Hechos 7 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 60 versitos |
1 Dijo el sumo sacerdote: ¿Es esto así? *
2 El dijo: Varones hermanos y padres, escuchad. El Dios de la gloria se mostró a nuestro padre Abrahán estando en la Mesopotamia, antes de que se estableciese en Canaán,
3 y dijote: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré (Gen 1:21).
4 Entonces, saliendo de la tierra de los caldeos, habitó en Canaán. Y de allí, una vez muerto su padre, le hizo trasladar su morada a esta tierra, en que vosotros ahora habitáis;
5 y no le dio herencia en ella, ni siquiera lo que pisa un pie; mas prometió dársela en posesión a él y a su descendencia después de él, cuando aún no tenía hijo.
6 Y habló así Dios: que su posteridad sería advenediza en tierra extraña, y la esclavizarían y vejarían durante cuatrocientos años (Gen 15:13-14; Ex 22:2);
7 mas a la nación cuyos esclavos serían, la juzgaré yo, dijo Dios, y tras esto saldrán y me adorarán en este lugar (Ex 12:40; 13:12).
8 Y le dio la alianza de la circuncisión; y así engendró a Isaac y le circuncidó el día octavo, e Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas.
9 Y los patriarcas, envidiosos de José, le vendieron para Egipto; pero estaba Dios con él,
10 y le sacó de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón, rey de Egipto, y le constituyó gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa,
11 Y sobrevino hambre en todo Egipto y Canaán y grande aprieto; y no hallaban víveres nuestros padres.
12 Y oyendo decir Jacob que había provisiones en Egipto, mandó allá a nuestros padres una primera vez;
13 y en la segunda se dio a conocer José a sus hermanos, y vino a conocimiento de Faraón el linaje de José.
14 Y mandó José aviso que viniese a él Jacob, su padre, y toda la parentela, en total setenta y cinco almas.
15 Y bajó Jacob a Egipto, y murió él, y también nuestros padres,
16 y fueron trasladados a Siquem y colocados en la sepultura que había comprado Abrahán a precio de plata a los hijos de Emor en Siquem.
17 Y a medida que se acercaba el tiempo de la promesa que Dios había formulado a Abrahán, creció el pueblo y se multiplicó en Egipto,
18 hasta que se alzó sobre Egipto otro rey que no tenía conocimiento de José.
19 Este, empleando malas artes contra nuestro linaje, vejó a nuestros padres para forzarlos a exponer sus niños, con el fin de que ninguno quedase con vida.
20 En esta sazón nació Moisés, y era lindo a los ojos de Dios; el cual fue criado durante tres meses en casa de su padre;*
21 mas habiendo sido expuesto, lo recogió la hija del Faraón, y se lo hizo criar como hijo.
22 Y fue educado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios, y era poderoso en sus palabras y sus obras.
23 Mas cuando se le cumplía la edad de cuarenta años, nació en su corazón el deseo de visitar a sus hermanos los hijos de Israel.
24 Y viendo a uno padecer agravio, acudió a su defensa y vengó al agraviado hiriendo al egipcio.
25 Pensaba él que sus hermanos entenderían que por su mano los iba Dios a salvar; mas ellos no lo entendieron.
26 Al día siguiente presénteseles mientras se estaban peleando, y trataba de avenirlos en paz, diciendo: Hombres, sois hermanos; ¿por qué os hacéis agravio uno a otro?
27 Mas el que hacía el agravio a su prójimo lo echó de sí diciendo: ¿Quién te constituyó jefe y juez sobre nosotros?
28 ¿Acaso quieres tú matarme, lo mismo que mataste ayer al egipcio?
29 Huyó Moisés al oír tales palabras, y vivió como advenedizo en la tierra de Madián, donde engendró dos hijos.
30 y transcurridos cuarenta años, se le apareció en el desierto del monte de Sinaí un ángel en la llama del fuego de una zarza.
31 Moisés, al verlo, se maravilló de la visión; y, como se llegase para ver lo que era, sonó la voz del Señor:
32 Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob (Ex 3:6). Sobrecogido de temblor, Moisés no osaba mirar.
33 Dijole el Señor: Suelta el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás, tierra santa es.
34 Con mis ojos vi la vejación de mi pueblo, que está en Egipto; oí su gemido, y bajé a librarlos; y ahora ven acá, que quiero enviarte a Egipto (Ex 3:5:7-10).
35 A este Moisés, a quien habían desechado, diciendo: «¿Quién te constituyó jefe y juez?», a éste ha enviado Dios como jefe y como libertador por mano del ángel que se le mostró en la zarza.
36 Este los sacó haciendo prodigios y señales en la tierra de Egipto, y en el mar Rojo, y en el desierto durante cuarenta años.
37 Este es Moisés, el que dijo a los hijos de Israel: Un profeta os suscitará Dios de entre vuestros hermanos, tal como yo (Dt 18:15).
38 Este es el que en la asamblea, allá en el desierto, estuvo con el ángel, que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres; el cual recibió palabras vivientes para transmitirlas a nosotros;*
39 a quien no quisieron ser obedientes nuestros padres, sino que le rechazaron, y en sus corazones se tornaron a Egipto,
40 diciendo a Aarón; Haznos dioses que vayan delante de nosotros: porque ese Moisés, que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué ha sido de él (Ex 32:1-3).
41 Y fabricaron por aquellos días un becerro, y ofrecieron sacrificio al ídolo, y se regocijaban en las obras de sus manos.
42 y les volvió Dios las espaldas y los abandonó para que adorasen al ejército del cielo, según está escrito en el libro de los profetas (Am 5:25-27): ¿Acaso víctimas y sacrificios me ofrecisteis | por cuarenta años en el desierto, casa de Israel? * |
43 Tomasteis con vosotros el tabernáculo de Moloc | y la estrella del dios Refán, | las figuras que os hicisteis para adorarlas; | pues yo os transportaré más allá de Babilonia. *
44 El tabernáculo del testimonio teníanlo nuestros padres en el desierto, tal como había ordenado el que hablaba a Moisés, diciéndole que hiciera conforme al modelo que había visto;
45 el cual también, transmitido de padres a hijos, introdujéronlo nuestros padres con Jesús al ocupar la tierra de los gentiles, los cuales Dios expulsó de la presencia de nuestros padres hasta los días de David. *
46 El cual halló gracia en el acatamiento de Dios, y pidió se le concediese hallar morada para el Dios de Jacob.
47 Pero fue Salomón quien edificó casa para él.
48 Mas no habita el Altísimo en obra hecha de manos, según que el profeta dice (Is 66:1-2):
49 El cielo es mi trono, | y la tierra, escabel de mis pies; | ¿qué casa me edificasteis?, dice el Señor; | ¿o cuál el lugar de mi reposo? |
50 ¿No es mi mano quien hizo todo esto? |
51 ¡Duros de cerviz e incircuncisos de corazones y de oídos! Vosotros siempre chocáis contra el Espíritu Santo; como vuestros padres, también vosotros.
52 ¿Qué profeta hubo a quien no persiguiesen vuestros padres? Y mataron a los que de antemano anunciaron el advenimiento del Justo, del cual ahora vosotros os hicisteis traidores y asesinos;
53 vosotros, que recibisteis la ley como ordenanzas de ángeles, y no la guardasteis.
54 Oyendo estas cosas, se partían de rabia sus corazones y rechinaban sus dientes contra él.
55 Mas como estuviese lleno del Espíritu Santo, clavando los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios,
56 y dijo: He aquí que contemplo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la diestra de Dios.
57 Y gritando a grandes voces, se taparon los oídos y se precipitaron todos con un mismo furor contra él; *
58 y habiéndole sacado a empellones fuera de la ciudad, le apedreaban. Y los testigos depusieron sus mantos a los píes de un joven llamado Saulo:
59 Y seguían apedreando a Esteban, que rogaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. *
60 E hincando las rodillas, clamó con grande voz: Señor, no les demandes este pecado. Y esto dicho, descansó en paz.

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Introducción a Hechos




HECHOS DE LOS
APOSTÓLES

AUTENTICIDAD. — El testimonio unánime y universal de los escritores eclesiásticos de los tres primeros siglos a favor de la autenticidad del libro de los Hechos como obra de San Lucas es una prueba documental cual no lo posee a su favor ningún escrito profano de la antigüedad, y que sólo puede compararse con la que acredita la autenticidad de los Evangelios o de las Epístolas de San Pablo. Y si callase la prueba testifical, bastaba la sola crítica interna para descubrir al verdadero autor de los Hechos. Los prólogos gemelos de las dos obras, y no menos la identidad de lenguaje, en la lexicografía, en la construcción, en los modismos, están diciendo a voces que el autor de los Hechos es el autor mismo del tercer Evangelio. Y los numerosos rasgos paulinos delatan la mano del fiel discípulo de San Pablo, como los frecuentes términos de medicina señala a Lucas el médico. HISTORICIDAD. — Los numerosísimos datos acumulados en la historia de los Hechos, el contacto constante con toda la vida social, política y religiosa de tantos pueblos diferentes y aun contrarios, nos permiten hoy día comprobar la verdad y fidelidad de la narración. Cuanto ha podido comprobarse, que es poco menos que todo, ha resultado rigurosamente exacto. Y es interesante que las dudas suscitadas contra algún pormenor de la narración de los Hechos han sido últimamente disipadas. Un ejemplo significativo. Habla Lucas de Sergio Pablo, procónsul de Chipre- Algunos críticos osaron atacar la exactitud de la expresión, afirmando que Sergio Pablo no fue procónsul, sino propretor. Pero las inscripciones recientemente descubiertas en Chipre hablan del procónsul Sergio Pablo. Y es tanto más admirable la exactitud de Lucas, por cuanto la provincia de Chipre sólo por breve tiempo fue senatoria (o gobernada por un procónsul), habiendo sido poco antes y poco después imperial (o regida por un propretor). Con igual precisión habla del procónsul de Acaya, de los asiarcas y del escriba de Efeso, de los pretores o estrategos de Filipos, de los politarcas de Tesalónica, del Primero de Malta. Y el largo viaje marítimo narrado en los dos últimos capítulos ha sido considerado por los técnicos como un portento de exactitud y precisión. TIEMPO DE SU COMPOSICIÓN. — El año en que se escribió el libro de los Hechos es la bate o punto de referencia para conocer la cronología de los tres primeros Evangelios. De ahí su importancia. Terminan los Hechos en el bienio de la custodia libera en que estuvo San Pablo durante los años 61-63 (o 60-62), sin mencionar la sentencia judicial, que fue entonces de absolución. Al fin, por tanto, de este bienio hubo de terminarse la composición de los Hechos. Como los Hechos comienzan refiriéndose al «primer tratado» (1:1), que es el tercer Evangelio, síguese de ahí que éste hubo de escribirse anteriormente, tal vez hacia el año 60. Por otra parte, sabemos por la tradición que los Evangelios de Mateo y Marcos son anteriores al de Lucas. Fueron, por tanto, escritos antes del año 60, verosímilmente hacia los años 50 y 55, respectivamente. EL TEXTO. — Unos pocos códices, llamados occidentales, representan un tipo de texto algo más largo que el de los códices orientales. Surge, pues, el problema: ¿cuál de los dos textos es el primitivo y genuino? ¿Hay interpolaciones en el texto occidental o más bien hay o misiones en el oriental ? No es posible dar una solución simple y tajante. Sólo en general puede decirse que, si algunas veces es el texto oriental quien abrevia indebidamente el texto primitivo, las más de las veces, empero, es el occidental quien lo interpola. Algunas de estas interpolaciones parecen ser anotaciones hechas al texto de Lucas por algunos que quisieron enriquecerlo con noticias personales que parecen fidedignas.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Hechos 7,1-53

Respondiendo sólo indirectamente a las acusaciones contra él formuladas, convierte Esteban la defensa en ataque. Bajo la apariencia de un recuento sumario de la historia de Israel, principalmente de sus dos primeras épocas, patriarcal y mosaica, recalca Esteban con énfasis progresivo la rebeldía de Israel, para terminar con una tremenda invectiva, que pone furiosos a los sanhedritas y determina su muerte. La tesis latente del discurso es que Israel se ha rebelado constantemente contra los salvadores enviados por Dios, o bien, que Dios ha enviado como salvadores precisamente a aquellos que Israel repudió.


Hechos 7,20-44

Se detiene Esteban especialmente en la historia de Moisés, tipo de Cristo Salvador y Redentor y profeta suyo, por haber sido repudiado por los israelitas antes (Hch_7:25-35) y después (Hch_7:39-40) de ser enviado por Dios a libertar a Israel.


Hechos 7,38

CON EL ÁNGEL…Y CON NUESTROS PADRES: en calidad de mediador de la antigua alianza entre Dios e Israel.


Hechos 7,42

AL EJÉRCITO DEL CIELO: el sol, la luna y las estrellas.


Hechos 7,43

MOLOC: dios de los amonitas.

|| LA ESTRELLA DEL DIOS REFÁN: el planeta Saturno. REFÁN (en los LXX Raifán ) parece una deformación de Kaiván (en asirio Ka-ai-va-nu), conservado entre los árabes como nombre de Saturno. Las otras variantes de los códices: Remfam, Romfá, Romfán , desfiguran más aún el nombre primitivo.


Hechos 7,45

JESÚS: es Josué; Jesús y Josué son dos transcripciones de un mismo nombre .


Hechos 7,57

Los que ante las invectivas de Esteban sólo se habían contentado con manifestar su rabia, llegan a vías de hecho al oír la gloria del Hijo del hombre. Más les enfurece el nombre de Cristo que los ultrajes personales.


Hechos 7,59-60

Las dos últimas palabras de Esteban recuerdan, respectivamente, la séptima y la primera de las pronunciadas por el Redentor desde la cruz, ambas conservadas por el mismo Lucas en su Evangelio.