Hechos 8 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 40 versitos |
1 Y Saulo estaba dando su asentimiento a su muerte. Se levantó aquel día gran persecución contra la Iglesia en Jerusalén; y todos se dispersaron por las regiones de la Judea y Samaría, a excepción de los apóstoles. *
2 Y llevaron a enterrar a Esteban hombres piadosos, e hicieron gran duelo sobre él.
3 Y Saulo hacía estragos en la Iglesia, entrándose por las casas, y arrastrando hombres y mujeres, los entregaba para ser encarcelados.
4 así, pues, los que habían sido dispersados fueron de una parte a otra evangelizando la Palabra,
5 Felipe, bajando a la ciudad de la Samaría, les predicaba a Cristo. *
6 Prestaban atención las turbas unánimemente a lo que Felipe decía por cuanto oían y veían los milagros que obraba.
7 Porque muchos de los que tenían espíritus impuros—éstos, gritando a grandes voces, se salían—; y muchos cojos y paralíticos fueron curados.
8 Y hubo de ello grande gozo en aquella ciudad.
9 Cierto hombre, por nombre Simón, ya de antes se hallaba en la ciudad practicando la magia y asombrando a la gente de la Samaría, diciendo de sí ser alguien grande;
10 al cual prestaban todos atención, desde el menor hasta el mayor, diciendo: Este es la potencia de Dios llamada Grande.
11 Y le prestaban atención, pues por bastante tiempo les había sorbido los sesos con sus trapacerías de magia.
12 Mas cuando creyeron a Felipe, que evangelizaba acerca del reino de Dios y del nombre de Jesu-Cristo, bautizábanse así los hombres como las mujeres.
13 Y Simón, también él creyó, y una vez bautizado no se apartaba del lado de Felipe; y contemplando las señales y grandes portentos que se obraban, salía fuera de sí.*
14 Como oyesen los apóstoles, que estaban en Jerusalén, que la Samaría había recibido la palabra de Dios, enviáronles a Pedro y a Juan,
15 los cuales, bajando allá, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo. *
16 Pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos sino que sólo estaban bautizados en el nombre del Señor Jesús. *
17 Entonces imponían las manos sobre ellos y recibían el Espíritu Santo.
18 Al ver Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dineros,
19 diciendo; Dadme a mí también ese poder, que a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo.
20 Mas Pedro le dijo: Tu dinero vayase contigo a la perdición, pues te imaginaste poder adquirir con dinero el don de Dios. *
21 No hay para ti parte ni herencia en este negocio, pues tu corazón no anda a las derechas delante de Dios.
22 Arrepiéntete, pues, de esa tu maldad, y ruega al Señor, por si tal vez te sea perdonado el pensamiento de tu corazón. *
23 Porque en hiel de amargura y en lazo de iniquidad (Dt 29:18; Is 58:6) veo que has incurrido.
24 Respondiendo Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor para que nada me sobrevenga de lo que habéis dicho. *
25 Ellos, pues, habiendo dado testimonio y anunciado la palabra del Señor, se volvían a Jerusalén y evangelizaban muchas aldeas de los samaritanos.
26 Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y dirígete hacia el mediodía al camino que baja de Jerusalén a Gaza. Este está solitario.
27 y levantándose, se puso en camino. Y he aquí un varón etíope, eunuco, ministro de Candace, reina de los etíopes, que tenía a su cargo todo su tesoro real, el cual había venido a Jerusalén para adorar a Dios,
28 y ahora estaba de vuelta sentado en su coche, y leía el profeta Isaías.
29 Y dijo el Espíritu a Felipe: Acércate y arrímate a este coche.
30 Corriendo allá Felipe, oyó que leía a Isaías el profeta, y dijo: ¿Por ventura entiendes lo que lees?
31 El dijo: Pues ¿cómo voy a poder, si no hay uno que me guíe? E instó a Felipe que, subiendo, se sentara con él. *
32 El pasaje de la Escritura que leía era éste (Is 53:7-8): Como oveja fue llevado al matadero; | y como cordero delante del que lo trasquila, mudo, | así no abre su boca. |
33 En la humillación fue su causa atropellada; | ¿su generación quién la describirá?, | pues que su vida fue arrancada de la tierra. |
34 Tomando el eunuco la palabra, dijo a Felipe: Ruego me digas de quién dice esto el profeta: ¿de sí mismo o de otra persona?
35 Desplegando Felipe sus labios y principiando por esta escritura, le evangelizó a Jesús.
36 Y como siguiesen su camino, llegaron a un sitio de agua, y dice el eunuco: Aquí hay agua: ¿qué impide que yo sea bautizado?
37 Dijo Felipe: Si crees de todo corazón, es posible. Respondiendo él dijo: Creo que Jesu-Cristo es Hijo de Dios.
38 Y mandó se parase el coche, y bajaron entrambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.
39 Y así que subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe, y no le vio ya más el eunuco, porque proseguía gozoso el camino.
40 Mas Felipe compareció en Azoto, y partiendo de allí, a su paso evangelizaba todas las ciudades, hasta llegar a Cesárea.

Patrocinio

 
 

Introducción a Hechos




HECHOS DE LOS
APOSTÓLES

AUTENTICIDAD. — El testimonio unánime y universal de los escritores eclesiásticos de los tres primeros siglos a favor de la autenticidad del libro de los Hechos como obra de San Lucas es una prueba documental cual no lo posee a su favor ningún escrito profano de la antigüedad, y que sólo puede compararse con la que acredita la autenticidad de los Evangelios o de las Epístolas de San Pablo. Y si callase la prueba testifical, bastaba la sola crítica interna para descubrir al verdadero autor de los Hechos. Los prólogos gemelos de las dos obras, y no menos la identidad de lenguaje, en la lexicografía, en la construcción, en los modismos, están diciendo a voces que el autor de los Hechos es el autor mismo del tercer Evangelio. Y los numerosos rasgos paulinos delatan la mano del fiel discípulo de San Pablo, como los frecuentes términos de medicina señala a Lucas el médico. HISTORICIDAD. — Los numerosísimos datos acumulados en la historia de los Hechos, el contacto constante con toda la vida social, política y religiosa de tantos pueblos diferentes y aun contrarios, nos permiten hoy día comprobar la verdad y fidelidad de la narración. Cuanto ha podido comprobarse, que es poco menos que todo, ha resultado rigurosamente exacto. Y es interesante que las dudas suscitadas contra algún pormenor de la narración de los Hechos han sido últimamente disipadas. Un ejemplo significativo. Habla Lucas de Sergio Pablo, procónsul de Chipre- Algunos críticos osaron atacar la exactitud de la expresión, afirmando que Sergio Pablo no fue procónsul, sino propretor. Pero las inscripciones recientemente descubiertas en Chipre hablan del procónsul Sergio Pablo. Y es tanto más admirable la exactitud de Lucas, por cuanto la provincia de Chipre sólo por breve tiempo fue senatoria (o gobernada por un procónsul), habiendo sido poco antes y poco después imperial (o regida por un propretor). Con igual precisión habla del procónsul de Acaya, de los asiarcas y del escriba de Efeso, de los pretores o estrategos de Filipos, de los politarcas de Tesalónica, del Primero de Malta. Y el largo viaje marítimo narrado en los dos últimos capítulos ha sido considerado por los técnicos como un portento de exactitud y precisión. TIEMPO DE SU COMPOSICIÓN. — El año en que se escribió el libro de los Hechos es la bate o punto de referencia para conocer la cronología de los tres primeros Evangelios. De ahí su importancia. Terminan los Hechos en el bienio de la custodia libera en que estuvo San Pablo durante los años 61-63 (o 60-62), sin mencionar la sentencia judicial, que fue entonces de absolución. Al fin, por tanto, de este bienio hubo de terminarse la composición de los Hechos. Como los Hechos comienzan refiriéndose al «primer tratado» (1:1), que es el tercer Evangelio, síguese de ahí que éste hubo de escribirse anteriormente, tal vez hacia el año 60. Por otra parte, sabemos por la tradición que los Evangelios de Mateo y Marcos son anteriores al de Lucas. Fueron, por tanto, escritos antes del año 60, verosímilmente hacia los años 50 y 55, respectivamente. EL TEXTO. — Unos pocos códices, llamados occidentales, representan un tipo de texto algo más largo que el de los códices orientales. Surge, pues, el problema: ¿cuál de los dos textos es el primitivo y genuino? ¿Hay interpolaciones en el texto occidental o más bien hay o misiones en el oriental ? No es posible dar una solución simple y tajante. Sólo en general puede decirse que, si algunas veces es el texto oriental quien abrevia indebidamente el texto primitivo, las más de las veces, empero, es el occidental quien lo interpola. Algunas de estas interpolaciones parecen ser anotaciones hechas al texto de Lucas por algunos que quisieron enriquecerlo con noticias personales que parecen fidedignas.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

Patrocinio

Notas

Hechos 8,1

Saulo aprobaba la muerte de Esteban y guardaba los vestidos de los que le apedreaban; pero su sensibilidad moral le retrajo del oficio de verdugo.

|| LA GRAN PERSECUCIÓN QUE SE LEVANTÓ CONTRA LA IGLESIA sirvió en manos de la divina Providencia para extender y acelerar la propagación del Evangelio. No sólo SE DISPERSARON POR LAS REGIONES DE LA JUDEA Y SAMARÍA, sino que, como más adelante se refiere, algunos «pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquia», donde «hablaban también a los griegos» o gentiles. Pero el fruto más preciado de la persecución habla de ser la conversión del más obstinado perseguidor, Saulo.


Hechos 8,5

Felipe es el segundo en la lista de los siete diáconos. La expresión LA CIUDAD DE LA SAMARÍA puede entenderse «la ciudad de Samaria», o bien «la capital de la (región de) Samaria». Heredes el Grande habla dado a la ciudad el nombre de Sebaste (= Augusta ).

|| La buena acogida que los samaritanos hacen a Felipe recuerda la que antes habían hecho a Jesús.


Hechos 8,13

SIMÓN, TAMBIÉN ÉL CREYÓ: no fue verdadera la fe de Simón, que no veía en el cristianismo sino una magia superior a la suya y cuyos secretos deseaba conocer (Hch_8:18-19).


Hechos 8,15-17

ORARON…IMPONÍAN LAS MANOS: la oración y la imposición de manos, incluida en la unción, son los elementos esenciales del rito de la confirmación.


Hechos 8,16

EN EL NOMBRE DE JESÚS no es la fórmula del bautismo administrado en la primitiva Iglesia, sino una expresión entonces usual para diferenciar el bautismo cristiano del bautismo de Juan.


Hechos 8,20

Las palabras de San Pedro no son una maldición o imprecación, sino más bien una severa intimación del peligro de condenación eterna en que se ha puesto el mago, padre de la simonía .


Hechos 8,22

POR SI TAL VEZ TE SEA PERDONADO: no duda Pedro de la misericordia divina en perdonar, sino de la disposición necesaria en Simón para ser perdonado.


Hechos 8,24

PARA QUE NADA ME SOBREVENGA…: palabras nacidas de un temor groseramente servil del castigo. La historia ulterior de Simón Mago anda mezclada con la leyenda. Parece ser que, apostatando de la fe cristiana, se hizo jefe de una de las primeras sectas gnósticas, que recibió su nombre.


Hechos 8,31

La Sagrada Escritura, erizada de grandes dificultades, no es, ni podía ser, el medio normal y universal para llegar al conocimiento de la verdad revelada por Dios paraba salud eterna de los hombres. Este medio es el magisterio de la Iglesia.