Hebreos 6 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 20 versitos |
1 Por lo cual, dejando la enseñanza elemental de la palabra del Cristo, avancemos hacia la madurez. O, ¿por qué colocan ustedes nuevamente otro fundamento al arrepentimiento de obras muertas y a la fe en Dios,
2 a la enseñanza del bautismo y de la imposición de manos, a la resurrección de los muertos y al juicio eterno?
3 Y esto haremos si el Señor lo permite.
4 Pero es imposible que los que una vez descendieron al bautismo y experimentaron el don celestial, y recibieron el Espíritu Santo,
5 y probaron la buena palabra de Dios y el poder del mundo venidero,
6 regresen al pecado y sean otra vez renovados para arrepentimiento, por cuanto nuevamente crucificarían y expondrían a la ignominia al Hijo de Dios.
7 Porque la tierra que bebe la lluvia que frecuentemente cae sobre ella, y produce vegetación para provecho de quienes la cultivan, recibe bendición de Dios,
8 pero si produce espinos y abrojos es desechada, próxima a ser maldecida, y termina por ser quemada.
9 Pero aunque hablemos así, hermanos míos, nosotros estamos convencidos respecto a ustedes de las cosas virtuosas y afines a la salvación,
10 porque Dios no es injusto para olvidarse de sus obras y del amor que han demostrado a su Nombre, porque han servido a los santos, y continúan sirviéndoles;
11 pero nosotros queremos que cada uno de ustedes muestre este mismo esmero hasta el final, para el cumplimiento de su esperanza,
12 y que no estén desanimados, sino que sean imitadores de los que por la fe y la paciencia han llegado a ser herederos de la promesa.
13 Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, puesto que no había otro mayor que Él por quien jurar, juró por sí mismo,
14 diciendo: “EN VERDAD TE BENDECIRÉ, Y CIERTAMENTE TE MULTIPLICARÉ”,
15 y así, habiendo él sido paciente, recibió la promesa.
16 Porque los hombres juran por uno mayor que ellos, y es mediante juramentos que se llega a una conclusión segura en cualquier controversia que surge entre ellos;
17 por lo cual, queriendo Dios mostrar especialmente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su promesa, la selló con juramentos,
18 para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, seamos sobremanera confortados, para que teniendo refugio en Él, estemos asidos firmemente de la esperanza que nos prometió,
19 la cual es para nosotros como un ancla que sostiene firmemente nuestra alma para que no sea sacudida, y penetra hasta detrás del velo,
20 donde Jesús entró previamente por nosotros, y llegó a ser Sacerdote para siempre a semejanza de Melquisedec.

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