Deuteronomio  7 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 26 versitos |
1 ° Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra, adonde vas a entrar para tomarla en posesión, y expulse ante ti a naciones numerosas —hititas, guirgasitas, amorreos, cananeos, perizitas, heveos y jebuseos— siete naciones más numerosas y fuertes que tú,
2 y cuando el Señor, tu Dios, te las entregue y tú las derrotes, las consagrarás al exterminio. No concertarás alianza con ellas ni les tendrás compasión.
3 No emparentarás con ellas: no darás tu hija a su hijo, ni tomarás su hijo para tu hija,
4 porque apartaría a tu hijo de mí y servirían a otros dioses y se encendería la ira del Señor contra vosotros y os destruiría pronto.
5 Por el contrario, así haréis con ellos: demoleréis sus altares, destrozaréis sus estelas, arrancaréis sus postes y prenderéis fuego a sus ídolos.
6 Porque tú eres un pueblo santo para el Señor, tu Dios; el Señor, tu Dios, te eligió para que seas, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad.
7 Si el Señor se enamoró de vosotros y os eligió, no fue por ser vosotros más numerosos que los demás, pues sois el pueblo más pequeño,
8 sino que, por puro amor a vosotros y por mantener el juramento que había hecho a vuestros padres, os sacó el Señor de Egipto con mano fuerte y os rescató de la casa de esclavitud, del poder del faraón, rey de Egipto.
9 Reconoce, pues, que el Señor, tu Dios, es Dios; él es el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman y observan sus preceptos, por mil generaciones.
10 Pero castiga en su propia persona a quien lo odia, acabando con él. No se hace esperar; a quien lo odia, lo castiga en su propia persona.
11 Observa, pues, el precepto, los mandatos y decretos que te mando hoy que cumplas.
12 Si escucháis estos decretos, los observáis y los cumplís, el Señor, tu Dios, te mantendrá la alianza y el favor que juró a tus padres.
13 Y te amará, te bendecirá y te multiplicará. Bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tus tierras, tu trigo, tu mosto y tu aceite, las crías de tus reses y el parto de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres darte.
14 Serás bendito entre todos los pueblos; no habrá estéril ni impotente entre los tuyos ni en tu ganado.
15 El Señor alejará de ti toda enfermedad y no dejará caer sobre ti ninguna de las epidemias malignas de Egipto que conoces, sino que las descargará sobre cuantos te odian.
16 Destruirás a todos los pueblos que el Señor, tu Dios, va a entregarte, no tendrás piedad de ellos ni servirás a sus dioses, pues sería una trampa para ti.
17 Si pensaras: “Esas naciones son más numerosas que yo ¿cómo podré desposeerlas?”,
18 no las temas. Acuérdate bien de lo que el Señor, tu Dios, hizo con el faraón y con todo Egipto,
19 de las grandes pruebas que vieron tus ojos, de los signos y prodigios, la mano fuerte y el brazo poderoso con que el Señor, tu Dios, te sacó de allí. Así hará el Señor, tu Dios, con todos los pueblos a quienes temes.
20 Incluso el Señor, tu Dios, enviará tábanos contra ellos hasta exterminar a los que se te hayan escapado y escondido.
21 No tiembles ante ellos, pues en medio de ti está el Señor, tu Dios, un Dios grande y terrible.
22 El Señor, tu Dios, irá arrojando delante de ti a esas naciones poco a poco. No debes exterminarlas de golpe, no sea que se multipliquen contra ti las fieras del campo.
23 El Señor, tu Dios, las entregará ante ti y sembrará entre ellas gran pánico hasta destruirlas.
24 Entregará a sus reyes en tu poder y harás desaparecer sus nombres bajo el cielo. Ninguno podrá resistir ante ti hasta que los hayas destruido.
25 Prenderás fuego a las imágenes de sus dioses. No codiciarás el oro ni la plata que los recubre ni te apropiarás de ello, no sea que caigas en la trampa, pues eso es una abominación para el Señor, tu Dios.
26 No metas en tu casa tal abominación, porque serás consagrado al exterminio como ella. Detéstala y aborrécela, pues está consagrada al exterminio.

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Introducción a Deuteronomio 

DEUTERONOMIO

Deuteronomio significa «segunda ley» (deuteros-nomos). En realidad, se trata de las palabras que Moisés dirige a los israelitas en los umbrales de la tierra prometida. El Señor es presentado ante todo, como el Dios de Israel, y este como el pueblo de Dios. Así reza la fórmula central de la alianza (Deu 26:17-19). La lealtad debe ser la actitud fundamental de los israelitas hacia su Señor; su amor a él ha de ser uno y único, como uno y único es el mismo Señor (Deu 6:4 s). Esta unión del pueblo con el Señor implica el vínculo de los distintos miembros del pueblo entre sí. La reforma deuteronómica apuesta por una sociedad solidaria, igualitaria y sin pobres, por «un pueblo de hermanos», unidos en torno a su Dios.

Un lugar destacado lo ocupa la ley, que es un don de Dios a su pueblo, para que viva dignamente y en libertad en la tierra que el Señor le ha dado (véase Deu 6:20-25). Esta ley, no se ha de considerar como una imposición, sino como un camino de vida. En cuanto tarea a cumplir, la ley de Dios salvaguarda la vida libre en la tierra prometida. Traspasarla compromete no solo la libertad del pueblo, sino también su misma posesión de la tierra. Del cumplimiento de la ley depende la vida y la bendición de Israel (Deu 28:1-15; Deu 30:15-20).

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Deuteronomio  7,1-26*4:44-28:68 El segundo discurso se asemeja, por su estructura, a algunos códigos legales del antiguo Oriente Próximo. El Código de Hammurabi consta de un prólogo, una amplia colección de leyes y un epílogo (con bendiciones y maldiciones), equiparables en líneas generales a las tres secciones de este discurso.


Deuteronomio  7,1-26*7 Israel es un pueblo consagrado al Señor, por ello, no debe mezclarse con otras naciones. Su pequeñez no tiene importancia para el Señor. Lo que realmente cuenta es el amor de Dios, que elige y bendice a su pueblo, y la respuesta fiel de este al Señor.