II EPÍSTOLA DE SAN JUAN
DESTINATARIOS. — La «Señora elegida» y «sus hijos» a quienes se dirige la carta, debe de ser una de las Iglesias o comunidades cristianas del Asia Menor. No nos es posible precisar más. OCASIÓN Y FIN. — Las recomendaciones que en la carta se hacen suponen la presencia de los mismos adversarios o anticristos y de los mismos peligros doctrinales y morales que en la primera Epístola, escrita por el mismo tiempo. En razón de su misma brevedad adquiere mayor relieve la apremiante recomendación de mantenerse dentro de los límites de la tradición cristiana y apostólica. Las expresiones son hasta duras. Al «que va más allá y no se mantiene en la doctrina de Cristo», dice, a este tal «no le recibáis en casa ni le digáis ¡Salud!» (9-10). CARÁCTER. — La segunda Epístola es un precioso resumen, en que el amplio mensaje se compendia en una breve carta. Y puede servir de introducción para leer más fructuosamente la primera Epístola.
II Juan 1,1
EL PRESBÍTERO: Juan en sus últimos años, como único apóstol superviviente, era EL PRESBÍTERO por antonomasia.
|| A LA SEÑORA ELEGIDA: el sentido real es claro: se trata de alguna Iglesia determinada, que no sabemos cuál sea. El sentido formal o verbal no es tan cierto. El sustantivo SEÑORA puede ser común o propio. Si es propio, sería, según el original, Kyria o Ciria . De todos modos, sería un nombre simbólico.
|| EN VERDAD: podría también traducirse, tal vez más exactamente, «en la verdad». LA VERDAD es la realidad de la economía de la salud cristiana, o, lo que es lo mismo, la revelación divina objetivamente considerada. Dentro de esta verdad y conforme a ella dice Juan que ama a la Iglesia a quien escribe.