Eclesiástico 17 La Biblia (Traducción en Lenguaje Actual, SBU, 2004) | 28 versitos |
1

La gran creación de Dios

Del polvo de la tierra

Dios creó a todo ser humano,

y al polvo lo hace volver.

2 Le dio cierto tiempo de vida

y autoridad para gobernar la tierra.

3 Lo hizo a su propia imagen,

y le dio un poder semejante al suyo.

4 También hizo que pájaros y fieras

sintieran miedo ante el ser humano,

para que éste pudiera dominarlos.

5 (5-6) Dios le dio al ser humano

la facultad de ver, probar,

oler, sentir y oír,

y la capacidad de pensar.

7 Le dio mucha sabiduría

para elegir entre el bien y el mal.

8 (8-9) Lo alumbró con su propia luz

para que, al ver su gran creación,

hablara de ella a todo el mundo

10 y alabara al Dios santo

por sus grandes maravillas.

11

Alianza de Dios con Israel

Dios dio a nuestros padres

enseñanzas que dan vida y conocimiento.

12 Hizo con ellos una alianza,

y les dio a conocer sus mandamientos.

13 Con sus propios ojos vieron

el gran poder de Dios;

con sus propios oídos oyeron

el tono majestuoso de su voz.

14 Dios les ordenó no dañar a nadie,

sino tratar a todos con bondad.

15

Dios es justo y misericordioso

Dios ve todo lo que hacemos;

nada se esconde de su vista.[1]

17 A cada nación le dio un jefe,

pero nosotros los israelitas

somos su pueblo elegido.

18 Dios nos ha educado

con amor y disciplina,

como se educa a todo hijo.

19 Dios ve todo lo que hacemos

como quien ve la luz del sol.

20 No podemos ocultarle

nuestros pecados y maldades.

21 Dios, nuestro creador,

es bondadoso y nos conoce;

por eso perdona nuestras faltas

y jamás nos abandona.

22 Dios considera muy valiosa

la ayuda que se da a los pobres,

23 y un día, quienes la dan

recibirán de Dios su recompensa.

24 Dios perdona a los que se arrepienten

y consuela a los que no tienen esperanza.

25

Invitación a volverse a Dios

Vuélvete a Dios, y deja de pecar;

ora en su presencia, y no lo ofendas más.

26 Vuélvete al Dios altísimo

y rechaza por completo la maldad,

pues él condena a los malvados.

27 (27-28) En el mundo de los muertos

nadie puede alabar a Dios;

sólo podemos alabarlo y darle gracias

los que aún seguimos con vida.

29 ¡Qué bondadoso es nuestro Dios!

¡Qué grande es su perdón

para los que se arrepienten!

30 Nadie puede tenerlo todo,

porque nadie vive para siempre.

31 Así como las nubes

tapan la brillante luz del sol,

también los malos pensamientos

oscurecen nuestra mente.

32 Dios gobierna los astros del cielo,

pero nosotros somos simples mortales.


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Introducción a Eclesiástico

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Fuente: Traducción En Lenguaje Actual Con Deuterocanonicos En Orden Alejandrino (2004)

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Notas

Eclesiástico 17,15

[1] 17.15 Algunos mss. agregan el v. 16: Desde jóvenes nos inclinamos al mal. No hemos podido hacer que se enternezca nuestro duro corazón.