II Pedro  3 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 18 versitos |
1 Esta es ya, queridos míos, la segunda epístola que os escribo, en la cual, lo mismo que en la anterior, despierto con mi recuerdo vuestra sincera inteligencia,
2 para que os acordéis de las palabras anteriormente dichas por los santos profetas y del mandamiento del Señor y Salvador, comunicado por vuestros apóstoles;
3 esto entendiendo ante todo que vendrán en los últimos días burladores con burlerías, dados a vivir conforme a sus propias concupiscencias,
4 y diciendo: «¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde que los padres murieron, todo continúa de la misma manera, lo mismo que desde el principio de la creación».
5 Porque esto se les oculta deliberadamente: que existieron originariamente cielos y tierra, que, salida del agua y sujeta a la acción del agua, adquirió su consistencia por la palabra de Dios,
6 por las cuales cosas el mundo de entonces pereció inundado por el agua; *
7 y los cielos y la tierra de ahora quedan en reserva por la misma palabra, guardados para el fuego para el día del juicio y del exterminio de los hombres impíos.
8 Esto solo no se os esconda, amados míos, que un día es para el Señor como mil años, y mil años como un día (Sal 89:4).
9 No anda el Señor remiso en la promesa, al modo que algunos califican de remisión su proceder, sino que usa de longanimidad con vosotros, no queriendo que algunos perezcan, sino que todos vengan a penitencia.*
10 Pero vendrá el día del Señor como ladrón, día en que los cielos estrepitosamente pasarán, y los elementos abrasados se disolverán, y la tierra, con cuantas obras hay en ella, será alcanzada por el fuego.
11 Pues que todas esas cosas así se han de disolver, ¿cuáles conviene que seáis en santas costumbres y obras de piedad,
12 aguardando y apresurando el advenimiento del día de Dios, por el cual los cielos, abrasados, se disolverán, y los elementos, ardiendo, se derretirán?
13 «Nuevos cielos, empero, y nueva tierra » (Is 65:17; 66:22) aguardamos, según su promesa, en los cuales habita la justicia.
14 Por lo cual, amados míos, mientras aguardáis estas cosas, procurad con empeño, conservándoos inmaculados e intachables, ser hallados por él en paz,*
15 y la longanimidad de nuestro Señor consideradla como salvación, como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría cine le fue ciada, os escribió;
16 como asimismo lo hace en todas las epístolas, hablando de esto; en las cuales hay algunas cosas difíciles de entender, las cuales los indoctos y poco asentados tuercen, lo mismo que las denlas Escrituras, para su propia perdición. *
17 Vosotros, pues, amados míos, conociéndolo de antemano, guardaos, no sea que, arrastrados por el extravío de hombres sin ley, decaigáis de vuestra firmeza;
18 antes bien, creced en la gracia y conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén. *

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Introducción a II Pedro 




II EPÍSTOLA DE SAN PEDRO

AUTOR. — El autor de esta Epístola es el mismo Pedro. Las diferencias de lenguaje y estilo entre esta Epístola y la anterior, que ya llamó la atención en la antigüedad, pueden explicarse, como ya indicó S. Jerónimo, con la diferencia de redactor. Sí la redacción de la primera se debe en gran parte a Silvano, la de la segunda pudo ser exclusivamente del mismo Pedro o de otro colaborador distinto, Marcos, por ejemplo.

DESTINATARIOS. — La indicación de que ésta es la segunda carta dirigida a los mismos (3:1) permite concluir probablemente que los destinatarios de la segunda son los mismos de la primera: los fieles del Ponto, Galacia, Capadocia, Asia (proconsular) y Bitinia, venidos en su mayor parte de la gentilidad. Los falsos doctores, contra quienes se escribe, confirman esta suposición.

OCASIÓN Y FIN. — Se había cumplido la predicción de Pablo: lobos rapaces invadieron la grey del Señor (Ac 20:29). Esos precursores del gnosticismo, desconociendo el señorío soberano de Jesu-Cristo y negando su segundo advenimiento, blasfemaban de los ángeles y se entregaban a todos los desenfrenos. Contra los manejos de tales hombres, Pedro previene a los fieles, exhortándoles a la constancia en la fe y a la práctica de las virtudes cristianas.

TIEMPO Y LUGAR. — Como se indica en la misma carta (1:14-15), escribióla el apóstol cuando tenia ya el presentimiento de una muerte cercana, probablemente entre los años 64 y 67. Es posible que desde Roma.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

II Pedro  3,6

POR LAS CUALES [cosas]: la palabra de Dios (principalmente) y el agua (instrumentalmente) causaron la catástrofe del diluvio.


II Pedro  3,9

Cf. Rom_2:4; Rom_6:22-23; Efe_4:30; Efe_5:5-6.


II Pedro  3,14

EN PAZ: con Dios, es decir, en su gracia.


II Pedro  3,16

DIFÍCILES: porque dificultosas de entender, pueden dar pie a torcidas inteligencias. De hecho, la torcida inteligencia de algunas expresiones de Pablo dio origen al protestantismo.

|| COMO LAS DEMÁS ESCRITURAS: con esta declaración, con que son equiparadas a los demás libros divinamente inspirados, Pedro canoniza , por así decirlo, las Epístolas de Pablo.


II Pedro  3,18

NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR: es la cuarta vez que aparece esta expresión (Cf. 2Pe_1:11; 2Pe_2:20; 2Pe_3:2), que, así por lo que significa como por la GRACIA que le precede y por la doxología que le sigue, es un nuevo testimonio de la divinidad de Jesu-Cristo.