Hebreos 13 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 25 versitos |
1 Consérvese la caridad fraterna.
2 De la hospitalidad no os olvidéis; pues por ella algunos,, sin saberlo, hospedaron ángeles. *
3 Acordaos de los prisioneros, como compañeros de sus prisiones; de los que sufren vejaciones, como que también vosotros arrastráis ese cuerpo.
4 Sea para todos el matrimonio cosa digna de honor, y el trato conyugal sea inmaculado, porque a fornicarios y adúlteros los juzgará Dios.
5 Sea vuestro proceder exento de avaricia, contentándoos con lo que de presente tenéis; puesto que él ha dicho: «No, no te dejaré ni te abandonaré» (Dt 31:6-8);
6 de suerte que con osada confianza podamos decir (Sal 117:6): «¿Qué me podrá hacer el hombre? | El Señor es mi auxiliador; no temeré».
7 Acordaos de vuestros guías, los cuales os hablaron la palabra de Dios; de quienes, considerando el remate de su vida, imitad la fe. *
8 Jesu-Cristo ayer, y el mismo es hoy, y también por todos los siglos.
9 Por doctrinas abigarradas y peregrinas no os dejéis arrastrar, porque bueno es que se corrobore el corazón con la gracia, no con manjares, de los cuales ningún provecho sacaron los que siguieron ese camino.
10 Tenemos un altar, del cual no tienen derecho a comer los que se emplean en el ministerio del tabernáculo. *
11 Porque los cuerpos de aquellos animales, cuya sangre derramada por el pecado es introducida en el santuario por medio del sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento.
12 Por lo cual también Jesús, a fin de santificar al pueblo por medio de su sangre, padeció fuera de la puerta. *
13 Salgamos, pues, a él fuera del campamento, llevando su oprobio;*
14 pues no tenemos aquí ciudad permanente, sino que andamos en busca de la venidera.
15 Por medio, pues, de él ofrezcamos a Dios perennemente sacrificio de alabanza, esto es, fruto de labios que bendicen su nombre.
16 De la beneficencia y mutuo socorro no os olvidéis, pues en semejantes víctimas se complace Dios.
17 Obedeced a vuestros guías y mostradles sumisión, pues ellos se desvelan por el bien de vuestras almas, como quienes han de dar razón, a fin de que hagan eso con alegría y no gimiendo; porque esto a vosotros no os trae cuenta.
18 Rogad por nosotros; porque estamos seguros de que tenemos buena conciencia, con voluntad de proceder en todo rectamente.
19 Y con mayor insistencia os exhorto que hagáis eso, en razón de que más presto sea yo restituido a vosotros.
20 Y el Dios de la paz, el que levantó de entre los muertos en virtud de la sangre de una alianza eterna al gran Pastor de las ovejas, el Señor nuestro Jesús, *
21 os dé cabal perfección en todo bien, para que cumpláis su, voluntad, obrando él en nosotros lo que es agradable a sus ojos por mediación de Jesu-Cristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. *
22 Os ruego, hermanos, llevéis bien esta palabra de exhortación, pues a la verdad os he escrito compendiosamente. *
23 Sabed que nuestro hermano Timoteo ha sido puesto en libertad; con el cual, si viniere presto, os iré a ver. *
24 Saludad a todos vuestros guías y a todos los santos. Os saludan los de Italia. *
25 Sea la gracia con indos vosotros. Amen.

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Introducción a Hebreos




EPÍSTOLA A LOS HEBREOS

ANTECEDENTES HISTÓRICOS. — El estado de ánimo de los hebreos palestinenses era verdaderamente excepcional. No se trataba de un, peligro ordinario, como las disensiones de los corintios o las preocupaciones escatológicas de los tesalonicenses; se trataba de una crisis gravísima, decisiva, de la Iglesia de Palestina. En un esfuerzo supremo, presagio de la última catástrofe, el judaísmo se empeñó en restaurar su nacionalidad y esplendor religioso. Terminado ya, o a punto de terminarse, el templo de Jerusalén, comenzado más de ochenta años antes por Herodes el Grande, el culto divino podía ostentar toda su magnificencia. Los judíos cristianos, que no habían roto aún definitivamente con el judaísmo oficial, no podían quedar impasibles ante este aparente resurgimiento; y cuando cotejaban la pompa del culto levítico con la sencillez y pobreza de la naciente liturgia cristiana, se apoderaba de ellos una nostalgia religiosa que comprometía su fe. Y no sólo echaban de menos la esplendidez del culto mosaico, sino también las purificaciones rituales y observancias tradicionales. A todo esto se añadía el temor de los odios y persecuciones con que sus antiguos correligionarios, en aquellos momentos de exacerbación nacionalista, habían de responder a su defección del judaísmo. En suma: sentían un gran vacío moral y religioso, aumentado por el terror de la persecución.

ARGUMENTO DE LA EPÍSTOLA. — Puestos los hebreos al borde del abismo, Pablo, que había deseado ser anatema de Cristo por sus hermanos según la carne, voló en su socorro. Valiéndose del anónimo y velándose con el incógnito, si bien más aparente que real, les escribió una carta, o, mejor, un mensaje de aliento, para desvanecer sus preocupaciones y sus temores. La tesis del escrito es eminentemente práctica, y consta de dos afirmaciones íntimamente relacionadas entre si. La primera y principal establece la virtud santificadora de la nueva religión: virtud más poderosa de una santidad más perfecta; la segunda, consecuencia de la primera, infunde valor para no desmayar ante las persecuciones. Al anhelo de perfección, aunque algo extraviado, de los hebreos, responde Pablo, no refrenando esos ímpetus del corazón religioso, antes bien, dando al espíritu mayores vuelos y levantándose a alturas jamás imaginadas.

Para presentar en toda su dignidad y eficacia la santidad cristiana, inmensamente superior a la santidad mosaica, establece un parangón, que fácilmente se convierte en antítesis, entre la antigua y la nueva alianza. Esta comparación entre las dos alianzas, presente siempre a los ojos del autor, es la base y la síntesis de toda su demostración: la antigua alianza, pasajera, preparatoria, imperfecta; la nueva alianza, eterna, definitiva, perfectísima. Pero este cotejo o contraste apenas sale, diríamos, a la superficie; no quiere Pablo herir demasiado en lo vivo
los sentimientos de los judíos; lo que aparece radiante en primer término es la persona amable de Cristo, Autor y Consumador de la fe. En la antigua alianza. Dios se comunicó al pueblo por medio de los ángeles y Moisés, siervo de Dios; en la nueva habla a los hombres por Cristo, hijo de Dios, inmensamente superior a los ángeles y a Moisés. En la antigua alianza, los hombres se comunicaban con Dios por medio del sacerdocio de Aarón, ineficaz y transitorio; en la nueva alianza se comunica por medio de Cristo, sacerdote único y eterno según el orden de Melquisedec. En la antigua alianza los ministerios de mensajero y pontífice estaban repartidos; en la nueva, Cristo los asume todos en sí, Apóstol y Pontífice de nuestra fe. Pero llega más alto el vigor sintético y elevación teológica del autor. Si Cristo reúne en su persona toda la grandeza religiosa de la nueva alianza, su sacrificio en la cruz condensa a su vez toda la obra de Cristo. El sacrificio del Pontífice eterno, punto central de toda la demostración, es juntamente la clave de los dos problemas que en ella se desenvuelven.

AUTOR, LENGUA, TIEMPO Y LUGAR. — Que el autor de la Ep. a los Hebreos sea Pablo, no admite duda; no es, con todo, improbable que a las órdenes del Apóstol, bajo su dirección y responsabilidad, colaborase un redactor cuyo nombre no ha llegado hasta nosotros. La lengua original en que se escribió la Epístola no es la hebrea o la aramea, como alguno imaginó, sino la griega, más pura aquí que en otros escritos del N. T. Escribióse, según todas las probabilidades, después de haber sido martirizado Santiago el Menor, obispo de Jerusalén, a cuya muerte se alude en 13:7, y después también de la primera cautividad romana de Pablo, inmediatamente antes o después de su viaje a España. La frase final «Os saludan los de Italia» (13:24) parece indicar haberse escrito la carta desde alguna ciudad de Italia, acaso desde Roma,

DIVISIÓN. — El cuerpo de la Epístola consta de dos partes. La primera, dogmática, presenta a Jesu-Cristo como Dios, sacerdote y víctima (1:5-10:18); la segunda, parenética, contiene exhortaciones a la perseverancia en la fe y a la constancia en la tribulación, seguidas de recomendaciones particulares (10:19-13:17).




Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Hebreos 13,2

HOSPEDARON ÁNGELES: como Abrahán y Lot.


Hebreos 13,7

VUESTROS GUÍAS: es decir, vuestros superiores espirituales: tales como Esteban, Santiago el hijo de Zebedeo y Santiago el hermano del Señor, los cuales os HABLARON LA PALABRA DE DIOS y sellaron con su sangre la palabra que predicaron.


Hebreos 13,10

TENEMOS UN ALTAR: el del sacrificio eucarístico. Que tal sea el pensamiento del Apóstol, se prueba por dos razones:
1) habla Pablo de una comida litúrgica, que proviene de un altar. Ahora bien, no hay en el cristianismo otra comida litúrgica que la eucaristía,
2) Habla de un altar que TENEMOS de presente, de un sacrificio actual, capaz de contrapesar los sacrificios actuales levíticos, capaz, por tanto, de dar plena satisfacción a las aspiraciones religiosas de los hebreos. Ahora bien, el sacrificio de la cruz era un sacrificio pretérito. Luego de otro sacrificio habla, que no es otro que el sacrificio eucarístico.

|| DEL CUAL NO TIENEN DERECHO A COMER LOS QUE SE EMPLEAN EN EL MINISTERIO DEL TABERNÁCULO, por ser comparable al sacrificio solemne de la Expiación, de cuyas carnes no podían comer los sacerdotes, como lo prueba el Apóstol en el versículo Heb_13:11.


Hebreos 13,10-19

A los hebreos, que echaban de menos los sacrificios levíticos, propone Pablo otros sacrificios más nobles y agradables a Dios: el de la Eucaristía, renovación del sacrificio de la cruz; el de las alabanzas divinas y el de la beneficencia.


Hebreos 13,12

En el hecho de morir Cristo fuera de la ciudad descubre Pablo una representación figurativa del carácter expiatorio de su sacrificio. El Calvario, que hoy cae dentro de los muros de Jerusalén, estaba en tiempo de Jesu-Cristo fuera de la ciudad.


Hebreos 13,13

Aplicación moral de las ceremonias que acompañaban el sacrificio de la Expiación: hay que salir de Jerusalén, esto es, hay que abandonar el culto levítico.

|| LLEVANDO SU OPROBIO: alusión a los oprobios de que era objeto el cabrón emisario el mismo día de la Expiación.


Hebreos 13,20

DIOS…LEVANTÓ DE ENTRE LOS MUERTOS, EN VIRTUD DE LA SANGRE DE UNA ALIANZA ETERNA, AL GRAN PASTOR DE LAS OVEJAS. ¡Misterios de la sangre de Jesu-Cristo! Es la sangre de la alianza definitiva y eterna entre Dios y los hombres. En virtud de esta sangre, pagado ya el precio de nuestro rescate, Jesu-Cristo se levanta de entre los muertos para tomar posesión, en nombre suyo y nuestro, de la vida eternamente bienaventurada. En virtud de esta misma sangre, Cristo es, por nuevo título, Pastor supremo de las ovejas que con ella se conquistó (Hch_20:28).


Hebreos 13,21

Este hermoso versículo es una síntesis de la ascética cristiana. El ejercicio y materia de la virtud es TODO BIEN; su ideal es una CABAL PERFECCIÓN; su norma directiva, la VOLUNTAD de Dios; su fin y objeto, el divino beneplácito. Todo acto virtuoso es a la vez obra nuestra y obra de Dios, que con su gracia nos dispone y coopera con nosotros. Más todo ha de ser por MEDIACIÓN DE Jesu-Cristo, por quien Dios nos otorga su gracia y por quien nosotros agradamos a Dios. Digno es, por tanto, nuestro divino Mediador de la solemne doxología con que termina el Apóstol.


Hebreos 13,22

PALABRA DE EXHORTACIÓN o de conhorte: expresión que caracteriza admirablemente la Epístola a los Hebreos.


Hebreos 13,23

Ninguna otra noticia poseemos de la prisión de Timoteo.


Hebreos 13,24

LOS DE ITALIA: los fieles de Italia, desde donde se escribió esta carta.