II Macabeos 13 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 26 versitos |
1 El año ciento cuarenta y nueve llegó a los de Judas la noticia de que Antíoco Eupátor avanzaba con numerosas tropas contra Judea.
2 Con él iba Lisias, su tutor y encargado de los negocios. Cada uno de ellos tenía un ejército griego de ciento diez mil infantes, cinco mil trescientos jinetes, veintidós elefantes y trescientos carros provistos de hoces.
3 Se les juntó Menelao, que con mucha astucia estimulaba a Antíoco, no por salvar a su patria, sino pensando en ser restablecido en el poder.
4 Pero el rey de los reyes excitó el furor de Antíoco contra aquel malvado; pues cuando Lisias le demostró que aquél era el causante de todos los males, mandó el rey que lo condujeran a Berea y le dieron el género de muerte acostumbrado en aquel lugar.
5 Hay allí una torre de cincuenta codos de alto, llena de ceniza, provista de una máquina giratoria inclinada por todos sus lados hacia la ceniza.
6 Es costumbre arrojar de allí a la muerte al que es culpable de robo sacrílego, o al que ha sobresalido por algunos otros crímenes.
7 Tal género de muerte le tocó sufrir a aquel impío Menelao, que ni tierra tuvo que lo recibiera.
8 Y esto con toda justicia. Porque después de haber cometido muchos pecados contra el altar, cuyo fuego y cenizas son sagrados, en la ceniza encontró la muerte.
9 Iba el rey animado de feroces sentimientos, con la intención de infligir a los judíos peores castigos que los que habían sufrido en tiempo de su padre.
10 Enterado Judas de ello, mandó a su gente invocar día y noche al Señor, para que, como en otras ocasiones, también ahora viniera en socorro de los que estaban a punto de verse privados de la ley, de la patria y del santo templo;
11 y que no permitiera que el pueblo, que bien poco antes había recobrado el aliento, cayera en manos de naciones blasfemas.
12 Después que todos a una lo hicieron así e imploraron al Señor misericordioso con llanto y ayunos y postración durante tres días seguidos, Judas los animó y dio orden de que estuvieran preparados.
13 Después de celebrar una reunión con los ancianos, resolvió decidir la situación, con el auxilio del Señor, saliendo antes que el ejército del rey invadiera Judea y se hiciera dueño de la ciudad.
14 Encomendando el resultado al creador del mundo, animó a los suyos a luchar heroicamente hasta la muerte por las leyes, por el templo, por la ciudad, por la patria y por las instituciones. Y luego acampó cerca de Modín.
15 Después de dar a los suyos la consigna de "¡Victoria de Dios!", acometió de noche, con los más valerosos jóvenes, la tienda real, mató en el campamento a unos dos mil hombres y abatió al principal de los elefantes, junto con el hombre que iba en la torre.
16 Finalmente, tras haber sembrado el espanto y la confusión en el campamento, se retiraron victoriosos.
17 Cuando el día despuntaba, aquello estaba acabado, gracias a la protección que le había concedido el Señor.
18 El rey, por su parte, al tener esta experiencia de la valentía de los judíos, intentó apoderarse de diversos lugares por medio de estratagemas.
19 Avanzó contra Bet Sur, plaza fuerte de los judíos, pero fue rechazado; renovó ataque, pero lo derrotaron.
20 Judas hizo llegar a los de dentro lo que necesitaban.
21 Uno del ejército judío, llamado Rodoco, pasaba a los enemigos información secreta. Pero fue descubierto, detenido y ejecutado.
22 Por segunda vez negoció el rey con los de Bet Sur, hizo con ellos las paces y se retiró. Atacó a los de Judas, pero fue vencido.
23 Cuando recibió la noticia de que Filipo, a quien había dejado al frente del gobierno, se había rebelado en Antioquía, quedó consternado. Convocó a los judíos, se sometió con juramento a todo bajo condiciones justas, se reconcilió y ofreció un sacrificio. Honró el templo y se portó generosamente con el lugar santo.
24 Prestó buena acogida al Macabeo y dejó a Hegemónidas como gobernador desde Tolemaida hasta la región de Guerar.
25 Se dirigió a Tolemaida. Pero los de Tolemaida estaban muy disgustados por los acuerdos, les indignaba el tratado y lo querían invalidar.
26 Lisias subió entonces a la tribuna; habló lo mejor que pudo en su defensa, los convenció, los calmó y logró que asumieran una actitud favorable. Luego partió para Antioquía. De este modo discurrieron los sucesos referentes a la expedición y a la retirada del rey.

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Introducción a II Macabeos

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas