I Corintios 1 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 31 versitos |
1 Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y Sostenes el hermano, *
2 a la Iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con todos los que invocan el nombre de nuestro Señor Jesu-Cristo en todo lugar, de ellos y también nuestro;*
3 gracia a vosotros y paz de parte de Dios, Padre nuestro, y del Señor Jesu-Cristo.
4 Gracias hago a mi Dios sin cesar acerca de vosotros por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús,
5 pues en todo fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en todo conocimiento,*
6 conforme a como el testimonio de Cristo se consolidó en vosotros;
7 hasta el punto de no quedaros vosotros atrás en ningún carisma, en tanto que aguardáis la revelación de nuestro Señor Jesu-Cristo;
8 el cual también os mantendrá firmes hasta el fin, hallados sin culpa en el día de nuestro Señor Jesu-Cristo.
9 Fiel es Dios, por quien fuisteis llamados a la comunión de su Hijo, Jesu-Cristo. Señor nuestro. *
10 Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que digáis todos una misma cosa y que no haya entre vosotros escisiones, sino que seáis consumados en tener un mismo pensamiento y un mismo sentir.
11 Pues se me hizo entender acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloe, que hay contiendas entre vosotros. *
12 Quiero decir, que cada cual de vosotros dice: «Yo soy de Pablo», «Yo, de Apolo»; «Yo, de Cefas»; «Yo, de Cristo». *
13 ¿Está dividido Cristo? ¿Por ventura fue Pablo crucificado por vosotros? ¿O en el nombre de Pablo fuisteis bautizados? *
14 Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros bauticé, si no es a Crispo y Gayo;
15 para que nadie diga que en mi nombre fuisteis bautizados.
16 Bauticé también a la familia de Estéfanas; fuera de esto no sé si bauticé a algún otro.
17 Que no me envió Cristo a bautizar, sino a evangelizar; no con sabiduría de palabra, para que no se desvirtúe la cruz de Cristo».
18 Pues la palabra de la cruz, para los que perecen es una insensatez; mas para los que se salvan, para nosotros, es una fuerza de Dios.
19 Porque escrito está (Is 19:11-14): «Arruinaré la sabiduría de los sabios, | y la inteligencia de los inteligentes anularé. |
20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? | ¿Dónde el disputador de este mundo? | ¿Por ventura no atontó Dios la sabiduría de este mundo?» *
21 Que, pues en la sabiduría de Dios no conoció el mundo a Dios por el camino de la sabiduría, tuvo a bien Dios por la necedad de la predicación salvar a los creyentes.
22 Puesto que los judíos por su parte demandan señales, y los griegos por la suya buscan sabiduría;
23 mas nosotros predicamos un Cristo crucificado: para los judíos, escándalo; para los gentiles, necedad;
24 mas para los mismos que han sido llamados, así judíos como griegos, un Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios. *
25 Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo flaco de Dios, más fuerte que los hombres.
26 Porque mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados. Que no hay entre vosotros muchos sabios según la carne, no muchos poderosos, no muchos nobles; *
27 antes lo necio del mundo se escogió Dios, para confundir a los sabios; y lo débil del mundo se escogió Dios, para confundir lo fuerte;
28 y lo vil del mundo y lo tenido en nada se escogió Dios, lo que no es, para anular lo que es;
29 a fin de que no se gloríe mortal alguno en el acatamiento de Dios
30 De él os viene lo que vosotros sois en Cristo Jesús, el cual fue hecho por Dios para nosotros sabiduría, como también justicia, santificación y redención,
31 para que, según está escrito, «el que se gloría, gloríese en el Señor» (Jer 9:23).

Patrocinio

 
 

Introducción a I Corintios




I EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS

LA IGLESIA DE CORINTO. — Corinto, aquella «lumbrera de toda la Grecia» que, corno decía Cicerón, habían extinguido los romanos, brillaba ya de nuevo. Floreciente por el comercio, por el arte, la elocuencia y la filosofía, era aún más famosa por la espantosa corrupción de las costumbres. Su cultura y su ventajosa posición geográfica hacían de Corinto «la de los dos mares», como la llamaba Horacio, un centro de primer orden para la predicación del Evangelio. Estas ventajas atrajeron las miradas y el celo de Pablo, quien llegaba a Corinto hacia el año 51 de nuestra era, durante su segunda misión apostólica.

Casi dos años empleó el Apóstol en evangelizar a Corinto y fundar su Iglesia. Y no fue sin fruto. Ni la corrupción de las costumbres, ni siquiera la ruda oposición que hicieron los judíos, fueron obstáculo para que surgiese vigorosa la Iglesia de Corinto. No fueron, con todo, los ricos comerciantes, los oradores o los filósofos los que abrazaron el Evangelio; tampoco fueron los judíos los que formaron el núcleo de la nueva comunidad cristiana; gentiles y pobres fueron en su mayoría los que Dios escogió como primicias de la fe en Grecia.

Los primeros años fueron prósperos. Pero pronto surgieron dificultades más peligrosas que la inmoralidad pagana o la perfidia judaica. Discordias internas, abusos lamentables, ponían en peligro la prosperidad y aun la existencia misma de aquella Iglesia. Pablo estaba entonces en Efeso. Desde allí había ya escrito una primera carta, que por desgracia se ha perdido, y mandó luego allá a su discípulo Timoteo, para que pusiese remedio a aquellos males. Entre tanto llegaron de Corinto tres cristianos, Estéfanas, Fortunato y Acaico, con cartas de la Iglesia al Apóstol, en las cuales le hacían varias consultas- Aprovechando esta oportunidad, Pablo escribió una segunda carta, que es nuestra «primera Epístola a los Corintios». Era probablemente la Pascua del año 56.


LA EPÍSTOLA. — Si no iguala en amplitud dogmática a la Epístola a los Romanos, es, en cambio, la primera a los Corintios la más interesante desde el punto de vista histórico. Un atento lector lee en ella, mejor que en otra parte, el estado de las primitivas Iglesias, con sus luces y sombras, sus virtudes y sus defectos.

En medio de la variedad de
puntos que toca Pablo y de la aparente irregularidad con que los va exponiendo unos tras otros, se divide claramente la Epístola en dos partes: los abusos y las consultas. Los varios abusos, que por diferentes conductos habían llegado a oídos de Pablo, llenan los seis primeros capítulos; los diez restantes responden a las múltiples consultas que los corintios propusieron al Apóstol.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

Patrocinio

Notas

I Corintios 1,1

SOSTENES: es probablemente el archisinagogo de que se habla en Hch_18:17.


I Corintios 1,2

DE ELLOS Y TAMBIÉN NUESTRO: son las Iglesias de la Acaya, que Pablo llama suyas por haberlas él fundado.


I Corintios 1,5

PALABRA… CONOCIMIENTO: los carismas de la palabra y de la inteligencia, que sustituyen las glorias literarias y filosóficas, de que tanto se precian los corintios.


I Corintios 1,9

LA COMUNIÓN DE SU HIJO es el inefable consorcio de la vida divina en Cristo.


I Corintios 1,11

CLOE parece ser una señora cristiana de Corinto.


I Corintios 1,12

Cuatro bandos existían en Corinto:
1) el de Pablo, su primer predicador;
2) el de Apolo, que fascinó a muchos con su palabra brillante;
3) el de Cefas o Pedro, formado, a lo que parece, por los judaizantes;
4) el de Cristo: nuevo bando, formado por los que no querían afiliarse a ningún bando.


I Corintios 1,13

Con suma delicadeza, al revolverse contra el espíritu de bandería, calla el Apóstol los nombres de Apolo y de Cefas, reservando todas sus invectivas para descalificar el partido que llevaba su propio nombre.


I Corintios 1,20

SABIO es término genérico; ESCRIBA significa los legisperitos judíos; DISPUTADOR se refiere a los filósofos o sofistas griegos.


I Corintios 1,24

Cristo es la encarnación viviente de Dios; mas en esta encarnación no hay que ceñirse al aspecto hipostático: hay que contemplar encarnada en Cristo la FUERZA DE DIOS Y SABIDURÍA DE DIOS.


I Corintios 1,26-28

A los sabios, poderosos y nobles opone Pablo lo necio, lo débil y lo vil o lo que no es. Al paso que rebaja los humos de los infatuados corintios, nos descubre el Apóstol el misterio de la divina elección.