I Pedro 3 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 22 versitos |
1 Asimismo, las mujeres estén sujetas a sus maridos, para que si algunos no se rinden a la palabra, sin palabra sean ganados por el comportamiento de las mujeres,
2 al observar vuestro comportamiento casto, lleno de respeto.
3 Cuyo atavío ha de ser, no el exterior, de trenzas de cabellos y aderezos de oro o gala de vestidos,
4 sino el hombre interior del corazón, ataviado con la incorrupción de un espíritu apacible y sosegado, que es de mucho precio a los ojos de Dios.
5 Porque así en otro tiempo se ataviaban también las santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos,
6 como Sara obedeció a Abrahán, llamándole señor (Gen 18:22; Prov 3:25); de la cual vinisteis a ser hijas, haciendo el bien y no temiendo espanto alguno.
7 Los varones, igualmente, tratad a conciencia con la mujer, como con un ser más endeble, dándoles el debido honor, como a coherederas también de la gracia de la vida, para que no hallen estorbo vuestras oraciones. *
8 En fin, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amantes de vuestros hermanos, de blandas entrañas, de humildes sentimientos,
9 no devolviendo mal por mal ni afrenta por afrenta; antes al contrario, bendiciendo, ya que para esto fuisteis llamados, para ser herederos de la bendición.*
10 «Pues quien desea gozar la vida | y ver días felices, | refrene su lengua del mal y sus labios de palabras engañosas, * |
11 desvíese del mal y obre el bien, | busque la paz y corra tras ella; |
12 porque los ojos del Señor están sobre los justos, | y sus oídos, atentos a su plegaria; | mas el rostro del Señor contra los que obran el mal» (Sal 33:13-17).
13 Y ¿quién será el que os dañe si fuereis celadores de lo bueno?
14 Pero si todavía padeciereis por causa de la justicia, dichosos vosotros. No os acobardéis ante sus fieros, ni os conturbéis,
15 sino «santificad al Señor» Cristo (Is 8:12-13) en vuestros corazones, dispuestos siempre para la defensa de la esperanza que abrigáis, respondiendo a todo el que os pida razón acerca de ella, *
16 pero con mansedumbre y miramiento, conservando buena conciencia, para que en aquello en que hablan mal de vosotros queden confundidos los que maltratan vuestra manera buena de vivir en Cristo.
17 Que mejor es, si así lo dispusiere la voluntad de Dios, padecer obrando bien que obrando mal.
18 Pues también Cristo una vez, murió por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios: muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu;*
19 en el cual también a los espíritus que estaban en prisión, ido allá, predicó;
20 a los que un tiempo fueron rebeldes, cuando, en los días de Noé, la longanimidad de Dios estaba aguardando, mientras se construía el arca; entrando en la cual pocos, esto es, ocho almas, se salvaron por medio del agua.
21 Cuyo antitipo, el bautismo, también a vosotros os salva ahora, que es, no eliminación de inmundicia de la carne, sino prenda de buena conciencia para con Dios mediante la resurrección de Jesu-Cristo, *
22 que está a la diestra de Dios, después que se fue al cielo y se le sometieron los ángeles, las potestades y las virtudes.

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Introducción a I Pedro




I EPÍSTOLA DE SAN PEDRO

AUTOR - Desde Roma, hacia el año 63 (ó 64), escribió Pedro a las Iglesias del Asia Menor. Le daba título para dirigirse autoritativamente a estas Iglesias, fundadas y evangelizadas por Pablo, su autoridad suprema sobre toda la Iglesia de Cristo. No es improbable que para redactarla se valiese de Silas o Silvano, antiguo colaborador de Pablo, que ahora estaba con Pedro. DESTINATARIOS. — Los nombres de Ponto, Galacia, Capadocia, Asia (proconsular) y Bitinia parecen indicar las regiones (en sentido etnográfico) más bien que las provincias romanas (en sentido político-administrativo). De todos modos comprenden casi toda el Asia Menor (o Anatolia), a excepción de Cilicia, relacionada más bien con la Siria y la Fenicia. No es seguro, como insinuó Orígenes, que Pedro evangelizase personalmente estas regiones. OCASIÓN Y FIN. — Ciertas tribulaciones, señaladamente las calumnias de los gentiles y los primeros chispazos de persecución, podían poner en peligro la fe de aquellas jóvenes Iglesias. Pedro, deseoso de prevenir el mal, los exhorta a la constancia en la fe y la esperanza, les recomienda que desharían las absurdas calumnias con la ejemplaridad de su vida y les recuerda que padecer como cristiano es una gloria.EL PAULINISMO DE SAN PEDRO. — Si Pedro era el apóstol pontífice supremo, Pablo era el apóstol teólogo. Si el pescador del mar de Galilea había sido constituido Pastor soberano de toda la grey de Cristo, el antiguo discípulo de Gamaliel había sido favorecido con la misión y la «gracia de anunciar a los gentiles las riquezas de Cristo, imposibles de rastrear» (Ef 3:8). Por la palabra y por los escritos, Pablo irradió sobre toda la Iglesia la luz recibida de lo alto. Y esta luz alcanzó también a los mismos apóstoles, gozosos de ver cómo la luz de Pablo revelaba toda la profundidad de las enseñanzas que ellos habían recibido del Maestro. Pedro singularmente, que había tenido frecuente comunicación con Pablo y ahora tenía en su compañía a dos de sus discípulos y colaboradores, Silvano y Marcos, conocía también las Epístolas del grande Apóstol (2 Pe 3:16) y admiraba su «sabiduría» (Ib 3:15). Con todo esto se explica el origen de los frecuentes rasgos paulinos que matizan el pensamiento del Príncipe de los Apóstoles. Más, como era de suponer, las fulguraciones de Pablo se truecan en claridades más templadas, que elevan y ennoblecen las enseñanzas cristológicas y soteriológicas contenidas en la primera Epístola de Pedro.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

I Pedro 3,7

Dos consejos se dan a los maridos sobre el modo de tratar a sus mujeres. Primero: tratarlas con miramiento, por ser la mujer UN SER (literalmente un vaso ) MÁS ENDEBLE. Segundo: darles el DEBIDO HONOR, por ser ellas COHEREDERAS DE LA GRACIA. De lo contrario, hallarán ESTORBO SUS ORACIONES. Ni ellos estarán dispuestos para orar como conviene ni Dios los escuchará.


I Pedro 3,9

Imitando a Pablo (Rom_12:17; 1Ts_5:15), renueva Pedro el gran precepto del Maestro (Mat_5:39) de no devolver mal por mal.


I Pedro 3,10-12

Se cita el Sal_33:13-17, según la versión de los Setenta.


I Pedro 3,15

SANTIFICAD AL SEÑOR: palabras tomadas de Isaías (Isa_8:13), que significan «Temed y reverenciad [como santo] a Yahveh», y, aplicadas a Cristo, son un claro testimonio de su divinidad.

|| DISPUESTOS SIEMPRE PARA LA DEFENSA (literalmente para la apología ): lo cual supone conocimientos religiosos no escasos de los misterios de la fe.


I Pedro 3,18

VIVIFICADO EN EL ESPÍRITU: conservado vivo en cuanto al alma.


I Pedro 3,18-20

CRISTO, descendido a los infiernos (al seno de Abrahán o limbo de los padres), anunció la redención y la salud a las almas allí encerradas, entre las cuales se hallaban las de muchos contemporáneos de Noé, que, incrédulos en un principio, hicieron luego penitencia al ver cumplidas las divinas amenazas.


I Pedro 3,21

Más literalmente: «La cual [agua], [como] antitipo [o realidad prefigurada por el agua del diluvio], también a vosotros ahora os salva; [esta agua] es el bautismo…»

|| PRENDA DE BUENA CONCIENCIA PARA CON DIOS, o prenda para con Dios de buena conciencia . La palabra original ( eperotema ), correspondiente a PRENDA, es de significación dudosa y controvertida, si bien más en el matiz que en la sustancia. Dos son los sentidos principales que se le dan en este pasaje:
a) el de petición ;
b) el de estipulación (transacción o compromiso).

Más por razón del contexto y por la naturaleza de las cosas, cualquiera de estos dos sentidos presupone o connota el otro, y ambos coinciden en expresar firmeza, seguridad, eficacia. De ahí que el sentido real pueda expresarse por PRENDA.

|| MEDIANTE LA RESURRECCIÓN…: Sobre el influjo de la resurrección de Cristo en nuestra justificación Cf. Rom_4:25; Rom_6:3-11.


I Pedro 3,22

SE LE SOMETIERON: Efe_1:20-21; Flp_2:10.