Eclesiástico 4 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 31 versitos |
1 Hijo, no prives al pobre del sustento, | ni seas insensible a los ojos suplicantes.
2 No hagas sufrir al hambriento, | ni exasperes al que vive en su miseria.
3 No perturbes un corazón exasperado, | ni retrases la ayuda al indigente.
4 No rechaces la súplica del atribulado, | ni vuelvas la espalda al pobre.
5 No apartes los ojos del necesitado, | ni le des ocasión de maldecirte.
6 Porque si te maldice lleno de amargura, | su Creador escuchará su imprecación.
7 Hazte amar por la asamblea, | y ante un grande baja la cabeza.
8 Inclina tu oído hacia el pobre, | y respóndele con suaves palabras de paz.
9 Arranca al oprimido de la mano del opresor, | y no seas débil cuando hagas justicia.
10 Sé como un padre para los huérfanos | y como un marido para su madre. | Así serás como un hijo del Altísimo, | y él te amará más que tu madre.
11 ° La sabiduría educa a sus hijos | y se cuida de los que la buscan.
12 El que la ama, ama la vida, | y los que madrugan por ella se llenarán de gozo.
13 El que la adquiere heredará la gloria | y dondequiera que vaya, el Señor lo bendecirá.
14 Los que la sirven, sirven al Santo, | y a los que la aman, los ama el Señor.
15 El que la escucha, juzgará a las naciones, | y el que a ella se aplica, vivirá seguro.
16 Si confía en ella, la recibirá en herencia, | y sus descendientes la tendrán en posesión.
17 Porque al principio lo lleva por caminos tortuosos; | le infunde miedo y temblor, | lo atormenta con su disciplina, | hasta que pueda confiar en él, | y lo pone a prueba con sus exigencias.
18 Pero luego vuelve a él por el camino recto, | lo colma de alegría y le revela sus secretos.
19 Si él se desvía, lo abandonará | y lo dejará a merced de su propia ruina.
20 Ten en cuenta las circunstancias y guárdate del mal, | pero no te avergüences de ti mismo.
21 Porque hay una vergüenza que conduce al pecado, | y hay una vergüenza que es honor y gracia.
22 No tengas miramientos en perjuicio propio, | ni sientas vergüenza por tu caída.
23 No dejes de hablar cuando sea necesario, | ni escondas tu sabiduría por la belleza.
24 La sabiduría se revela en la palabra, | y la educación en la forma de hablar.
25 No contradigas a la verdad | y avergüénzate de tu ignorancia.
26 No te avergüences de confesar tus pecados, | ni te opongas a la corriente del río.
27 No te sometas al insensato, | ni tengas miramientos con el poderoso.
28 Hasta la muerte lucha por la verdad, | y el Señor combatirá por ti.
29 No seas arrogante con tu lengua, | ni perezoso y negligente en tus obras.
30 No seas como león con tu familia, | ni un cobarde con tus servidores.
31 No tengas tu mano abierta para recibir | y cerrada para dar.

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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

Este libro, también conocido como Sirácida o de Ben Sira, fue tan leído en la Iglesia antigua que recibió el nombre de Eclesiástico, es decir, libro de la asamblea (ekklesia). Es el único libro del Antiguo Testamento que lleva la firma de su autor (Sir 50:27); fue escrito originalmente en hebreo por un maestro de sabiduría conocido como Jesús Ben Eleazar Ben Sira, hacia el 180 a.C. en Jerusalén. Ben Sira fue un sabio, un escriba profesional enamorado de la ley y de la sabiduría. Su pretensión fue transmitir el patrimonio religioso de Israel a las nuevas generaciones que, sin duda, sentían la atracción del mundo griego y de su cultura. Sin rechazar por principio las nuevas ideas que se iban infiltrando en la sociedad judía, el sabio supo inculcar a los jóvenes el valor de sus tradiciones y, sobre todo, su fe incondicional en Dios

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Eclesiástico 4,11-19*4:11-19 En este poema Ben Sira presenta la sabiduría personificada en su función pedagógica: es una maestra-madre que enseña a sus discípulos-hijos. En su conjunto, el programa de la sabiduría es realista y, al mismo tiempo, estimulante para el joven: las dificultades propias del aprendizaje quedan compensadas con los numerosos beneficios que de él se derivan.