I Corintios 6 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 20 versitos |
1 ¿Se atreve alguno de vosotros, si tiene pleito con el otro, a demandar justicia ante los injustos y no ante los santos? *
2 ¿O no sabéis que los santos juzgarán al mundo? Y si por vosotros va a ser juzgado el mundo, ¿seréis indignos de sentaros en tribunales ínfimos? *
3 ¿No sabéis que a los ángeles juzgaremos? ¡Pues no los asuntos cotidianos!
4 Si tuviereis, pues, tribunales para asuntos cotidianos, a los que nada representan en la Iglesia, a ésos poned por jueces. *
5 Para sonrojo vuestro os lo digo. ¿Conque no hay entre vosotros uno siquiera sabio, que sea capaz de mediar como arbitro entre sus hermanos?
6 ¡Sino que hermano con hermano litiga, y eso ante infieles!
7 Ya por cierto, pues, es de todo punto mengua para vosotros el que entre vosotros tengáis pleitos. ¿Por qué no os dejáis más bien atropellar? ¿Por qué no os dejáis más bien despojar?
8 Antes vosotros sois los que atropelláis y despojáis, y eso a hermanos.
9 ¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os forjéis ilusiones. Ni fornicarios, ni idólatras, ni adúlteros, ni afeminados, ni sodomitas,
10 ni ladrones, ni codiciosos, ni borrachos, ni ultrajadores, ni salteadores heredarán el reino de Dios.
11 Y eso erais algunos; pero fuisteis lavados, pero fuisteis santificados, pero fuisteis justificados en el nombre de nuestro Señor Jesu-Cristo y en el Espíritu de nuestro Dios. *
12 —«Todo me es lícito...». —Pero no todo es conveniente. —«Todo me es lícito...». —Pero yo por nada me dejaré dominar. *
13 —«Los manjares para el vientre, y el vientre para los manjares...». —Pero Dios a éste y a aquéllos los exterminará. «Y el cuerpo» no «para la fornicación», sino para el Señor, y el Señor, «para el cuerpo».
14 Y Dios, como resucitó al Señor, también a nosotros nos resucitará con su poder. *
15 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Tomando, pues, los miembros de Cristo, los voy a hacer miembros de una ramera? ¡Eso, no!
16 ¿O no sabéis que quien se ayunta a la ramera se un cuerpo con ella? Por que «serán—dice—los dos una carne» (Gen 2:24).
17 Mas quien se adhiere | Señor, un espíritu es con él.
18 Huid la fornicación. Todo otro pecado que hiciere un hombre, fuera del cuerpo queda; mas quien fornica, contra el propio cuerpo peca.
19 ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis recibido de Dios, y no sois vosotros?
20 Porque comprados fuisteis a costa de precio; pues glorificad a Dios en vuestro cuerpo.

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Introducción a I Corintios




I EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS

LA IGLESIA DE CORINTO. — Corinto, aquella «lumbrera de toda la Grecia» que, corno decía Cicerón, habían extinguido los romanos, brillaba ya de nuevo. Floreciente por el comercio, por el arte, la elocuencia y la filosofía, era aún más famosa por la espantosa corrupción de las costumbres. Su cultura y su ventajosa posición geográfica hacían de Corinto «la de los dos mares», como la llamaba Horacio, un centro de primer orden para la predicación del Evangelio. Estas ventajas atrajeron las miradas y el celo de Pablo, quien llegaba a Corinto hacia el año 51 de nuestra era, durante su segunda misión apostólica.

Casi dos años empleó el Apóstol en evangelizar a Corinto y fundar su Iglesia. Y no fue sin fruto. Ni la corrupción de las costumbres, ni siquiera la ruda oposición que hicieron los judíos, fueron obstáculo para que surgiese vigorosa la Iglesia de Corinto. No fueron, con todo, los ricos comerciantes, los oradores o los filósofos los que abrazaron el Evangelio; tampoco fueron los judíos los que formaron el núcleo de la nueva comunidad cristiana; gentiles y pobres fueron en su mayoría los que Dios escogió como primicias de la fe en Grecia.

Los primeros años fueron prósperos. Pero pronto surgieron dificultades más peligrosas que la inmoralidad pagana o la perfidia judaica. Discordias internas, abusos lamentables, ponían en peligro la prosperidad y aun la existencia misma de aquella Iglesia. Pablo estaba entonces en Efeso. Desde allí había ya escrito una primera carta, que por desgracia se ha perdido, y mandó luego allá a su discípulo Timoteo, para que pusiese remedio a aquellos males. Entre tanto llegaron de Corinto tres cristianos, Estéfanas, Fortunato y Acaico, con cartas de la Iglesia al Apóstol, en las cuales le hacían varias consultas- Aprovechando esta oportunidad, Pablo escribió una segunda carta, que es nuestra «primera Epístola a los Corintios». Era probablemente la Pascua del año 56.


LA EPÍSTOLA. — Si no iguala en amplitud dogmática a la Epístola a los Romanos, es, en cambio, la primera a los Corintios la más interesante desde el punto de vista histórico. Un atento lector lee en ella, mejor que en otra parte, el estado de las primitivas Iglesias, con sus luces y sombras, sus virtudes y sus defectos.

En medio de la variedad de
puntos que toca Pablo y de la aparente irregularidad con que los va exponiendo unos tras otros, se divide claramente la Epístola en dos partes: los abusos y las consultas. Los varios abusos, que por diferentes conductos habían llegado a oídos de Pablo, llenan los seis primeros capítulos; los diez restantes responden a las múltiples consultas que los corintios propusieron al Apóstol.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

I Corintios 6,1

INJUSTOS: nombre dado a los infieles para poner de relieve el absurdo de pedir justicia a los injustos.


I Corintios 6,2-3

LOS SANTOS JUZGARÁN AL MUNDO… A LOS ÁNGELES: juez con autoridad propia lo será Cristo exclusivamente. No obstante, Cristo, como cabeza de los santos, así como habrá asociado todos sus miembros a su muerte, a su vida, a su divina filiación, a su sacerdocio y realeza, así también los asociará a su potestad judicial.


I Corintios 6,4

A LOS QUE NADA REPRESENTEN… PONED POR JUECES: antes que llevar vuestros pleitos a tribunales infieles, tomad como jueces a los últimos de los fieles. La frase es irónica; quiere decir que busquen entre los fieles jueces árbitros de sus litigios.


I Corintios 6,11

LAVADOS: por el bautismo: SANTIFICADOS: con la gracia interna, que hace al hombre digno de allegarse a Dios y le consagra a su servicio; JUSTIFICADOS: con justicia real, que borra los pecados. Estas tres expresiones son una condenación de la justicia meramente imputada y forense de los protestantes.

|| EN EL NOMBRE: por la acción moral: EN EL ESPÍRITU: por la acción física del Espíritu Santo.


I Corintios 6,12-13

Hay aquí un dialogismo, en que Pablo replica a ciertos dichos de algunos corintios despreocupados, que miraban la fornicación como cosa indiferente. La frase LOS MANJARES PARA EL VIENTRE… es el primer miembro de una comparación cuyo segundo miembro calla el Apóstol por delicadeza o por indignación, pero que se trasluce en la réplica vehemente: Y EL CUERPO NO PARA LA FORNICACIÓN…


I Corintios 6,14-19

Este pasaje es una apremiante recomendación de la pureza. Cinco motivos principales propone Pablo:
1) nuestra futura resurrección, que ha de espiritualizar nuestra carne;
2) el ser nosotros miembros del cuerpo místico de Cristo;
3) el respeto debido a nuestros propios cuerpos;
4) el ser nuestros cuerpos templos del Espíritu S.;
5) el ser nosotros propiedad de Cristo, que nos compró con su sangre.

La impureza, por el contrario, es un materialismo grosero, un sacrilegio que deshonra los miembros de Cristo, una degradación del propio cuerpo, una profanación que viola el templo del Espíritu S., una injusticia que desconoce los derechos de Cristo sobre nosotros.