I Juan 2,1
Es altamente consoladora la enseñanza de San Juan sobre el pecado. Por una parte nos exhorta a que no pequemos; mas por otra nos advierte que ni el pecado pretérito ni tampoco el que eventualmente pueda sobrevenir, como se reconozca humildemente, es un obstáculo insuperable para la salud eterna. Si nosotros no merecemos el perdón de nuestros pecados, ABOGADO TENEMOS ANTE EL PADRE que nos lo mereció, como Redentor, y ahora nos lo alcanza, como Intercesor.
I Juan 2,2 EL ES PROPICIACIÓN…: todo Jesu-Cristo es no sólo
propiciador o propiciatorio, sino PROPICIACIÓN. Es de notar la conexión que sugiere Juan entre la intercesión celeste de Cristo Abogado y la propiciación terrestre de Cristo Redentor. (Cf.
Rom_8:34;
Heb_6:19-20;
Heb_7:24-25.)
I Juan 2,3-6 El conocimiento de Jesu-Cristo, LA CARIDAD DE DIOS y la observancia de sus MANDAMIENTOS, si en sentido precisivo son cosas distintas, en sentido plenario y profundo son para Juan una misma realidad; y esta triple realidad es el
criterio y la
manifestación de nuestra
comunión con Dios. Por esto puede afirmar Juan que EN ESTO SABEMOS QUE LE HEMOS CONOCIDO, SI GUARDÁREMOS SUS MANDAMIENTOS. Es que no habla de un conocimiento abstracto, frío y superficial, sino de un «conocimiento interno», cálido y penetrante, de una verdadera comunión vital de nuestra inteligencia con la mente y la verdad de Dios.
I Juan 2,7 EN EL MANDAMIENTO ANTIGUO, que es la caridad, se recapitula no sólo toda la ley (
Rom_13:8-10;
Gál_5:14), sino también todo el Evangelio, que ES LA PALABRA QUE OÍSTEIS. Con esta expresión se remite Juan no al Evangelio escrito, sino al Evangelio predicado a la enseñanza oral de los apóstoles, a la tradición apostólica.
I Juan 2,7-11 Este trozo es un bellísimo poemita, dividido en dos partes. En la primera (
1Jn_2:7-8) se enuncia un mandamiento antiguo a la vez y nuevo. En la segunda (
1Jn_2:9-11) se enaltece el amor fraterno, contrapuesto al odio.
I Juan 2,8 LO CUAL: el antecedente lógico de este relativo es la
novedad del mandamiento nuevo. Esta novedad, es decir, el que el mandamiento sea algo nuevo, SE VERIFICA EN ÉL Y EN VOSOTROS. Y da la razón algo enigmáticamente: PORQUE LAS TINIEBLAS PASAN Y LA LUZ VERDADERA YA BRILLA. Quiere decir: este mandamiento es nuevo por parte de Cristo, porque es una irradiación de la luz nueva que brilla después de las viejas tinieblas. Y es también nuevo, por parte de vosotros, porque es nuevo para vosotros el vivir en la luz después
de haber permanecido en las tinieblas.
I Juan 2,9-11 Hay aquí una curiosa antítesis ternaria, muy del gusto de Juan, en que por así decir, los extremos se tocan: ABORRECE-AMA-ABORRECE; TINIEBLAS-LUZ-TINIEBLAS.
I Juan 2,12-14 La principal dificultad de este pasaje, dividido en dos ciclos enteramente paralelos, está en la triple denominación de HIJUELOS (o NIÑOS), ADOLESCENTES y PADRES. ¿Designan tres categorías distintas o bien cada una de las tres denominaciones representa la totalidad de los fieles? Una explicación intermedia parece preferible: HIJUELOS (y NIÑOS) son denominaciones comunes que comprenden a todos los fieles; ADOLESCENTES; Y PADRES distinguen dos categorías de fieles conforme a su edad. El motivo de semejante interpretación es que las, dos denominaciones de HIJUELOS Y NIÑOS el
anciano Juan las emplea constantemente en sentido metafórico refiriéndose a todos los fieles (
1Jn_2:1;
1Jn_2:18;
1Jn_2:28;
1Jn_3:7;
1Jn_3:18;
1Jn_4:4;
1Jn_5:21); y, por otra parte, lo que a ellos dice no es propio y peculiar de los niños. En cambio, las denominaciones de ADOLESCENTES O PADRES nunca la emplea refiriéndose a todos los fieles; y, por otra parte, lo que a ellos dice está en consonancia con la diferencia de edad.
I Juan 2,16 LA CONCUPISCENCIA DE LOS OJOS se refiere a los espectáculos mundanos y diversiones inmorales o carnavalescas.
|| LA JACTANCIA DE LOS BIENES [TERRENOS] O
arrogancia de la opulencia es el orgullo que la riqueza cría y ceba.
I Juan 2,18 LA ÚLTIMA HORA: la última edad del mundo.
|| EL ANTICRISTO…MUCHOS ANTICRISTOS: la denominación de ANTICRISTO se usa en diferentes sentidos. En sentido
propio es el gran rival o antagonista de Cristo, «el hombre del pecado, el hijo de la perdición» (
2Ts_2:3), cuya aparición precederá inmediatamente al segundo advenimiento de Cristo. En sentido derivado es la colectividad o tendencias satánicas, que encarnará en sí el anticristo personal o también algunos individuos de singular perversidad y prepotencia que en el curso de la historia humana van preludiando la acción del anticristo por antonomasia,
I Juan 2,19 NO ERAN DE NOSOTROS: son los que, como Simón Mago (
Hch_8:18-24), abrazaron el cristianismo con ánimo fingido y torcido y luego apostataron.
I Juan 2,20 TENÉIS LA UNCIÓN DEL QUE ES SANTO: la UNCIÓN es consagración o santificación; por esto el
Ungido es el Santo. Esta correspondencia se expresa en la misma significación etimológica: UNCIÓN es
Chrisma, Ungido es
Christo . En sentido real, la UNCIÓN representa el Espíritu S., por el cual Cristo fue ungido y constituido
Mesías (
Sal_2:2;
Sal_44:8;
Luc_4:18;
Hch_2:36;
Hch_4:27;
Hch_10:38). Los fieles, en Cristo, participan de esta UNCIÓN o chrisma del Espíritu S., uno de cuyos efectos es la ilustración de la inteligencia. Por esto continúa Juan: Y LO SABÉIS TODO, es decir, todo lo que os interesa conocer para vuestra salud eterna, sin que tengáis que mendigarlo de los maestros del error, de los
anticristos .
I Juan 2,22 Alude Juan a los cerintianos, que fantaseaban que sobre el hombre Jesús en el bautismo descendió el Eón Cristo, y que se retiró de él en la pasión. Con esto, si se admitía cierta mesianidad de Jesús, se negaba la identidad personal entre Jesús y Cristo. San Juan, no contento con afirmar esta identidad personal, añade que Jesús es no sólo Mesías, sino también Hijo de Dios.
I Juan 2,23 EL QUE NIEGA AL HIJO, TAMPOCO ADMITE AL PADRE: tomando los términos HIJO y PADRE en sentido formal, quien NIEGA AL HIJO de Dios no puede lógicamente admitir la paternidad natural de Dios. Aunque admita a
Dios , no admite al PADRE.
I Juan 2,24 La tradición oral, vehículo y criterio de la doctrina apostólica.
I Juan 2,27 NO TENÉIS NECESIDAD DE QUE NADIE OS ENSEÑE: de que venga uno de esos maestros privados de la unción del Espíritu S. a enseñaros a vosotros, que ya conocéis la verdad, internamente ilustrados por la unción del Espíritu y externamente amaestrados por la enseñanza apostólica. No enseña, por tanto, Juan la inutilidad del magisterio eclesiástico. La razón es clara: Porque:
1) al excluir la enseñanza ajena se refiere a la doctrina de los anticristos;
2) porque varias veces recomienda la adhesión a la tradición apostólica;
3) porque él mismo, con la carta que escribe, ejerce y acredita el magisterio eclesiástico externo.
I Juan 2,29 Transición de la primera a la segunda parte.