II Tesalonicenses  1 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 12 versitos |
1 Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los tesalonicenses en Dios, Padre nuestro, y en el Señor Jesu-Cristo:
2 gracia a vosotros y paz de parte de Dios Padre y del Señor Jesu-Cristo.
3 Gracias debemos dar a Dios en todo tiempo acerca de vosotros, hermanos, como es razón, porque se acrecienta más y más vuestra fe y aumenta la mutua caridad de cada uno de vosotros,
4 hasta tal punto que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las Iglesias de Dios por vuestra constancia y fe en medio de todas vuestras persecuciones y de las tribulaciones que soportáis.
5 Eso es demostración del justo juicio de Dios, de que vosotros seréis juzgados dignos del reino de Dios, por el cual y bien que padecéis:*
6 si es que es justo a los ojos de Dios dar en retorno tribulación a los que os atribulan,
7 y a vosotros, los que sois atribulados, holgura juntamente con nosotros, en la revelación del Señor Jesús, cuando vendrá desde el cielo con los ángeles de su poder
8 en fuego llameante, y tomará venganza de los que no conocen a Dios y no dan oídos al Evangelio del Señor nuestro Jesús;
9 los cuales pagarán la pena con perdición eterna ante la presencia del Señor y ante la gloria de su fuerza,
10 cuando viniere, en el día aquel, a ser glorificado en sus santos y mostrarse admirable en todos los que creyeron — pues que creído fue nuestro testimonio ante vosotros.
11 En orden a lo cual oramos asimismo en todo tiempo por vosotros, que nuestro Dios os haga dignos de la vocación y realice plenamente con poder toda complacencia en la bondad y toda obra de fe,
12 de suerte que sea el nombre del Señor nuestro Jesús glorificado en vosotros, y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesu-Cristo.

Patrocinio

 
 

Introducción a II Tesalonicenses 




II EPÍSTOLA A LOS TESALONICENSES

OCASIÓN DE LA EPÍSTOLA. — Tranquilizados ya los tesalonicenses de sus temores infundados acerca de la suerte, que ellos hablan creído desventajosa, de los fieles ya difuntos en el advenimiento de Cristo, en cambio se alborotaron más con la aprensión exaltada de que el día del Señor iba a venir de un momento a otro, Y llegó a tanto esa fascinación apocalíptica, que habían ya. abandonado el cuidado de atender, como cosa superflua, a las más imprescindibles necesidades de la vida. De ahí que, entregados a la ociosidad, pasaban el día vagando de casa en casa y hablando, sin duda, de la tremenda catástrofe que iba a sobrevenir. Temeroso el Apóstol de que esas extravagancias diesen al traste con la fe y la moralidad de sus impresionables neófitos, les escribe una segunda carta, en que les declara que el día del Señor no es tan inminente como ellos se imaginaban: antes han de sobrevenir dos grandes crisis: la apostasía universal y la aparición del anticristo.

DIVISIÓN DE LA EPÍSTOLA, - Se divide en tres partes, correspondientes exactamente a sus tres capítulos. En la primera, introductoria, después de dar gracias a Dios por la fe, la caridad y la constancia de los tesalonicenses, les recuerda el justo juicio de Dios, que dará a cada uno su merecido. Este recuerdo del juicio divino prepara la segunda parte, dogmática, sobre el advenimiento del Señor, precedido por la aparición del anticristo. La tercera parte, moral, contiene diversas recomendaciones, derivadas, más o menos directamente, de la doctrina antes establecida.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

Patrocinio

Notas

II Tesalonicenses  1,5

DEMOSTRACIÓN: el hecho de que los justos sean atribulados, mientras los impíos triunfan, no puede ser duradero y definitivo, si hay justicia en Dios.