Hebreos 8 La Biblia (Traducción en Lenguaje Actual, SBU, 2004) | 13 versitos |
1

Nuestro Jefe de sacerdotes es mejor

Lo más importante de todo esto es que tenemos un Jefe de sacerdotes que está en el cielo, sentado a la derecha del trono de Dios.

2 Ese sacerdote es Jesucristo, que actúa como sacerdote en el verdadero santuario,[1] es decir, en el verdadero lugar de adoración, hecho por Dios y no por nosotros los humanos.
3 Aquí en la tierra, se nombra a cada jefe de los sacerdotes para presentar a Dios las ofrendas y sacrificios del pueblo. Por eso, también Jesucristo tiene algo que ofrecer a Dios.
4 Si él estuviera aquí, no sería sacerdote, pues ya tenemos sacerdotes que presentan a Dios las ofrendas que ordena la ley de Moisés.
5 Pero el trabajo de esos sacerdotes nos da apenas una ligera idea de lo que pasa en el cielo. Por eso, cuando Moisés iba a construir el santuario, Dios le dijo: «Pon mucho cuidado, porque debes hacerlo todo siguiendo el modelo que te mostré en la montaña».
6 Pero el trabajo que Dios le dio a Jesucristo, nuestro Jefe de Sacerdotes, es mucho mejor, y por medio de él tenemos también un pacto mejor, porque en él Dios nos hace mejores promesas.
7

El antiguo pacto

Si el pacto que Dios hizo antes con el pueblo de Israel hubiera sido perfecto, no habría sido necesario un nuevo pacto.

8 Pero al ver Dios que el pueblo no le obedecía como él esperaba, dijo:

«Viene el día

en que haré un nuevo pacto

con el pueblo de Israel

y con el pueblo de Judá.

9 »En el pasado,

tomé de la mano a sus antepasados

y los saqué de Egipto,

y luego hice un pacto con ellos.

Pero no lo cumplieron,

y por eso no me preocupé más por ellos.

10 »Por eso, este será mi nuevo pacto

con el pueblo de Israel:

haré que mis enseñanzas

las aprendan de memoria,

y que sean la guía de su vida.

Yo seré su Dios,

y ellos serán mi pueblo.

Les juro que así será.

11 »Ya no hará falta

que unos sean maestros de otros,

y que les enseñen a conocerme,

porque todos me conocerán,

desde el más joven hasta el más viejo.

12 »Yo les perdonaré

todas sus maldades,

y nunca más me acordaré

de sus pecados.»

13 Cuando Dios habla de hacer con nosotros un nuevo pacto, es porque considera viejo el pacto anterior. Y lo que se considera viejo e inútil, ya está a punto de desaparecer.


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Introducción a Hebreos

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Fuente: Traducción En Lenguaje Actual Con Deuterocanonicos En Orden Alejandrino (2004)

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Notas

Hebreos 8,2

[1] 8.2 Santuario: lit. tienda o carpa. En otras versiones de la Biblia se traduce como Tabernáculo o Tienda del Encuentro.