II Corintios 13 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 14 versitos |
1 Por tercera vez ahora voy a vosotros: «Sobre la declaración de dos o tres testigos se resolverá en firme todo asunto».
2 He dicho antes y digo de antemano— como presente la segunda vez, también ahora ausente—a los que habían antes pecado y a todos los demás que, si voy otra vez, no guardaré miramientos;
3 ya que buscáis una comprobación de ser Cristo quien habla en mí, el cual no es débil en orden a vosotros, sino poderoso en vosotros. *
4 A la verdad, fue crucificado a causa de la flaqueza, mas vive en virtud del poder de Dios. A la verdad, nosotros somos flacos en él, mas viviremos con él en virtud del poder de Dios para con vosotros.
5 Haced experiencia de vosotros mismos si estáis en la fe, contrastaos a vosotros mismos. ¿O no reconocéis en vosotros mismos que Cristo Jesús está en vosotros? A no ser que estéis descalificados. *
6 Y espero que conoceréis que nosotros no somos descalificados.
7 Y rogamos a Dios que no hagáis vosotros mal alguno, no para que nosotros aparezcamos calificados, sino que vosotros obréis el bien y nosotros seamos, si se quiere, descalificados.
8 Porque no podemos nada contra la verdad, sino a favor de la verdad. *
9 Porque nos gozamos cuando nosotros somos flacos; vosotros, empero, fuertes. Esto mismo pedimos a Dios: vuestra cabal perfección.
10 Por eso estas cosas escribo en ausencia, a fin de que en presencia no tenga que usar de severidad, según la potestad que me dio el Señor, para edificación y no para destrucción.
11 Por lo demás, hermanos, gozaos, trabajad en vuestra perfección, consolaos, tened un mismo sentir, conservad la paz, y el Dios de la caridad y de la paz estará con vosotros.
12 (12a) Saludaos los unos a los otros con el ósculo santo.
13 (12b) Os saludan a vosotros todos los santos.
14 (13) La gracia del Señor Jesu-Cristo, y la caridad de Dios, y la comunicación del Espíritu Santo sean con todos vosotros. *

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Introducción a II Corintios




II EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS

ANTECEDENTES HISTÓRICOS. — La segunda Epístola a los Corintios es la más personal de las cartas de Pablo: por eso exige, más que ninguna otra, fijar con la mayor exactitud posible sus antecedentes históricos.

Según la probable cronología adoptada, Pablo escribía su primera Ep. a los Corintios hacia la Pascua del año
56. Estaba en Efeso, donde pensaba permanecer hasta Pentecostés. Desde Efeso, algunas semanas después de Pascua, mandó a Tito a Corinto para que se enterase del efecto que había producido en aquellos neófitos la carta que acababa de escribirles; él poco después partiría por tierra hacia Tróade, donde le aguardaría para recibir noticias y determinar lo que conviniera hacer. El hombre propone y Dios dispone. Pablo tuvo que salir de Efeso precipitadamente antes de lo que había determinado. Los plateros de Efeso, furiosos de ver las quiebras de su industria en objetos idolátricos, ocasionadas por la difusión del Evangelio, promovieron en la ciudad un motín, que quitó por entonces a Pablo la posibilidad de predicar libremente, y aun amenazaba su seguridad personal. Adelantó, pues, su viaje; así fue que, cuando llegó a Tróade, no halló aún a Tito. Preocupado por los corintios, no pudo reposar en Tróade, y partió para Macedonia, donde, finalmente, encontró a Tito. Las noticias que éste le trajo, sin dejar de ser consoladoras, no eran del todo satisfactorias. La mayoría de la Iglesia, sin duda, había recibido con sumisión la carta de su Apóstol y padre. Pero había aparecido un nuevo peligro, un fermento de rebeldía y oposición, más temible que los desórdenes anteriores. Un grupo de judaizantes, adversarios descarados de Pablo, con el objeto de arruinar su obra, atacaban descubiertamente su persona y sus títulos de Apóstol.

Pablo, en tales condiciones, no podía presentarse en Corinto con el espíritu de blandura paternal y franca confianza que deseaba. Para poner, pues, las cosas en orden y preparar su viaje a Corinto, escribió esta nueva carta, la segunda de las canónicas, pero en realidad la tercera de las que escribió a los corintios.


LA CARTA. — Para conseguir su objeto principal, dos cosas había de hacer Pablo: disipar las prevenciones que contra él habían concebido algunos corintios y desacreditar a sus desleales adversarios. De ahí el doble carácter, apologético y polémico, de la Epístola. Pero no podía olvidar el Apóstol lo que ya había recomendado en la Epístola anterior, a saber, la gran colecta que. se estaba organizando en beneficio de los cristianos pobres de Palestina. Esta exhortación a la limosna, casi a modo de digresión, la intercala Pablo entre la apología que hace de su conducta apostólica y la polémica con que ataca a sus adversarios. De ahí la división de la Epístola en tres partes principales, que, comprendidos el prólogo y el epílogo, se distribuyen de esta manera: 1) apologética, 1-7; 2) parenética, 8-9; 3) polémica, 10-13.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

II Corintios 13,3-4

Como ministro de Cristo, Pablo se compara al mismo Cristo; porque así como Cristo fue crucificado por la flaqueza humana, pero, una vez resucitado, vive por la fuerza de Dios, así también su ministro en medio de sus flaquezas posee la fuerza de Cristo.


II Corintios 13,5-7

CONTRASTAOS: metáfora tomada del «contraste» que se hace de los metales. Quiere decir que, si hacen ellos la prueba de sí mismos, espera que hallarán ser cristianos de buena «ley»; y que a él no le hallarán apóstol de maja ley.


II Corintios 13,8

No dice Pablo que no «quiere», sino que no «puede» nada contra la verdad.


II Corintios 13,14

Son estas palabras un luminoso resumen de la doctrina revelada sobre la unidad y trinidad de Dios. Coloca Pablo en una misma línea a Jesu-Cristo y al E. S. con Dios Padre, y presenta a los tres por igual como principio de la gracia. Esta igualdad lleva consigo la unidad de la divina esencia y la distinción de las personas. A Dios Padre atribuye por apropiación la caridad , primer origen de la reparación humana; a Jesu-Cristo, la gracia , síntesis de toda la economía sobrenatural; al E. S., la comunicación , última ejecución de la salud.