Tito 3 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 15 versitos |
1 Recuérdales que se sometan a los príncipes, a las autoridades; que los obedezcan, que estén prontos para toda obra buena, *
2 que no ultrajen a nadie, que sean pacíficos, condescendientes, mostrando toda mansedumbre con todos los hombres.
3 Porque éramos un tiempo también nosotros insensatos, rebeldes, descarriados, esclavizados por concupiscencias y placeres de toda suerte, odiando los unos a los otros.
4 Mas cuando se manifestó la bondad y amor a los hombres de Dios, nuestro Salvador, *
5 no por obras hechas en justicia que nosotros hubiéramos practicado, sino según su misericordia, nos salvó por el baño de la regeneración y de la renovación del Espíritu Santo,
6 que derramó sobre nosotros opulentamente por Jesu-Cristo, nuestro Salvador,
7 para que, justificados por su gracia, seamos constituidos, conforme a la esperanza, herederos de la vida eterna.
8 Digna de fe es esta palabra; y acerca de ello quiero que te pongas firme, para que anden solícitos en aventajarse en las obras buenas los que han creído en Dios. Tales cosas son nobles y provechosas a los hombres.
9 En cambio, cuestiones tontas, y genealogías, y contiendas, y disputas relativas a la ley, evítalas, pues son inútiles y vanas.
10 Al hombre que introduce escisiones, tras la primera y la segunda amonestación, rehuyele,
11 sabiendo que está ese tal enteramente pervertido y peca, condenado por su propia sentencia.
12 Cuando te haya enviado a Artemas o Tíquico, date prisa en venir a mí a Nicópolis, porque allí he resuelto pasar el invierno. *
13 A Zenas el jurisconsulto y a Apolo provéelos solícitamente de lo necesario para el viaje, de manera que nada les falte. *
14 Y aprendan también los nuestros a tener iniciativas en las obras buenas, atendiendo a las necesidades apremiantes, para que no sean gente inútil.
15 Te saludan todos los que están conmigo. Saluda a los que nos aman en la fe. La gracia sea con todos vosotros. Amén. *

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Introducción a Tito




EPÍSTOLA A TITO

TITO. — Nació Tito de padres gentiles, acaso en Antioquia. Aparece por vez primera asociado a Pablo en su viaje al concilio de Jerusalén, donde los judaizantes intentaron en vano circuncidarle. Durante la tercera expedición del Apóstol fue enviado por éste dos veces a Corinto: una desde Efeso, otra desde Macedonia. Años más tarde, a su vuelta de España, Pablo evangelizó rápidamente a Creta, donde dejó a Tito para que completase su obra. De allí le llamó Pablo a Nicópolis, en el Epiro. Más tarde le hallamos en Dalmacia. Según una tradición, conservada por Eusebia, murió en Creta. Fue Tito el hombre de confianza de Pablo.

OCASIÓN Y OBJETO DE LA CARTA. — La Epístola a Tito guarda estrecha afinidad con la primera a Timoteo. Salvo las diferencias de lugares y personas, ambas Epístolas fueron escritas con ocasión parecida y con idéntico objeto: resistir a la propaganda de doctrinas malsanas, organizar definitivamente las Iglesias, custodiar intacto el depósito de la fe.

DIVISIÓN. — Tras el prólogo, más solemne que de ordinario (1:1-4), el cuerpo de la Epístola consta de dos partes principales. En la primera se proponen las cualidades de los presbíteros (1:5-16). En la segunda se inculcan, los deberes propios de cada estado (2:1-15), los generales a todos los fieles (3:1-7) y los particulares del pastor (3:8-11). Cierran la carta algunas recomendaciones, seguidas de saludos y la bendición (3:13-15).



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Tito 3,1

A LOS PRÍNCIPES, A LAS AUTORIDADES: en el supuesto de la distinción entre los dos términos, habla Pablo de las autoridades supremas y de las subalternas.


Tito 3,4-7

Otra síntesis de la soteriología de Pablo. La base es el hecho de nuestra salvación, expresado por el verbo principal de todo el pasaje: NOS SALVÓ. El principio de nuestra salud es Dios, las tres divinas personas. A Dios Padre corresponde la primera iniciativa, Jesu-Cristo es el Mediador, el Espíritu S. es el agente inmediato y físico. Dios Padre manifiesta su «BONDAD» O blanda benignidad y su AMOR A LOS HOMBRES (según el original, su filantropía), nos salva SEGÚN SU MISERICORDIA Y POR SU GRACIA; por esto se le apellida NUESTRO SALVADOR. La obra propia de Jesu-Cristo es la de Mediador entre el Padre y los hombres: por esta mediación se le llama también, lo mismo que al Padre, el SALVADOR NUESTRO. El Espíritu S. es el agente de nuestra salud, la cual obra derramándose sobre nosotros y dentro de nosotros. Para realzar esta acción libérrima y gratuita de Dios, declara el Apóstol que fuimos hechos salvos NO POR OBRAS HECHAS EN JUSTICIA QUE NOSOTROS HUBIÉSEMOS PRACTICADO. El hecho mismo, la salud, es justificación de nuestros pecados: JUSTIFICADOS POR SU GRACIA. Pero esta justificación no es, como imaginaron los protestantes, meramente putativa o ficticia; ni siquiera es de orden puramente moral; antes lleva consigo una verdadera REGENERACIÓN interna y espiritual, una RENOVACIÓN de todo el hombre interior, causada por el Espíritu S. A esa justificación sigue el ser CONSTITUIDOS HEREDEROS DE LA VIDA ETERNA: lo cual supone nuestra filiación divina adoptiva. El medio de que Dios se vale pata nuestra justificación y salud es EL BAÑO DE LA REGENERACIÓN: hermosa definición del bautismo, que expresa sus tres elementos principales:
1) la materia próxima, que es el baño;
2) el agente, que es el Espíritu S.;
3) el efecto, que es la regeneración y renovación espiritual.


Tito 3,12

De ARTEMAS no tenemos más noticias. Sobre TÍQUICO, cf. Hch_20:4; Efe_6:21; 2Ti_4:12.

|| NICÓPOLIS: ciudad del Epiro.


Tito 3,13

Sobre ZENAS no nos quedan noticias.


Tito 3,15

NOS AMAN EN LA FE: hermosa fórmula de la genuina caridad.