II Macabeos 13 Septuaginta en Español (Jünemann, 1992) | 26 versitos |
1
Menelao perece. Antíoco dos veces vencido, pide la paz.
Y en el año ciento cuarenta y nueve, supieron los en torno de Judas que Antíoco Eupátor venía con muchedumbres sobre la Judea;
2 y con él, Lisias, su procurador y regente de los negocios. Cada uno, teniendo ejército helénico de infantes miríadas once, y jinetes cinco mil trescientos, y elefantes veintidós, y carros falcados trescientos.
3 Y Menelao se mezcló con ellos; y exhortaba con mucho fingimiento a Antíoco, no por la salud de la patria, sino creyendo que en el principado se le constituiría.
4 Pero el rey de los reyes suscitó el furor de Antíoco contra el malvado, y Lisias demostrando que éste causante era de todos los males, ordenó como costumbre es en el lugar, acabarle de perder, conduciéndole a Berea.
5 Pero hay en el lugar una torre, de cincuenta codos, llena de cenizas, y ésta una máquina tenía redonda, de todas partes precipitante en las cenizas.
6 Aquí al que de sacrilegio reo era, o también de algunos otros males colmo había hecho, a todos despeñan en perdición.
7 De tal manera al prevaricador tocó morir, ni tierra lograr Menelao, por demás justamente;
8 pues, por haber consumado muchos para con el ara delitos, cuyo fuego sacro era y la ceniza, en ceniza de muerte recibió.
9 Pero, con las altanerías el rey barbarizado venía, para lo peor de las cosas bajo su padre acontecidas, manifestar a los judíos.
10 Mas informado Judas de esto, mandó a la muchedumbre día y noche invocar al Señor, que si alguna vez en otra parte, también ahora ayudase a los que de la ley y patria y sacro santuario privados habían de ser;
11 y al apenas refrigerado pueblo no dejase a las blasfemas gentes sujeto quedar.
12 Y, todos lo mismo haciendo a la vez y suplicando al misericordioso Señor, con llanto, y ayunos y postración, por días tres incesantemente, exhortándolos Judas, mandó venir.
13 Y, aparte con los ancianos estando, acordó (antes de lanzarse del rey el ejército a la Judea, y hacerse de la ciudad dueños) salir a decidir las cosas, con la del Señor ayuda.
14 Y, dejando el cuidado al Creador del mundo, exhortando a los con él a valerosamente luchar, hasta la muerte, por leyes, por santuario, ciudad, patria, república, hizo cerca de Modín, el acampamiento.
15 Y, dando a los en torno de él contraseña: «De Dios victoria», con los jóvenes mejores escogidos, lanzándose de noche sobre la regia aula, en el campamento arrebató hasta varones cuatro mil; y el prócer de los elefantes con el de la caseta pelotón, hacinó,
16 y al fin el campamento de temor y perturbación llenaron, y retiráronse pasando hermoso día.
17 Y, despuntando ya el día, esto se había hecho, porque le amparaba la protección del Señor.
18 Pero el rey, habiendo recibido prueba de la osadía de los judíos, fue tentando, con ardides, los lugares.
19 Y sobre Betsura, plaza fuerte de los judíos acampó; pero era fugado, tropezaba y mermaba.
20 Pero a los de dentro Judas lo necesario enviaba.
21 Mas anunció los secretos a los enemigos Ródoco, del judaico ejército; pero fue requerido, aprehendido y encarcelado.
22 Segunda vez trató el rey con los de Betsura, dio paz, recibió y partió;
23 combatió con los de en torno de Judas; pero fue superado. Se informó de haberse rebelado Filipo en Antioquía, el que había dejado sobre los negocios y desmayó; a los judíos, rogó, se sometió y juró todo lo justo; reconcilióse y sacrificio ofreció; honró el templo, y al lugar se aficionó;
24 y al Macabeo acogió y dejó de estratego, desde Ptolemaida hasta de los guerrenos, príncipe.
25 Vino a Ptolemaida, donde a mal llevaban los convenios los ptolemenses, pues se indignaban; por lo cual quisieron anular las estipulaciones.
26 Dirigióse al tribunal Lisias; defendió instantemente; persuadió, apaciguó, los hizo benévolos; y unció hacia Antioquía. Así lo del rey, la venida y la vuelta, sucedió.

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Introducción a II Macabeos

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Fuente: Jünemann (1992)

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