II Pedro  2 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 22 versitos |
1 Hubo también falsos profetas en el pueblo, como también entre vosotros habrá falsos maestros, que disimuladamente introducirán sectas de perdición, y, negando al Señor, que los rescató, atraerán sobre si una pronta perdición.
2 Y muchos se irán tras sus lascivias, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado;
3 y movidos de codicia, con artificiosas palabras traficarán con vosotros; contra los cuales la condenación ya de antiguo no anda ociosa, y su perdición no dormita.
4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, antes hundiéndolos en el tártaro los entregó en cavernas de tinieblas, reservándolos para el juicio;*
5 y sí no perdonó al mundo antiguo—si bien a Noé, pregonero de la justicia, le preservó con otros siete—, desencadenando el diluvio sobre el mundo de los impíos;
6 y si a las ciudades de Sodoma y Gomorra, reduciéndolas a cenizas, las condenó a total destrucción, puestas como ejemplar de los impíos venideros:
7 y si libró al justo Lot, atormentado por la desenfrenada conducta de aquellos libertinos
8 —pues por lo que veía y oía, el varón justo día tras día sentía el alma justa torturada con las inicuas obras de aquellos entre quienes habitaba—;
9 sabe el Señor sacar incólumes de la prueba a los piadosos: a los injustos, empero, al paso que los castiga, reservarlos para el día del juicio,
10 mayormente a los que se van tras la inmundicia de la carne, estimulados por la concupiscencia, y menosprecian el señorío. Osados, satisfechos de sí, no tiemblan de blasfemar las glorias;*
11 donde los ángeles, con ser superiores en fuerza y poder, no pronuncian contra ellas en presencia del Señor sentencia contumeliosa. *
12 Mas éstos, como brutos animales, nacidos naturalmente para presa y corrupción, blasfemando de lo que ignoran, se corromperán con la misma corrupción de aquéllos,
13 sufriendo como castigo lo que será el pago de su injusticia: ellos, que consideran como una dicha el goce de un día: manchas y tachas, que se deleitan en sus engaños, mientras alegremente banquetean con vosotros;*
14 que tienen los ojos llenos de la mujer adúltera e insaciables de pecado; que enceban las almas poco firmes; que tienen el corazón curtido en la codicia, hijos de maldición.
15 Abandonando el camino recto, se extraviaron, siguiendo el camino de Balaán, el hijo de Bosor, que amó el salario de la injusticia;*
16 pero halló la reprensión de su propia transgresión: un jumento mudo, hablando con voz de hombre, impidió la insensatez del profeta.
17 Estos son fuentes sin agua y nieblas empujadas por el torbellino, a los cuales está reservada la lobreguez de las tinieblas.
18 Porque voceando pomposidades hueras, ceban con lascivias, atizando las concupiscencias de la carne, a los que apenas escapan de los que pasan la vida en el error,
19 prometiéndoles la libertad ellos que son esclavos de la corrupción; porque de quien es uno vencido, a éste queda esclavizado.
20 Porque si, después de haber escapado de las inmundicias del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesu-Cristo, envueltos nuevamente en ellas son vencidos, resultan para ellos las postrimerías peores que los principios.
21 Que mejor les fuera no haber conocido el camino de la justicia que, después de haberle conocido, volverse atrás de la ley santa a ellos enseñada.
22 Y les ha acontecido aquello del proverbio verdadero: «Perro que vuelve a su propio vómito» (Prov 16:11) y «Puerca lavada, al revolcadero del cieno». *

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Introducción a II Pedro 




II EPÍSTOLA DE SAN PEDRO

AUTOR. — El autor de esta Epístola es el mismo Pedro. Las diferencias de lenguaje y estilo entre esta Epístola y la anterior, que ya llamó la atención en la antigüedad, pueden explicarse, como ya indicó S. Jerónimo, con la diferencia de redactor. Sí la redacción de la primera se debe en gran parte a Silvano, la de la segunda pudo ser exclusivamente del mismo Pedro o de otro colaborador distinto, Marcos, por ejemplo.

DESTINATARIOS. — La indicación de que ésta es la segunda carta dirigida a los mismos (3:1) permite concluir probablemente que los destinatarios de la segunda son los mismos de la primera: los fieles del Ponto, Galacia, Capadocia, Asia (proconsular) y Bitinia, venidos en su mayor parte de la gentilidad. Los falsos doctores, contra quienes se escribe, confirman esta suposición.

OCASIÓN Y FIN. — Se había cumplido la predicción de Pablo: lobos rapaces invadieron la grey del Señor (Ac 20:29). Esos precursores del gnosticismo, desconociendo el señorío soberano de Jesu-Cristo y negando su segundo advenimiento, blasfemaban de los ángeles y se entregaban a todos los desenfrenos. Contra los manejos de tales hombres, Pedro previene a los fieles, exhortándoles a la constancia en la fe y a la práctica de las virtudes cristianas.

TIEMPO Y LUGAR. — Como se indica en la misma carta (1:14-15), escribióla el apóstol cuando tenia ya el presentimiento de una muerte cercana, probablemente entre los años 64 y 67. Es posible que desde Roma.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

II Pedro  2,4-10

Período desaliñado, cuya prótasis recuerda los castigos divinos mencionados en la Escritura, y cuya apódosis (lógica) hace la aplicación a los falsos maestros.


II Pedro  2,10

EL SEÑORÍO: es la soberanía divina, de la cual es reflejo la legítima autoridad humana.

|| LAS GLORIAS: parecen ser los ángeles. En qué sentido esos maestros blasfemaban de los ángeles, no se especifica.


II Pedro  2,11

Cf. Jud_1:9; Zac_3:3.


II Pedro  2,13

EN SUS ENGAÑOS: en sus fraudes y seducciones. Otros leen «en sus ágapes», lección más fácil y harmonística con Jud_1:12.


II Pedro  2,15

Cf. Núm_22:1-41; Núm_23:1-30; Núm_24:1-25.


II Pedro  2,22

El primer proverbio es bíblico (Pro_26:11); el segundo es un refrán popular. Estos dos animales son los mencionados por el divino Maestro en Mat_7:6.