Colosenses 3 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 25 versitos |
1 Así, pues, si resucitasteis con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios;
2 aspirad a las cosas de arriba, no a las que están sobre la tierra.
3 Porque moristeis, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. *
4 Cuando Cristo se manifestare, que es vuestra vida, entonces también vosotros seréis con él manifestados en gloria.
5 Mortificad, pues, los miembros terrenos: fornicación, impureza, pasión, concupiscencia mala y la codicia, que es una idolatría; *
6 por las cuales cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de la rebeldía;
7 en las cuales también vosotros anduvisteis un tiempo, cuando viviais en ellas.
8 Mas ahora deponed también vosotros todo eso: ira, cólera, malicia, maledicencia, palabras torpes, lejos de vuestra boca.
9 No mintáis los unos a los otros, ya que os habéis despojado del hombre viejo, con sus fechorías,
10 y revestido del nuevo, que se va renovando en orden al pleno conocimiento, conforme a la imagen del que lo creó,
11 donde no hay griego ni judío, circuncisión e incircuncisión, bárbaro, escita, esclavo, libre, sino todas las cosas, y en todos, Cristo.
12 Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de benignidad, humildad, mansedumbre, longanimidad, *
13 sobrellevándoos los unos a los otros y perdonándoos recíprocamente siempre que alguno tuviere alguna querella contra otro. Como de su parte Cristo os perdonó a vosotros, así también vosotros.
14 Y sobre todas estas cosas revestíos de la caridad, que es el vínculo de la perfección. *
15 Y la paz de Cristo sea el arbitro en vuestros corazones, para lo cual fuisteis también llamados en un solo cuerpo. Y mostraos agradecidos.
16 La palabra de Cristo more en vosotros opulentamente, en toda sabiduría, enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos, cánticos espirituales, cantando así con hacimiento de gracias en vuestros corazones a Dios.
17 Y todo cuanto hiciereis, de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, haciendo gracias a Dios Padre por mediación de él.
18 Las mujeres someteos a los maridos, como convendría en el Señor.
19 Los maridos amad a vuestras esposas y no mostréis amargura con ellas.
20 Los hijos obedeced a vuestros padres en todo, porque esto es cosa que agrada en el Señor.
21 Los padres no exacerbéis a vuestros hijos, para que no se tornen pusilánimes.
22 Los esclavos obedeced en todo a vuestros amos según la carne, no con servicios al ojo, como quienes buscan agradar a hombres, sino con sencillez de corazón, temiendo al Señor.
23 Cuanto hiciereis, hacedlo de corazón, como obsequio al Señor y no a hombres,
24 sabiendo que del Señor recibiréis la debida recompensa de la herencia. Porque servís al Señor Cristo.
25 Pues quien hace injusticia recibirá según la injusticia que obró, y no hay aceptación de personas.

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Introducción a Colosenses




EPÍSTOLA A LOS COLOSENSES

LA IGLESIA DE COLOSAS. — Colosas, ciudad de la Frigia, situada junto al río Lico, hacia el extremo oriental del Asia proconsular, fue, según el testimonio de Herodoto y Jenofonte, grande y opulenta. En tiempo de Pablo había perdido su esplendor y preponderancia. Las ruinas que se conservan junto a Chonas señalan el lugar que antiguamente ocupó.

La Iglesia de Colosas no fue fundada por Pablo, sino por su discípulo Epafras, natural de aquella ciudad, convertido por el Apóstol en Efeso. Prisionero Pablo en Roma, fue visitado por Epafras con el objeto de informarle sobre el estado peligroso en que se hallaba su Iglesia.


OCASIÓN DE LA EPÍSTOLA. — La ocasión de escribir la Epístola fue el peligro que amenazaba a la Iglesia de Colosas, invadida por las propagandas malsanas de los primeros representantes o precursores del gnosticismo. Esos extravagantes herejes son los mismos adversarios combatidos por Pablo en la Epístola a los Efesios.

Los HEREJES DE COLOSAS. — A un cristianismo más o menos desfigurado añadían varios elementos exóticos: unos prácticos, otros especulativos. Los elementos prácticos eran, por una parte, un culto exagerado y supersticioso de los ángeles, y, por otra, un rigorismo ascético que proscribía el uso de ciertos manjares e imponía la observancia del sábado y de otras festividades judaicas y acaso también de la circuncisión. Los especulativos, que ellos denominaban pomposamente «filosofía», no eran otra cosa que fantasías de visionarios, análogas a las que poco después habían de forjar los gnósticos. Lo más irritante de esas novelerías fantásticas eran las deficiencias que suponían en la persona y en la obra de Cristo: deficiencias que pretendían llenar con esos elementos exóticos. A semejantes desvaríos opone Pablo su maravillosa Epístola.

PLAN. — Además de la introducción y de la conclusión, se divide la Epístola en dos partes: una especulativa, en que se expone el «misterio de Cristo», esto es, la trascendencia divina de su persona y la eficacia de su obra redentora, en contraposición a las vanas filosofías de aquellos visionarios; otra práctica, en que se desenvuelve la idea, tan hermosa como fecunda, de la «vida nueva en Cristo».



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Colosenses 3,3-4

Como Cristo, resucitado y viviente, queda oculto a las miradas de los hombres, así nuestra vida queda en tanto oculta CON CRISTO EN DIOS; mas, cuando se manifestare Cristo, también se manifestará gloriosamente nuestra vida.


Colosenses 3,5

La codicia parece ser aquí la avidez insaciable de la sensualidad.


Colosenses 3,12

REVESTÍOS: por este pasaje se ve que la palabra revestirse no significa simplemente cubrirse por de fuera, sino compenetrarse íntimamente.


Colosenses 3,14

La caridad ES EL VÍNCULO DE LA PERFECCIÓN, esto es, el principio vital que da unidad, cohesión y vigor, en que consiste la madurez varonil del organismo.