II Macabeos 9,4

Arrebatado de furor, y pensando vengar en los judíos la afrenta de los que le habían puesto en fuga, ordenó al conductor que hiciera avanzar el carro sin parar hasta el término del viaje. Pero ya el juicio del Cielo se cernía sobre él, pues había hablado así con orgullo: «En cuanto llegue a Jerusalén, haré de la ciudad una fosa común de judíos.»

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