II Timoteo  1 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 18 versitos |
1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios para anunciar la promesa de la vida, que se halla en Cristo Jesús, *
2 a Timoteo, mi querido hijo: gracia, misericordia, paz, de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.
3 Hago gracias a Dios, a quien sirvo, siguiendo la tradición de mis progenitores, con pura conciencia, por cuanto conservo sin cesar el recuerdo de ti en mis oraciones noche y día,
4 suspirando por verte, al acordarme de tus lágrimas, para sentirme colmado de gozo,
5 habiendo recibido nuevas que me han recordado la fe no fingida que hay en ti, la cual arraigó primero en tu abuela Loide y en tu madre Eunice, y estoy seguro de que también en ti.
6 Por esta causa te amonesto que reavives la gracia de Dios, que está en ti por la imposición de mis manos. *
7 Que no nos dio Dios un espíritu de timidez, sino de fortaleza, y de caridad, y de templanza.
8 No te avergüences, pues, del testimonio que debes dar a nuestro Señor, ni de mí, su prisionero; antes bien, comparte mis padecimientos por la causa del Evangelio, estribando en la fuerza de Dios,
9 el cual nos salvó y nos llamó con vocación santa, no según nuestras obras, sino según su propia determinación y según la gracia dada a nosotros en Cristo Jesús antes de los tiempos eternos,
10 y que se manifestó ahora por la aparición de nuestro Salvador, Cristo Jesús, que destruyó la muerte e irradió luz de vida y de inmortalidad por medio del Evangelio.
11 Para cuya predicación fui yo constituido heraldo y apóstol y maestro de los gentiles.
12 Y por esta causa también padezco estas cosas; mas no me avergüenzo, porque sé a quién he creído y estoy firmemente persuadido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día. *
13 Conserva sin deformarlo el tipo de las palabras sanas que de mi oíste, con la fe y la caridad que está en Cristo Jesús. *
14 Guarda el precioso depósito por el Espíritu Santo, que habita en nosotros.
15 Sabes ya que me han vuelto las espaldas todos los que hay en el Asia, entre los cuales está Figelo y también Hermógenes. *
16 Conceda el Señor misericordia a la familia de Onesiforo, por cuanto muchas veces me alivió y no se avergonzó de mi cadena, *
17 antes bien, llegado a Roma, solícitamente me buscó y halló,
18 Concédale el Señor que alcance misericordia de manos del Señor en aquel día. Y cuántos buenos servicios prestó en Efeso, mejor tú lo sabes.

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Introducción a II Timoteo 




II EPÍSTOLA A TIMOTEO

OCASIÓN DE LA EPÍSTOLA. — Pablo está de nuevo en Roma, encarcelado y encadenado por Cristo. Su muerte es inminente. Se halla además casi solo: a excepción de Lucas, que permanece constante a su lado, los demás o han partido a otras regiones o le han abandonado cobardemente. Pero lo que más le llega al alma son los peligros a que se ve expuesta la Iglesia: no principalmente los peligros de persecución sangrienta, sino los de doctrinas perversas o de propagandas malsanas. Es el Getsemaní del Apóstol en vísperas de su calvario. Mas esos sentimientos penosos no le abaten ni acobardan. A imitación de Cristo, su corazón reacciona: la fe, la esperanza, el amor, el celo apostólico se sobreponen. A impulso de estos encontrados sentimientos escribe Pablo esta Epístola, que es como su testamento apostólico.

OBJETO. — El parte, pero antes quiere legar y como transfundir su espíritu apostólico a su querido discípulo Timoteo: a la manera que Elías dejó a Elíseo su doblado espíritu profético. Para esto le llama a Roma, para tenerlo a su lado cuando derrame su sangre como libación a honor de su Señor Jesu-Cristo. Mas, por si se frustran esos deseos, traslada a esta carta todos los sentimientos de su corazón de padre y de apóstol. La nota dominante es la de constancia e intrepidez en luchar por el Evangelio y la firmeza en desenmascarar y combatir el error: lo uno y lo otro, guardando fielmente la tradición y custodiando intacto el depósito de la verdad revelada.

DIVISIÓN. — Entre la introducción (1:1-5), notable por la intimidad del sentimiento, y la conclusión (4:9-22), en que los encargos y nuevas personales se mezclan con los saludos, el cuerpo de la Epístola puede dividirse en dos partes, no bien deslindadas por razón de sus múltiples afinidades. En la primera, de carácter más general, exhorta Pablo a su discípulo a la constancia e intrepidez en su ministerio pastoral (1:6-2:13). En la segunda, más concreta, le instruye sobre el modo de proceder contra la propaganda de doctrinas malsanas . (2:14-4:8).




Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

II Timoteo  1,1

En pocas palabras define Pablo su apostolado:
1) es una misión y representación de Jesu-Cristo;
2) su origen es la voluntad de Dios Padre, no la elección humana;
3) su objeto característico es anunciar a los hombres la promesa de la vida eterna;
4) su obra es la «edificación del cuerpo de Cristo» (Efe_4:12), expresada por la fórmula EN CRISTO JESÚS.


II Timoteo  1,6-7

Como en 1Ti_5:19, nos da aquí Pablo la definición del sacramento del Orden. Lo que de nuevo añade es la determinación de la gracia sacramental, que es ESPÍRITU… DE FORTALEZA…, DE CARIDAD Y DE TEMPLANZA, o moderación.


II Timoteo  1,12

MI DEPÓSITO: son las buenas obras, especialmente los trabajos apostólicos, con la recompensa merecida, que Pablo deposita confiado en la fidelidad de Dios.


II Timoteo  1,13-14

Recomienda aquí Pablo la fidelidad a la tradición apostólica. Su punto de partida son las PALABRAS SANAS QUE DE MÍ OÍSTE: la enseñanza oral de los apóstoles; estas palabras sanas son el PRECIOSO DEPÓSITO que hay que custodiar y transmitir fielmente; son también el modelo, la norma de la enseñanza episcopal; su conservación y transmisión incorrupta está garantida, de parte de Dios, POR EL ESPÍRITU SANTO, QUE HABITA EN NOSOTROS; de parte del hombre, CON LA FE Y LA CARIDAD. Decir, como dicen los protestantes, que sola la Escritura es regla de fe, es diametralmente opuesto a lo que enseña Pablo.


II Timoteo  1,15

FIGELO Y… HERMÓGENES: personajes desconocidos.


II Timoteo  1,16-18

De ONESÍFORO sólo sabemos lo que aquí dice San Pablo en su elogio.