Judith 1 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 16 versitos |
1 El año duodécimo del reinado de Nabucodonosor, que reinó sobre los asirios en la gran ciudad de Nínive, y en los días de Arfaxad, que reinó sobre los medos en Ecbátana,
2 construyó éste alrededor de Ecbátana una muralla de piedras talladas, que medían tres codos de ancho y seis codos de largo. La muralla tenía setenta codos de alto y cincuenta de ancho.
3 Junto a las puertas erigió torres de cien codos de alto; la anchura de sus cimientos llegaba hasta sesenta codos.
4 Construyó puertas que se elevaban hasta una altura de setenta codos, y su anchura era de cuarenta codos, con el fin de permitir el paso de su poderoso ejército y el desfile de su infantería.
5 En aquellos días, el rey Nabucodonosor hizo la guerra al rey Arfaxad en la gran planicie, esto es, en la planicie del territorio de Ragau.
6 Se le agregaron todos los habitantes de la montaña y todos los que vivían a orillas del Éufrates, del Tigris, del Hidaspes y en las llanuras de Arioc, rey de los elamitas. Se juntaron, pues, numerosos pueblos para combatir contra los hijos de Queleúd.
7 Luego Nabucodonosor, rey de los asirios, envió mensajeros a todos los habitantes de Persia, a todos los que había al occidente
8 a los pueblos del Carmelo y de Galaad, a los de la Galilea superior y de la gran llanura de Esdrelón,
9 a todos los que vivían en Samaría y en sus ciudades y al otro lado del Jordán, hasta Jerusalén, Batanea, Quelús, Cades, hasta el río de Egipto, y hasta Tafnis y Ramsés y todo el país de Gosen,
10 hasta llegar más allá de Tanis y Menfis, y a todos los habitantes de Egipto hasta los confines de Etiopía.
11 Pero los habitantes de todas aquellas tierras despreciaron la palabra de Nabucodonosor, rey de los asirios, y no acudieron a su llamada para la guerra, porque no le temían, sino que ante ellos era él como un hombre cualquiera. Le devolvieron, pues, sus mensajeros con las manos vacías y con la vergüenza en la cara.
12 Se enfureció grandemente Nabucodonosor contra toda aquella tierra y juró por su trono y por su reino que castigaría todos los territorios de Cilicia, Damasco y Siria y que aniquilaría con su espada a todos los habitantes del país de Moab, a los amonitas, a Judea entera, y a todos los de Egipto, hasta la frontera de los dos mares.
13 El año diecisiete libró con su ejército una batalla contra el rey Arfaxad, lo venció en el combate y desbarató todas las tropas de Arfaxad, toda su caballería y todos sus carros.
14 Se adueñó de sus ciudades, llegó hasta Ecbátana y se apoderó de las torres, saqueó sus plazas y convirtió su hermosura en afrenta.
15 Apresó a Arfaxad en las montañas de Ragau, lo atravesó con sus flechas y acabó con él para siempre.
16 Luego volvió con sus guerreros y con toda la gran muchedumbre que se le había juntado, multitud inmensa de hombres de guerra, y allí se entregó al regocijo y a los banquetes, él y su ejército, durante ciento veinte días.

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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