I Macabeos 2 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 70 versitos |
1 ° Por entonces surgió Matatías, hijo de Juan, hijo de Simón sacerdote de la familia de Joarib; aunque oriundo de Jerusalén, se había establecido en Modín.
2 Tenía cinco hijos: Juan, apodado el Feliz;
3 Simón, llamado el Fanático;
4 Judas, llamado Macabeo;
5 Eleazar, llamado Avarán; y Jonatán, llamado Apfús.
6 Al ver Matatías los sacrilegios que se cometían en Judá y en Jerusalén,
7 exclamó: «¡Ay de mí! ¿Por qué nací para ver la ruina de mi pueblo y la ruina de la ciudad santa, y quedarme ahí sentado, cuando la ciudad es entregada en manos de enemigos, y su santuario en poder extraño?
8 Ha quedado su templo como varón sin honor,
9 el ajuar que era su gloria, llevado como botín; | asesinados sus niños en las plazas, | y sus jóvenes, por la espada enemiga.
10 ¿Qué nación no ha ocupado sus dominios | y no se ha apropiado de sus despojos?
11 Todas sus joyas le han sido arrancadas | y la que antes era libre, ahora es esclava.
12 Ahí está: nuestro santuario, belleza y gloria nuestra, | está desolado, profanado por los gentiles.
13 ¿Para qué seguir viviendo?».
14 Matatías y sus hijos se rasgaron las vestiduras, se vistieron de sayal e hicieron gran duelo.
15 Los funcionarios reales, encargados de imponer la apostasía, llegaron a Modín para que la gente ofreciese sacrificios,
16 y muchos israelitas acudieron a ellos. Matatías y sus hijos se reunieron aparte.
17 Los funcionarios del rey tomaron la palabra y dijeron a Matatías: «Tú eres una persona ilustre, un hombre importante en esta ciudad, y estás respaldado por tus hijos y parientes.
18 Adelántate el primero, haz lo que manda el rey, como lo han hecho todas las naciones; y los mismos judíos, y los que han quedado en Jerusalén. Tú y tus hijos recibiréis el título de Amigos del rey; os premiarán con oro y plata y muchos regalos».
19 Pero Matatías respondió en voz alta: «Aunque todos los súbditos del rey le obedezcan apostatando de la religión de sus padres y aunque prefieran cumplir sus órdenes,
20 yo, mis hijos y mis parientes viviremos según la Alianza de nuestros padres.
21 ¡Dios me libre de abandonar la ley y nuestras costumbres!
22 No obedeceremos las órdenes del rey, desviándonos de nuestra religión ni a derecha ni a izquierda».
23 Nada más decirlo, un judío se adelantó a la vista de todos, dispuesto a sacrificar sobre el ara de Modín, como lo mandaba el rey.
24 Al verlo, Matatías se indignó, tembló de cólera y, en un arrebato de ira santa, corrió a degollar a aquel hombre sobre el ara.
25 Y, acto seguido, mató al funcionario real que obligaba a sacrificar y derribó el ara.
26 Lleno de celo por la ley, hizo lo que Pinjás a Zimrí, hijo de Salu.
27 Luego empezó a decir a voz en grito por la ciudad: «¡Todo el que sienta celo por la ley y quiera mantener la Alianza, que me siga!».
28 Y se echó al monte, con sus hijos, dejando en la ciudad todo cuanto tenía.
29 Por entonces, muchos decidieron bajar al desierto para instalarse allí, porque deseaban vivir santamente de acuerdo con el derecho y la justicia,
30 ellos, con sus hijos, mujeres y ganados, porque las desgracias habían llegado al colmo.
31 Los funcionarios reales y la guarnición de Jerusalén, Ciudad de David, recibieron el aviso de que unos hombres que rechazaban el mandato real habían bajado a las cuevas del desierto.
32 Muchos soldados corrieron tras ellos y los alcanzaron. Acamparon junto a ellos y se prepararon para atacarlos en un día de sábado.
33 Les conminaron: «¡Ya basta! Si salís y obedecéis la orden del rey, salvaréis vuestras vidas».
34 Pero ellos respondieron: «No saldremos ni obedeceremos la orden del rey, profanando el sábado».
35 Los soldados los atacaron inmediatamente.
36 Pero ellos no les replicaron ni les tiraron piedras ni se atrincheraron en las cuevas,
37 sino que dijeron: «¡Muramos todos con la conciencia limpia! El cielo y la tierra son testigos de que nos matáis injustamente».
38 Así que los atacaron en sábado y murieron ellos, con sus mujeres, hijos y ganados: unas mil personas.
39 Cuando Matatías y los suyos lo supieron, hicieron gran duelo por ellos,
40 y comentaban entre sí: «Si todos actuamos como nuestros hermanos, sin luchar contra los gentiles por nuestra vida y por nuestras normas, muy pronto nos exterminarán de la tierra».
41 Aquel mismo día tomaron esta decisión: «A todo el que venga a atacarnos en sábado, le haremos frente para no morir todos como murieron nuestros hermanos en las cuevas».
42 Por entonces se les agregó el grupo de «los leales», israelitas valientes, todos entregados de corazón a la ley;
43 se les sumaron también como refuerzos todos los que querían escapar de aquellas desgracias.
44 Organizaron un ejército y descargaron su ira contra los pecadores y su cólera contra los apóstatas. Los que se libraron del ataque fueron a refugiarse entre los gentiles.
45 Matatías y sus partidarios organizaron una correría, derribaron las aras,
46 circuncidaron por la fuerza a los niños no circuncidados que encontraban en territorio israelita
47 y persiguieron a los insolentes; la campaña fue un éxito,
48 de manera que rescataron la ley de manos de los gentiles y sus reyes, y mantuvieron a raya a los malvados.
49 Cuando le llegó la hora de morir, Matatías dijo a sus hijos: «Hoy triunfan la insolencia y el descaro; | son tiempos de subversión y de ira,
50 Ahora, hijos míos, sed celosos de la ley | y dad la vida por la Alianza de vuestros padres.
51 Recordad las hazañas que hicieron nuestros padres en su tiempo | y conseguiréis gloria sin par y fama perpetua.
52 Abrahán demostró su fidelidad en la prueba, | y le fue contado como justicia.
53 José, en el tiempo de su angustia, observó la ley | y llegó a ser señor de Egipto.
54 Pinjás, nuestro padre, por su ardiente celo, | alcanzó la Alianza de un sacerdocio eterno.
55 Josué, por cumplir el mandato, | llegó a ser juez de Israel.
56 Caleb, por su testimonio ante la asamblea, | recibió su patrimonio en la tierra.
57 David, por su misericordia, | obtuvo el trono real para siempre.
58 Fue arrebatado al cielo Elías, | por su ardiente celo de la ley.
59 Ananías, Azarías y Misael, por su confianza, | se salvaron de la hoguera.
60 Por su inocencia, Daniel | se salvó de las fauces de los leones.
61 Y así, repasad cada generación: | los que esperan en Dios no desfallecen.
62 No temáis las palabras de un hombre pecador, | pues su fasto acabará en estiércol y gusanos;
63 hoy es exaltado y mañana desaparecerá: | retornará al polvo y sus planes fracasarán.
64 Hijos míos, sed valientes en defender la ley, | que ella será vuestra gloria.
65 Mirad, sé que vuestro hermano Simón es prudente; obedecedlo siempre, que él será vuestro padre.
66 Y Judas Macabeo, aguerrido desde joven, será vuestro caudillo y dirigirá la guerra contra el extranjero.
67 Vosotros ganaos a todos los que guardan la ley y vengad a vuestro pueblo;
68 dad a los gentiles su merecido y cumplid cuidadosamente los preceptos de la ley».
69 Y, después de bendecirlos, fue a reunirse con sus antepasados.
70 Murió el año ciento cuarenta y seis. Lo enterraron en la sepultura familiar, en Modín, y todo Israel le hizo solemnes funerales.

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Introducción a I Macabeos

1 MACABEOS

Este libro presenta la historia lineal del enfrentamiento de la familia macabea con los reyes seléucidas durante cuarenta años (175-134 a.C.). Su autor presenta la historia con una perspectiva religiosa. La liberación lograda por Judas y sus hermanos se considera como una prolongación de los triunfos obtenidos en las guerras de la historia de salvación deuteronomista, abundando en alusiones a personajes y textos sagrados. En el primer plano de su intención se encuentra la legitimación religiosa de la dinastía asmonea. Importante y necesario es siempre el «Dios que salva». El autor quiere mostrar que la acción del Señor, Dios de Israel, es capaz de respaldar y liberar a su pueblo en todo tiempo, esta vez a través de la familia macabea.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

I Macabeos 2,1-70*2 Paso de la resistencia pasiva a la activa frente a la persecución y a la helenización paganizante, incluyendo la transición a la «guerra santa» (1Ma 2:44-48), que adquirirá una plena consolidación con Judas Macabeo. La prueba del sacrificio pagano es superada por la «ira santa» de Matatías, dando muerte al mismo tiempo al judío apóstata y al funcionario real; con ello se manifiestan desde el principio los dos frentes que abordará la rebelión macabea: el judaísmo apóstata y la persecución del rey. El autor justifica la acción de Matatías, aludiendo al «celo por la ley» de Pinjás (Núm 25:6-15). La superación de una segunda prueba, mediante la interpretación humanizante de la ley del descanso sabático, facilitará el paso al despliegue de la «guerra santa».