II Corintios 6 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 18 versitos |
1 Secundando la obra de Dios, os exhortamos por nuestra parle que no hayáis recibido en vano la gracia de Dios.
2 Porque dice: «En tiempo favorable te escuché y en día de salud te» socorrí. Mirad, ahora es tiempo favorable; mirad, ahora es día de salud.
3 Por nuestra parte, nosotros trabajamos no dando en nada ocasión alguna de tropiezo, para que no sea mofado el ministerio,
4 antes bien acreditándonos en todo como ministros de Dios, con mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en apreturas,
5 en golpes, en prisiones, en motines, en fatigas, en noches sin dormir, en días sin comer,
6 en pureza, en ciencia, en longanimidad, en amabilidad, en Espíritu Santo, en caridad sin fingimiento;
7 con palabra de verdad, con fuerza de Dios; manejando las armas de la justicia, las de la diestra y las de la siniestra; *
8 por gloria y por afrenta, por crédito y por descrédito; como seductores, aunque veraces; como desconocidos, aunque bien conocidos;
9 como quienes se están muriendo, y ya veis que vivimos; como castigados, aunque no ajusticiados;
10 como contristados, aunque siempre regocijados; como pobres, pero que a muchos enriquecen; como quienes nada tienen, aunque todo lo poseen.
11 Nuestro lenguaje ha sido con vosotros abierto, corintios; nuestro corazón se ha dilatado; *
12 no estáis apretados dentro de nosotros, sino estáis apretados en vuestras entrañas;
13 recíprocamente, en pago, como a hijos hablo; dilataos también vosotros.
14 No os juntéis bajo un mismo yugo con los infieles, que os son tan desiguales. ¿Pues que participación entre la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunicación de la luz con las tinieblas?
15 Y ¿qué harmonía de Cristo con Belial? ¿O qué parte del fiel con el infiel?
16 ¿Y qué acuerdo entre el templo de Dios y los ídolos? Sí que nosotros somos templo de Dios vivo, según que dijo Dios: «Moraré entre ellos y en medio de ellos andaré, | y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo» (Ez 37:27).
17 «Por lo cual, salid de en medio de ellos | y apartaos, dice el Señor; | y cosa impura no la toquéis, | y yo os acogeré» (Is 52:11);
18 «y seré para vosotros Padre, | y vosotros seréis para mí hijos e hijas, | dice el Señor todopoderoso» (2 Sam 7:14).

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Introducción a II Corintios




II EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS

ANTECEDENTES HISTÓRICOS. — La segunda Epístola a los Corintios es la más personal de las cartas de Pablo: por eso exige, más que ninguna otra, fijar con la mayor exactitud posible sus antecedentes históricos.

Según la probable cronología adoptada, Pablo escribía su primera Ep. a los Corintios hacia la Pascua del año
56. Estaba en Efeso, donde pensaba permanecer hasta Pentecostés. Desde Efeso, algunas semanas después de Pascua, mandó a Tito a Corinto para que se enterase del efecto que había producido en aquellos neófitos la carta que acababa de escribirles; él poco después partiría por tierra hacia Tróade, donde le aguardaría para recibir noticias y determinar lo que conviniera hacer. El hombre propone y Dios dispone. Pablo tuvo que salir de Efeso precipitadamente antes de lo que había determinado. Los plateros de Efeso, furiosos de ver las quiebras de su industria en objetos idolátricos, ocasionadas por la difusión del Evangelio, promovieron en la ciudad un motín, que quitó por entonces a Pablo la posibilidad de predicar libremente, y aun amenazaba su seguridad personal. Adelantó, pues, su viaje; así fue que, cuando llegó a Tróade, no halló aún a Tito. Preocupado por los corintios, no pudo reposar en Tróade, y partió para Macedonia, donde, finalmente, encontró a Tito. Las noticias que éste le trajo, sin dejar de ser consoladoras, no eran del todo satisfactorias. La mayoría de la Iglesia, sin duda, había recibido con sumisión la carta de su Apóstol y padre. Pero había aparecido un nuevo peligro, un fermento de rebeldía y oposición, más temible que los desórdenes anteriores. Un grupo de judaizantes, adversarios descarados de Pablo, con el objeto de arruinar su obra, atacaban descubiertamente su persona y sus títulos de Apóstol.

Pablo, en tales condiciones, no podía presentarse en Corinto con el espíritu de blandura paternal y franca confianza que deseaba. Para poner, pues, las cosas en orden y preparar su viaje a Corinto, escribió esta nueva carta, la segunda de las canónicas, pero en realidad la tercera de las que escribió a los corintios.


LA CARTA. — Para conseguir su objeto principal, dos cosas había de hacer Pablo: disipar las prevenciones que contra él habían concebido algunos corintios y desacreditar a sus desleales adversarios. De ahí el doble carácter, apologético y polémico, de la Epístola. Pero no podía olvidar el Apóstol lo que ya había recomendado en la Epístola anterior, a saber, la gran colecta que. se estaba organizando en beneficio de los cristianos pobres de Palestina. Esta exhortación a la limosna, casi a modo de digresión, la intercala Pablo entre la apología que hace de su conducta apostólica y la polémica con que ataca a sus adversarios. De ahí la división de la Epístola en tres partes principales, que, comprendidos el prólogo y el epílogo, se distribuyen de esta manera: 1) apologética, 1-7; 2) parenética, 8-9; 3) polémica, 10-13.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

II Corintios 6,7

LAS DE LA DIESTRA Y LAS DE LA SINIESTRA: es decir, ofensivas y defensivas.


II Corintios 6,11-13

Pablo usa como términos equivalentes no sólo CORAZÓN y ENTRAÑAS, sino también NOSOTROS: para indicar que en el corazón está concentrada toda la persona moral y psicológica del hombre. Y si Pablo tenía a los corintios dentro de su corazón, mucho más dentro del Corazón de Jesús tendrá ancha cabida toda la humanidad.