Romanos  9 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 33 versitos |
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III.— ISRAEL EN EL PLAN SALVADOR DE DIOS (9—11)

Israel, el elegido de Dios

¡Cristo es testigo de que digo la verdad! Mi conciencia, bajo la guía del Espíritu Santo, me asegura que no miento.
2 Me agobia la tristeza, y un profundo dolor me tortura sin cesar el corazón.
3 Con gusto aceptaría convertirme en objeto de maldición º, separado incluso de Cristo, si eso contribuye al bien de mis hermanos de raza. º
4 Son descendientes de Israel; Dios los ha adoptado como hijos y se ha hecho gloriosamente presente en medio de ellos. Les pertenecen la alianza º, la ley, el culto y las promesas; º
5 son suyos los patriarcas y de ellos, en cuanto hombre, procede Cristo, que es Dios sobre todas las cosas, bendito por siempre. Amén º. º
6 Y no es que Dios haya sido infiel a sus promesas. Lo que sucede es que no todos los que descienden de Israel son israelitas de verdad. º
7 Ni tampoco los que descienden de Abrahán son todos hijos auténticos suyos, sino únicamente —como dice la Escritura— a través de Isaac tendrás tu descendencia. º
8 Es decir, que no es la simple generación natural la que hace hijos de Dios; los verdaderos descendientes son los que nacen en virtud de la promesa. º
9 Y los términos de la promesa son estos: Yo volveré por este mismo tiempo y Sara tendrá ya un hijo. º
10 Está, además, el caso de Rebeca, que tuvo mellizos º de un solo hombre, nuestro antepasado Isaac. º
11 En efecto, cuando aún no habían nacido y, por tanto, no habían hecho nada, ni bueno ni malo, para que conste que la decisión divina es pura elección
12 y no depende del comportamiento humano, sino de la llamada divina, se dijo a Rebeca: El mayor servirá al menor. º
13 Lo que está en conformidad con la Escritura: Amé a Jacob más que a Esaú º. º
14 ¿Quiere esto decir que Dios es injusto? ¡De ningún modo!
15 Él fue quien dijo a Moisés: Tendré compasión de quien me plazca y usaré de clemencia con quien quiera. º
16 No es, pues, cuestión de querer o de afanarse, sino de que Dios se muestre compasivo. º
17 A este respecto dice la Escritura al faraón: Te hice surgir para demostrar en ti mi poder y para hacer famoso mi nombre en toda la tierra. º
18 En una palabra, Dios tiene compasión de quien quiere y deja que se obstine a quien le place.
19

La libertad soberana de Dios

Alguien tal vez objetará: Si nadie es capaz de oponerse al plan divino, ¿cómo puede Dios recriminar algo al ser humano?
20 Pero ¿y quién eres tú, mísero mortal, para exigir cuentas a Dios? ¿Le dice acaso la pieza de barro al alfarero: “Por qué me hiciste así”? º
21 ¿No tiene facultad el alfarero para hacer del mismo barro un jarrón de lujo o un recipiente ordinario?
22 Así es Dios. Cuando quiere, muestra su indignación º y pone de manifiesto su poder. Pero puede también soportar con toda paciencia a esos que son objeto de indignación y están abocados a la ruina.
23 De este modo manifiesta las riquezas de su gloria en aquellos a quienes hizo objeto de su amor º y preparó para esa gloria. º
24 Esos somos nosotros, convocados no sólo de entre los judíos, sino también de entre los paganos.
25 Así lo dice el profeta Oseas: Al que no era mi pueblo lo llamaré “Pueblo mío”, y a la que no era amada la llamaré “Amada mía”. º
26 Y donde les dije: “Ustedes no son mi pueblo”, allí serán llamados “hijos del Dios vivo”. º
27 Isaías, a su vez, proclama refiriéndose a Israel: Aunque fueran los israelitas tan numerosos como la arena del mar, solo un resto º se salvará. º
28 Con prontitud y perfección va a realizar el Señor su plan sobre la tierra º.
29 Y como anunció el mismo Isaías: Si el Señor del universo no nos hubiera dejado descendencia, habríamos sido como Sodoma, nos habríamos parecido a Gomorra. º
30

Israel y el mensaje de salvación

¿Qué concluir de todo esto? Pues que los no judíos, sin esforzarse en buscar la amistad de Dios, la han encontrado; hablo de la amistad que se alcanza mediante la fe º.
31 En cambio, Israel, afanándose por cumplir una ley que debería llevar al restablecimiento de la amistad divina, ni siquiera consiguió cumplir la ley. º
32 ¿Por qué? Pues porque, al prescindir de la fe y apoyarse en el valor de las propias acciones, terminaron por tropezar en aquella piedra
33 de que habla la Escritura: Miren, yo coloco en Sión una piedra contra la que pueden tropezar, y una roca que los puede hacer caer. Pero quien ponga su confianza en ella, no quedará defraudado º.

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Introducción a Romanos 

INTRODUCCIÓN


1. La carta y sus peculiaridades


La carta de Pablo a los Romanos es la más extensa de las que se le atribuyen y tanto en los manuscritos más antiguos como en las más recientes ediciones de la Biblia ocupa siempre el primer lugar dentro del epistolario paulino. Esto no significa que, cronológicamente, sea la primera carta de Pablo. Al contrario, según el parecer de numerosos biblistas modernos, sería la última de las cartas denominadas “protopaulinas”, es decir, de las escritas directa y personalmente por Pablo, bien de puño y letra, bien utilizando un amanuense.


Es, sin duda, la carta a los Romanos (en adelante utilizaremos preferentemente la abreviatura Rm) el escrito más profundo y ambicioso del Apóstol y en cierto modo puede considerarse como su testamento teológico. De hecho, Pablo escribió esta carta en uno de los momentos más críticos y significativos de su actividad misionera. Ha proclamado el evangelio por todo el Mediterráneo oriental (Rom 15:19). Está a punto de llevar a Jerusalén (donde no sabe cómo va a ser recibido) la colecta recogida entre los cristianos europeos en favor de las iglesias necesitadas de Palestina (Rom 15:25-27). A renglón seguido se propone dirigirse a España, en los confines de occidente, para anunciar también allí a Jesucristo (Rom 15:28). Magnífica ocasión para hacer escala en Roma, la capital del Imperio, y realizar un proyecto largamente acariciado: visitar la comunidad cristiana allí establecida y compartir con ella una misma vivencia de fe (Rom 1:10-13).


Con esta carta Pablo, siempre cortés, quiere anunciar a los hermanos de Roma su próxima visita, al tiempo que hace balance y resumen de lo que ha sido su actividad y su enseñanza cristiana hasta el momento. La escribe, con toda probabilidad, desde Corinto; pero es más difícil de precisar la fecha exacta de su composición, que está en función de la cronología general que se acepte como más probable para la vida y actividad literaria de Pablo; de ahí que unos autores sitúen la composición de Rm a finales del año 57 d. C. y otros la adelanten al año 55 d. C.


2. Los destinatarios de la carta


El cristianismo debió llegar a Roma muy pronto, incluso antes de que Pablo iniciara su actividad apostólica en Asia Menor y Grecia. Las excelentes comunicaciones entre Palestina y la capital del Imperio facilitaron el que judíos palestinenses convertidos al cristianismo viajasen a Roma y pusieran allí en marcha el movimiento cristiano en la década de los años cuarenta.


La colonia judía en Roma era muy numerosa — algún historiador la cifra en unos cincuenta mil miembros — y de ella debieron surgir los primeros cristianos que no tardaron en formar una comunidad relativamente numerosa. De hecho, cuando el emperador Claudio expulsa de Roma a todos los judíos en el año 49 d. C., lo hace probablemente debido a los conflictos surgidos entre judíos ortodoxos y judíos convertidos al cristianismo. A raíz del edicto de expulsión quedaron, pues, en Roma únicamente cristianos de origen pagano. Pero al cabo de unos cinco años, el decreto imperial dejó de aplicarse y muchos de los expulsados regresaron a Roma. Cuando Pablo escribe Rm, podemos pensar que la comunidad estaba relativamente equilibrada entre los cristianos procedentes del judaísmo y los procedentes del paganismo. ¿A quiénes en concreto se dirige preferentemente el Apóstol?


En primer lugar, Pablo es plenamente consciente de no ser el fundador de la iglesia de Roma y, por tanto, en modo alguno desea interferir en la labor apostólica de otros misioneros cristianos (Rom 15:20-21). Pero al mismo tiempo, no renuncia a cosechar también entre los romanos algún fruto... enteramente dispuesto a proclamar, también entre ellos, el mensaje de salvación (Rom 1:13-14). Los destinatarios de la carta parecen ser todos los cristianos sin distinción de origen, aunque tal vez Pablo tenga especialmente presentes a los cristianos procedentes del paganismo. ¿O más bien Pablo elabora sus reflexiones pensando no tanto en la iglesia de Roma, que le era bastante desconocida, cuanto en la experiencia y conocimientos que tenía de otras iglesias? No debe descartarse esta posibilidad. En efecto, es evidente, por ejemplo, la relación que existe entre Rm y la carta a los Gálatas. Y aunque no falta algún autor que quisiera hacer de Gálatas una especie de resumen de Rm, la opinión, con mucho mayoritaria, es que Rm ha sido escrita después de Gálatas a la que utiliza como claro punto de referencia.


3. Autenticidad y características literarias


Nadie ha puesto en duda que Pablo sea el autor de Rm. Lo que no impide que para su redacción material se haya servido de un ayudante llamado Tercio, que no se resigna a pasar inadvertido, por lo que en el capítulo de saludos se hace nominalmente presente (ver Rom 16:22). Precisamente este capítulo final de Rm presenta algún interrogante. ¿Formó desde el principio parte de la carta de Pablo a la iglesia de Roma? Así lo siguen sosteniendo numerosos autores. Muchos otros, sin embargo, piensan que Rom 16:1-23 es, en su origen, una carta independiente dirigida por Pablo, no a la iglesia de Roma, sino a la de Éfeso; sería una carta de recomendación en favor de Febe que era una mujer al servicio de la comunidad cristiana de Céncreas, uno de los puertos de Corinto (Rom 16:1). La cuestión está sin resolver.


En cuanto a la solemne doxología final (Rom 16:25-27), hay serias razones para pensar que no es originariamente paulina, sino que ha sido añadida posteriormente como conclusión de todas las cartas del Apóstol. Es significativo, al respecto, que, por una parte, los manuscritos colocan esta doxología en distintos lugares de la carta y, por otra, hay testigos — el Documento de Muratori, por ejemplo — de que antiguamente Rm estaba colocada al final del epistolario paulino.


En cuanto a la calidad literaria, Rm ofrece un estilo enérgico, vigoroso, rápido e incisivo. Es verdad que la belleza estilística de algunos de sus pasajes no es tanto la puramente literaria, cuanto la que brota de un espíritu totalmente entregado a su ideal religioso. Pero toda la carta está escrita en un tono digno y, aunque utiliza expresiones familiares, lo hace siempre con mucha sobriedad.


4. Contenido e importancia de la carta


Sin constituir una síntesis completa de la doctrina paulina, Rm es el escrito más denso y mejor elaborado de Pablo, con una incomparable riqueza teológica. En Rom 1:16-17 se enuncia el tema central de la carta: el mensaje de Jesús proclamado por Pablo tiene poder para salvar a todos, tanto judíos como no judíos, siempre que lo acojan con fe. Dios, pues, y sólo Dios, es quien restablece en su amistad al ser humano, y lo hace por medio de la fe en Jesucristo y no en virtud de las obras derivadas de un puntual cumplimiento de la ley de Moisés. Una vez enunciado el tema central, que había sido ya abordado de forma polémica en la carta a los Gálatas, Pablo lo desarrolla ahora de forma serena y sistemática en los once primeros capítulos de la carta.


Todos la humanidad ha caído bajo la esclavitud del pecado (Rom 1:18Rom 3:20); toda ella está necesitada de una salvación que solamente Dios puede ofrecer (Rom 3:21Rom 4:25); toda ella ha sido liberada por Cristo y llamada a participar de la nueva vida en el Espíritu (Rom 5:1Rom 8:39). Toda la humanidad, incluido el pueblo de Israel cuyo destino, al haber rechazado a Jesucristo, preocupa tan profundamente a Pablo que dedica al mismo tres intensos capítulos de la carta (Rom 9:1Rom 11:36).


Los capítulos finales de la carta (Rom 12:1Rom 15:13) están dedicados a reflexionar sobre la conducta cristiana. El que cree en Jesús, el Hijo de Dios, ha sido llamado a una vida nueva que ha de manifestarse claramente en la manera de actuar, de hablar y aun de pensar. Ha de manifestarse sobre todo en las relaciones con los demás, tanto si se trata de hermanos en la fe como de no creyentes, tanto si estas relaciones se producen en el ámbito de la iglesia cristiana como en el de la sociedad civil en medio de la cual vivían entonces los cristianos de Roma y han de vivir los cristianos de todos los tiempos.


Digamos, finalmente, que Rm ha ejercido una enorme influencia en la vida y en la historia del cristianismo. En ella sobre todo se inspiró Agustín de Hipona para hacer frente a las doctrinas pelagianas, y ella, junto con Gálatas, ha sido el centro máximo de atención en las discusiones teológicas interconfesionales. Afortunadamente hoy se la considera no como un texto que divida a las distintas confesiones — tal como sucedió en épocas pasadas — sino como la palabra capaz de unir a los creyentes en Cristo.


5. Estructura de la carta


— Introducción (Rom 1:1-17)


I. — SALVADOS POR DIOS MEDIANTE LA FE (Rom 1:18Rom 4:25)


II. — NUEVA VIDA EN CRISTO (Rom 5:1-21Rom 8:1-39)


III. — ISRAEL EN EL PLAN SALVADOR DE DIOS (Rom 9:1-33Rom 11:1-36)


IV. — LA CONDUCTA CRISTIANA (Rom 12:1Rom 15:13)


— Conclusión (Rom 5:14Rom 16:27)


Fuente: Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

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Notas

Romanos  9,31Co 16:22; Gál 1:8.


Romanos  9,3— de maldición: El texto griego utiliza aquí el vocablo “anatema”, término técnico que, en su origen, debió tener el significado general de “exvoto”, es decir, cosa dedicada a Dios (ver Lev 27:28). Luego pasó a significar algo que se considera maldito y que, por tanto, es condenado (consagrado) a la destrucción total (ver Deu 7:2; Deu 7:26-26 y segunda nota a Jos 2:10). En el ámbito social y religioso, ser condenado al anatema equivalía a ser excluido de la comunidad, como alguien sobre quien ha caído la maldición divina.
Romanos  9,4— la alianza: Numerosos e importantes manuscritos dicen: las alianzas. De ser así, Pablo aludiría a los varios pactos establecidos entre Dios y los más insignes antepasados israelitas, en concreto Abrahán (Gén 15:1 ss; Gén 17:1 ss), Jacob (Gén 32:28), Moisés (Éxo 24:7-8), David (2Sa 7:1 ss).
Romanos  9,4Rom 3:2; Éxo 19:5-6; Deu 7:6; Hch 13:17.
Romanos  9,5Rom 1:3; Mat 1:2-16; Luc 3:23-34; Gál 4:4; Tit 2:13.
Romanos  9,5— Amén: La puntuación de este versículo no es completamente segura. Podría entenderse su última parte como una doxología dirigida al Padre. Con esa puntuación habría que traducir: De ellos procede, en cuanto hombre, Cristo. Dios, que está sobre todas las cosas, sea bendito por siempre. Amén. Esta lectura, aunque posible, no es fácil de justificar gramaticalmente y tampoco se ajusta al contexto.
Romanos  9,6Núm 23:19; Isa 55:10-11.
Romanos  9,7Gén 21:12.
Romanos  9,8Gál 4:21-31.
Romanos  9,9Gén 18:10; Gén 18:14.
Romanos  9,10Gén 24:67.
Romanos  9,10— tuvo mellizos: Lit. tuvo descendencia (o bien quedó embarazada) de un solo hombre. El contexto justifica e incluso pide la traducción adoptada.
Romanos  9,12Gén 25:23.
Romanos  9,13— más que a Esaú: Lit. y odié a Esaú: Es un semitismo para indicar que una persona es preferida a otra, como se advierte comparando Luc 14:26 con Mat 10:37.
Romanos  9,13Mal 1:2-3.
Romanos  9,15Éxo 33:19.
Romanos  9,16Rom 11:31; Rom 15:9; Efe 2:4; Tit 3:5.
Romanos  9,17Éxo 9:16.
Romanos  9,20Job 11:7; Job 38:2; Sab 12:12; Isa 29:16; Isa 45:9; Isa 64:8; Jer 18:6; Sir 33:13.
Romanos  9,22— su indignación: El vocablo griego aquí utilizado se hace eco de la expresión semita “vaso de ira”, es decir, vaso donde Dios vierte su ira. La expresión opuesta es “vaso de elección” (ver Hch 9:15) o “vaso de misericordia” (Rom 9:23).
Romanos  9,23Rom 8:29-30; Efe 1:3-12.
Romanos  9,23— objeto de su amor: Lit. vasos de misericordia; (ver nota anterior).
Romanos  9,25Ose 2:23; (ver 1Pe 2:10).
Romanos  9,26Ose 1:10.
Romanos  9,27Isa 10:27-28.
Romanos  9,27— resto: El tema del “resto” que escapa al castigo divino y constituye el punto de partida de un nuevo pueblo, ocupa un lugar importante en la predicación profética; la infidelidad general del pueblo israelita no va a impedir que una parte cualificada de ese pueblo se mantenga fiel y reciba los bienes mesiánicos prometidos (Isa 4:3; Isa 6:13; Jer 23:3; Amó 3:12; Amó 5:15; Miq 4:6-7; Sof 3:12-13; Hag 1:12; Zac 8:6-11; Zac 13:8-9).
Romanos  9,28— sobre la tierra: Este texto corresponde a Isa 10:22-23 según la versión griega de los LXX. De acuerdo con el testimonio de los mejores y más antiguos mss., Pablo ofrece una versión resumida de ese texto.
Romanos  9,29Isa 1:9.
Romanos  9,30— mediante la fe: Sobre el restablecimiento de la amistad divina a través de la fe, ver nota a Rom 1:16.
Romanos  9,31Rom 10:11; Isa 28:16 (ver Isa 8:14; 1Pe 2:6).
Romanos  9,33— no quedará defraudado: Pablo entiende evidentemente este pasaje de Isaías como referido a Jesucristo. La distinta actitud -incredulidad o fe- ante la misma persona se convirtió para unos en piedra contra la que se estrellaron, y para otros en roca de salvación (ver Mar 12:10-12; Luc 2:34).