hechos es el autor mismo del tercer Evangelio. Y los numerosos rasgos paulinos delatan la mano del fiel discípulo de San Pablo, como los frecuentes términos de medicina señala a Lucas el médico. HISTORICIDAD. — Los numerosísimos datos acumulados en la historia de los Hechos, el contacto constante con toda la vida social, política y religiosa de tantos pueblos diferentes y aun contrarios, nos permiten hoy día comprobar la verdad y fidelidad de la narración. Cuanto ha podido comprobarse, que es poco menos que todo, ha resultado rigurosamente exacto. Y es interesante que las dudas suscitadas contra algún pormenor de la narración de los Hechos han sido últimamente disipadas. Un ejemplo significativo. Habla Lucas de Sergio Pablo, procónsul de Chipre- Algunos críticos osaron atacar la exactitud de la expresión, afirmando que Sergio Pablo no fue procónsul, sino propretor. Pero las inscripciones recientemente descubiertas en Chipre hablan del procónsul Sergio Pablo. Y es tanto más admirable la exactitud de Lucas, por cuanto la provincia de Chipre sólo por breve tiempo fue senatoria (o gobernada por un procónsul), habiendo sido poco antes y poco después imperial (o regida por un propretor). Con igual precisión habla del procónsul de Acaya, de los asiarcas y del escriba de Efeso, de los pretores o estrategos de Filipos, de los politarcas de Tesalónica, del Primero de Malta. Y el largo viaje marítimo narrado en los dos últimos capítulos ha sido considerado por los técnicos como un portento de exactitud y precisión. TIEMPO DE SU COMPOSICIÓN. — El año en que se escribió el libro de los Hechos es la bate o punto de referencia para conocer la cronología de los tres primeros Evangelios. De ahí su importancia. Terminan los Hechos en el bienio de la custodia libera en que estuvo San Pablo durante los años 61-63 (o 60-62), sin mencionar la sentencia judicial, que fue entonces de absolución. Al fin, por tanto, de este bienio hubo de terminarse la composición de los Hechos. Como los Hechos comienzan refiriéndose al «primer tratado» (1:1), que es el tercer Evangelio, síguese de ahí que éste hubo de escribirse anteriormente, tal vez hacia el año 60. Por otra parte, sabemos por la tradición que los Evangelios de Mateo y Marcos son anteriores al de Lucas. Fueron, por tanto, escritos antes del año 60, verosímilmente hacia los años 50 y 55, respectivamente. EL TEXTO. — Unos pocos códices, llamados occidentales, representan un tipo de texto algo más largo que el de los códices orientales. Surge, pues, el problema: ¿cuál de los dos textos es el primitivo y genuino? ¿Hay interpolaciones en el texto occidental o más bien hay o misiones en el oriental ? No es posible dar una solución simple y tajante. Sólo en general puede decirse que, si algunas veces es el texto oriental quien abrevia indebidamente el texto primitivo, las más de las veces, empero, es el occidental quien lo interpola. Algunas de estas interpolaciones parecen ser anotaciones hechas al texto de Lucas por algunos que quisieron enriquecerlo con noticias personales que parecen fidedignas.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Hechos 6,1

HELENISTAS: así eran denominados los judíos de raza (o también los prosélitos o agregados al judaísmo) que, nacidos fuera de Palestina, hablaban el griego.


Hechos 6,5

NICOLAO, PROSÉLITO ANTIOQUENO: era gentil de origen, pero incorporado al judaísmo con la circuncisión. No es cierto que fuese el fundador de la secta de los nicolaítas, de que habla San Juan en el Apocalipsis.


Hechos 6,6

Conforme a las instrucciones recibidas del Señor, los apóstoles crearon los siete diáconos, no principal ni exclusivamente para SERVIR A LAS MESAS, sino, más generalmente, para que fueran ministros suyos , que les asistiesen en la celebración de los divinos misterios y fuesen sus auxiliares en la predicación del Evangelio. El rito de la ordenación fue la oración y la imposición de las manos, con que los nuevos ministros recibían el Espíritu Santo.


Hechos 6,9

La versión o calco verbal de esta frase discutida sería: «…algunos de los de la sinagoga llamada de Libertos y de Cirenenses y de Alejandrinos y de los de Cilicia y de Asia». Según otra variante probable, habría que traducir: «…de la sinagoga de los llamados Libertos…» ¿Habla Lucas de una sola sinagoga, de dos, de tres, de cinco? Por de pronto consta que existía en Jerusalén una sinagoga llamada de los Libertos (romanos). En este supuesto caben cuatro hipótesis más o menos probables:
1) que a la sinagoga de los Libertos se agregasen los cuatro grupos nacionales mencionados, formando todos una sola sinagoga;
2) que a los libertos sólo se agregasen los de Cirene y Alejandría, formando sinagoga aparte los de Cilicia y Asia, con lo cual resultaban dos sinagogas;
3) que también los de Cirene y Alejandría formasen sinagoga propia, de donde resultarían tres sinagogas;
4) que cada uno de los grupos nacionales mencionados tuviese sinagoga distinta, con lo cual tendríamos cinco sinagogas.

No existen argumentos decisivos a favor de ninguna de estas hipótesis.