I Timoteo 3 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 16 versitos |
1 Digna de fe es esta palabra. Si uno aspira al episcopado, excelente función desea. *
2 Es, pues, necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, dueño de sí, sensato, digno en su porte, hospitalario, idóneo para enseñar, *
3 no dado al vino, no amigo del palo, sino indulgente; enemigo de pendencias, desinteresado;
4 que rija bien su propia casa, que mantenga a sus hijos en sumisión con toda honestidad;
5 que si uno no sabe regir su propia casa, ¿cómo va a cuidar de la Iglesia de Dios?
6 No neófito, no sea que, infatuado, caiga en la condenación del diablo.
7 Y es menester que goce de buena reputación de parte de los de fuera, no sea que caiga en el descrédito y en el lazo del diablo.
8 Que los diáconos, asimismo, sean respetables, no doblados en sus palabras, no aficionados a mucho vino, no dados a sórdidas ganancias;
9 que guarden el misterio de la fe con una conciencia pura. *
10 Y éstos sean probados primero; luego ejerzan las funciones del diaconado, si fueren hallados irreprensibles.
11 Las mujeres, asimismo, sean respetables, no murmuradoras, circunspectas, fieles en todo. *
12 Los diáconos sean maridos de una sola mujer, que rijan bien a sus hijos y sus propias casas.
13 Porque los que hubieren ejercido bien el oficio de diácono adquieren para sí un puesto honroso y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús. *
14 Estas cosas te escribo, si bien espero ir a ti bastante pronto;
15 mas por si tardare, para que sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios, que es la Iglesia del Dios viviente, columna y sostén de la verdad. *
16 Y, reconocidamente, grande es el misterio de la piedad, el cual fue manifestado en la carne. justificado por el Espíritu; mostrado a los ángeles, predicado entre los gentiles; creído en el mundo, enaltecido en gloria. *

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Introducción a I Timoteo




I EPÍSTOLA A TIMOTEO

EPÍSTOLAS PASTORALES. — Con este nombre, insinuado ya por Santo Tomás, se designan comúnmente desde mediados del siglo XVIII las dos Epístolas a Timoteo y la dirigida a Tito. Son, en efecto, instrucciones dadas por el Apóstol a sus dos discípulos para el buen gobierno de las Iglesias a ellos confiadas.

AUTENTICIDAD. — La crítica racionalista, que, una tras otra, ha ido reconociendo la autenticidad de las demás Epístolas de Pablo, se resiste todavía a reconocer el origen paulino de las pastorales. Más sin razón. Los testimonios históricos a favor de las pastorales no son menos antiguos y constantes que a favor de las otras cartas. De otro orden son los motivos aducidos contra ellas. Tres son los principales: la índole de los falsos doctores en ellas combatidos, el estado de la jerarquía eclesiástica que ellas suponen y su lengua y estilo, diferente del de las Epístolas paulinas. Pero esos motivos de negación o de duda, bien considerados, lejos de oponerse a la autenticidad, antes la corroboran. El estado de la jerarquía, en vías todavía de formación, dista radicalmente del que a principios del siglo II suponen las Epístolas de San Ignacio Mártir. Los falsos doctores, combatidos en las pastorales, nada tienen que ver con los gnósticos del siglo II, como suponen esos críticos. Por fin, las ponderadas diferencias de lenguaje se reducen casi exclusivamente a los términos o vocablos nuevos, no empleados en las otras Epístolas; fenómeno muy natural, al tratarse de materias no tratadas en las cartas anteriores. En cambio, lo que hay de más personal y característico en el lenguaje, que es la sintaxis, el desencogimiento dialéctico del pensamiento, ciertas imágenes o frases favoritas, delata la mano de Pablo.

Los FALSOS DOCTORES. — Eran judíos y judaizantes, aunque no aquellos judaizantes taimados y obstinados, desenmascarados y combatidos en las Epístolas a los Romanos, Corintios y Gálatas, sino más bien unos insulsos charlatanes, que perdían el tiempo y desvirtuaban el Evangelio con disputas acerca de la ley, con fábulas o cuentos de viejas, con genealogías interminables, con prescripciones arbitrarias referentes al uso o abstención de ciertos alimentos y a la purificación legal. El daño principal de ese charlatanismo era hacer perder el gusto a la sana doctrina del Evangelio y preparar el camino a otras propagandas propiamente heréticas, que Pablo anuncia para lo por venir.

TIMOTEO. — Nacido en Listra de Licaonia de padre gentil y de madre judía, fue convertido a la fe por Pablo durante su primera expedición apostólica. A partir de la segunda expedición le tomó el Apóstol como compañero, y desde entonces fue uno de sus más fieles y fervorosos colaboradores en la predicación del Evangelio. Libre de la primera prisión de Roma, Pablo se dirigió al Oriente con Timoteo, a quien dejó en Efeso para que en su nombre gobernase aquella iglesia. Desde allí le llamó el Apóstol a Roma durante su segunda prisión, ya próximo a sellar con su sangre el Evangelio de Cristo.

OCASIÓN Y OBJETO DE LA EPÍSTOLA. — Su ocasión fueron las propagandas malsanas antes mencionadas y otras dificultades que Timoteo había de encontrar en el fiel desempeño de su misión pastoral. Su objeto era no sólo darle instrucciones, sino además poner en su mano un documento autorizado, que Timoteo pudiera utilizar oportunamente para vencer más eficazmente las resistencias que se le opusieran.

DIVISIÓN. — Puede dividirse en dos partes: una más didáctica, oirá más parenética.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

I Timoteo 3,1

DIGNA DE FE…: esta afirmación se refiere a lo que precede.

|| No dice Pablo que sea bueno desear el obispado, sino que es muy excelente y elevado este oficio, al cual, por tanto, no todos pueden aspirar.


I Timoteo 3,2

No manda Pablo que el obispo tenga mujer, sino en el caso, entonces ordinario, de que esté casado, no tenga sino una sola mujer.


I Timoteo 3,9

ÉL MISTERIO DE LA FE es la economía de la redención humana, objeto de nuestra fe. Este misterio o bien es el objeto de la predicación evangélica, confiada secundariamente a los diáconos, o bien, muy probablemente, el misterio eucarístico, cuya distribución estaba también confiada a los diáconos. Parece que aquella frase parentética de la consagración del cáliz «Mysterium fidei», que primitivamente decían en alta voz los diáconos, está tomada de este pasaje de Pablo.


I Timoteo 3,11

Las mujeres de que aquí se habla son las esposas de los diáconos.


I Timoteo 3,13

UN PUESTO HONROSO: el diaconado bien ejercido es una disposición y recomendación para los grados superiores de presbítero y obispo.


I Timoteo 3,15

COLUMNA Y BASE DE LA VERDAD: parece que se representa Pablo ésta como una estatua (opuesta a la falsa divinidad de Artemis de Efeso), levantada sobre una columna.


I Timoteo 3,16

EL MISTERIO DE LA PIEDAD: es el mismo misterio de la fe, objeto de nuestra veneración, y que se cifra en la persona de Cristo, que es el sujeto tácito de los seis incisos siguientes. Estos incisos parecen una estrofa de un himno cristiano, compuesto bajo la inspiración carismática.

|| FUE MANIFESTADO EN LA CARNE: es lo mismo que «el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y vimos su gloria» (Jua_1:14).

|| FUE JUSTIFICADO POR EL ESPÍRITU: por cuanto el Espíritu S. testificó la justicia, verdad y santidad de Jesu-Cristo; lo cual hizo ya en la resurrección (Rom_1:4; Rom_8:11…)» ya el día de Pentecostés, ya en las variadas manifestaciones carismáticas.

|| MOSTRADO A LOS ÁNGELES como Hijo de Dios (Heb_1:6; Efe_3:10).