Eclesiástico 35 Dios Habla Hoy (2002) | 24 versitos |
1 Cumplir la ley vale tanto como hacer muchas ofrendas;
obedecer los mandamientos es como ofrecer sacrificios de reconciliación. [a]
2 Ser agradecido es como ofrecer la mejor harina a Dios, [b]
y dar limosna es como hacer sacrificios de alabanza. [c]
3 Lo que agrada al Señor es que te apartes del mal;
si te apartas de la injusticia, obtendrás el perdón de tus pecados.
4 No te presentes al Señor con las manos vacías,
pues todo esto debe hacerse porque es un mandamiento. [d]
5 Cuando un hombre honrado ofrece grasa sobre el altar,
el buen olor llega hasta el Altísimo. [e]
6 Cuando un hombre honrado ofrece un sacrificio,
Dios lo acepta y no lo olvidará.
7 Honra al Señor con generosidad;
no seas tacaño cuando ofrezcas los primeros frutos. [f]
8 Siempre que ofrezcas algo, pon buena cara
y da los diezmos con alegría. [g]
9 Da al Altísimo como él te ha dado a ti,
con generosidad, de acuerdo con tus posibilidades,
10 porque Dios sabe premiar
y te pagará siete veces más.
11 No pretendas sobornarle con regalos, porque no los acepta,
ni confíes en ofrendas de cosas mal adquiridas,
12 porque él es un Dios justo
y trata a todos por igual. [h]
13 No favorece a nadie en perjuicio del pobre,
y escucha las súplicas del afligido.
14 Él oye las quejas del huérfano
y los muchos gemidos de la viuda. [i]
15 ¡Cómo ruedan las lágrimas por las mejillas de la viuda
que gime por sus hijos sin hogar!
16 Sus amargas quejas alcanzan el favor de Dios,
y sus súplicas llegan hasta el cielo.
17 El clamor del pobre traspasa las nubes
y no descansa hasta llegar a Dios; [j]
18 no desiste hasta que Dios le atiende
y, como juez justo, le hace justicia.
19 Y Dios no se demora;
como guerrero valiente, no se detiene
20 hasta hacer pedazos al hombre cruel
y dar su castigo a los paganos;
21 hasta dejar sin fuerzas a los arrogantes
y hacer pedazos el poder de los malvados;
22 hasta pagar a cada cual como merecen sus acciones
y dar a los hombres de acuerdo con lo que han tramado;
23 hasta defender la causa de su pueblo
y alegrarlo con su salvación.
24 La misericordia de Dios en tiempo de aflicción
llega como nubes de lluvia en tiempo de sequía.


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Fuente: Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)

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