JUDIT
El libro toma su nombre del de la protagonista, Judit, que significa «la judía»; ella es la israelita modelo, que tras sus hazañas llega a identificarse con el pueblo judío (Jdt 16:4; Jdt 16:11). Aunque realmente, el verdadero protagonista es Dios que salva a su pueblo por la mano de Judit. El relato tiene la apariencia de una narración histórica en la que abundan datos sobre lugares, fechas y personajes, pero muchos de sus datos nos muestran que no puede ser histórico. No es que su autor pretenda engañar al lector, ni que desconozca la historia; de hecho su intención no es hacer historia antigua, sino una teología de la historia de forma narrativa. Selecciona deliberadamente personajes y acontecimientos de diversas épocas con una finalidad religiosa: mostrar cómo Dios vence a los enemigos de su pueblo; su salvación no depende del poder militar, sino de la confianza y la fidelidad a él. La composición del libro hay que situarla entre la segunda mitad del siglo ii y principios del i.
Judith 9,1-14*8-16 Judit, que es viuda, representa la inesperada e imprevisible acción de Dios cuando, según lo narrado en Jdt 1:1-16; Jdt 2:1-28; Jdt 3:1-10; Jdt 4:1-15; Jdt 5:1-24; Jdt 6:1-21; Jdt 7:1-32, no queda ninguna esperanza. La viuda es prototipo de la debilidad y símbolo del Israel sufriente. Como en el resto de la Sagrada Escritura, la debilidad del instrumento realza la intervención de Dios.