I Samuel 15 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 35 versitos |
1 Samuel dijo a Saúl: «El Señor me ha enviado a ti, para ungirte rey sobre su pueblo Israel. Escucha las palabras del Señor.
2 Así dice el Señor del universo: “Voy a pedir cuentas a Amalec de lo que hizo a Israel, cerrándole el camino, cuando subía de Egipto.
3 Ve ahora y bate a Amalec. Entregaréis al anatema todo cuanto tiene, sin perdonarlo. Darás muerte a hombres y mujeres, a muchachos, niños de pecho, a vacas y ovejas, a camellos y asnos”».
4 Saúl convocó al pueblo y les pasó revista en Telán: doscientos mil de a pie y diez mil hombres de Judá.
5 Llegó a una ciudad de Amalec y atacó por el torrente.
6 Entonces dijo a los quenitas: «Andad, retiraos, salid de entre los amalecitas, para que no os coja entre ellos. Pues os portasteis lealmente con los hijos de Israel, cuando subían de Egipto». Los quenitas se retiraron de Amalec.
7 Saúl batió luego a Amalec, desde Javila a la entrada de Sur, que está frente a Egipto.
8 Capturó vivo a Agag, rey de Amalec. En cambio, entregó al anatema a todo el pueblo, exterminándolo completamente a filo de espada.
9 Pero Saúl y el pueblo perdonaron a Agag y a lo más selecto de las vacas y de las ovejas, de los segundos partos, de los corderos y todo lo bueno. Y no quisieron entregar al anatema sino los objetos despreciables y de poco valor.
10 El Señor dirigió la palabra a Samuel:
11 «Me arrepiento de haber hecho rey a Saúl, pues me ha dado la espalda y no cumple mis mandatos». Samuel se entristeció e invocó al Señor durante la noche.
12 A la mañana siguiente, madrugó Samuel para ir al encuentro de Saúl. Pero le advirtieron: «Saúl se ha marchado a Carmel donde erigió un monumento, luego ha dado la vuelta, y ha cruzado a Guilgal».
13 Samuel llegó junto a Saúl y le saludó Saúl: «Bendito seas del Señor. He cumplido las órdenes del Señor».
14 Samuel preguntó: «¿Qué significan esos balidos de oveja y esos mugidos de vaca que estoy oyendo?».
15 Saúl respondió: «Los han traído de Amalec. El pueblo ha dejado con vida lo más selecto de las ovejas y vacas, para ofrecerlo en sacrificio al Señor, tu Dios. El resto fue entregado al anatema».
16 Samuel replicó: «Voy a comunicarte lo que me ha manifestado el Señor esta noche». Saúl contestó: «Habla».
17 Samuel siguió diciendo: «¿No es cierto que siendo pequeño a tus ojos eres el jefe de las doce tribus de Israel? El Señor te ha ungido como rey de Israel.
18 El Señor te envió con esta orden: “Ve y entrega al anatema a esos malvados amalecitas y combátelos hasta aniquilarlos”.
19 ¿Por qué no has escuchado la orden del Señor, lanzándote sobre el botín, y has obrado mal a sus ojos?».
20 Saúl replicó: «Yo he cumplido la orden del Señor y he hecho la campaña a la que me envió. Traje a Agag, rey de Amalec, y entregué al anatema a Amalec.
21 El pueblo tomó del botín ovejas y vacas, lo más selecto del anatema, para ofrecérselo en sacrifico al Señor, tu Dios, en Guilgal».
22 Samuel exclamó: «¿Le complacen al Señor los sacrificios y holocaustos | tanto como obedecer su voz? | La obediencia vale más que el sacrificio, | y la docilidad, más que la grasa de carneros.
23 Pues pecado de adivinación es la rebeldía | y la obstinación, mentira de los terafim. | Por haber rechazado la palabra del Señor, | te ha rechazado como rey».
24 Saúl contestó a Samuel: «He pecado, desobedeciendo el mandato del Señor y tus palabras, pero tuve miedo del pueblo y le hice caso.
25 Por favor, perdona mi pecado y ven conmigo para postrarme ante el Señor».
26 Samuel le contestó: «No iré contigo. Has rechazado la palabra del Señor y el Señor te ha rechazado como rey de Israel».
27 Samuel se dio la vuelta para marcharse. Pero Saúl le agarró la orla del manto y este se desgarró.
28 Samuel le dijo: «El Señor te ha arrancado hoy el reino de Israel y lo ha entregado a otro mejor que tú.
29 Y la gloria de Israel ni miente ni se arrepiente, porque no es un hombre para arrepentirse».
30 Saúl contestó: «He pecado. Pero, al menos, hónrame ante los ancianos de mi pueblo y ante Israel, y ven conmigo, para postrarme ante el Señor, tu Dios».
31 Samuel fue con Saúl y este se postró ante el Señor.
32 Samuel ordenó: «Acercadme a Agag, rey de Amalec». Agag se acercó confiado, mientras se decía: «Se ha alejado la amargura de la muerte».
33 Samuel le dijo: «Lo mismo que tu espada dejó a mujeres sin hijos, así quedará tu madre sin hijos entre ellas». Y Samuel descuartizó a Agag en presencia del Señor, en Guilgal.
34 Luego marchó a Ramá y Saúl subió a su casa, a Guibeá de Saúl.
35 Samuel no volvió a ver a Saúl, hasta el día de su muerte. Pero sufría por él, porque el Señor se había arrepentido de haber constituido a Saúl como rey sobre Israel.

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Introducción a I Samuel

1 SAMUEL

1 y 2 Samuel eran originariamente un solo libro y su título le fue dado en razón de la notoriedad de Samuel, a pesar de que la última alusión a su persona sea la de la muerte en 1Sa 25:1-44, y su figura esté ausente del segundo libro. Sus capítulos se suceden cronológicamente desde el final de la época de los jueces hasta los últimos hechos de David. El punto central del libro, la monarquía, se presenta como urgida por necesidades humanas de organización, pero recibe una severa crítica, tanto explícita como insinuada, por no haber tenido en cuenta ni la soberanía ni la voluntad de Dios. Y es que la institución monárquica no podía entenderse de otro modo que situada bajo el único señorío de Dios. En este sentido, David aparecerá como el modelo ideal de rey.

La monarquía, a pesar de su fracaso advenido con el exilio (587 a.C.), abrió paso a las esperanzas mesiánicas, merced a la promesa de 2Sa 7:1-29. Las palabras de Natán salvaron el veredicto condenatorio de la historia, porque, a pesar de que los últimos reyes no hubiesen sido dignos de las promesas, salvo excepciones, y la trayectoria de la historia nacional fuera decepcionante, quedaba en pie la firme voluntad de Dios de suscitar un vástago, un ungido o mesías, que se hizo realidad mil años después en Jesús, el Niño nacido de la estirpe de David en Belén.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

I Samuel 15,1-35*13-16 Estos capítulos presentan el declinar del primer rey y la aparición del segundo. Saúl perdió el protagonismo de las luchas con los filisteos, que fue a parar a manos de su hijo Jonatán. Y, en cuanto al comportamiento religioso que lo llevó a ser abandonado por Dios, se le imputó la falta de haber ofrecido el sacrificio en ausencia de Samuel (1Sa 13:1-23), sobrepasar sus atribuciones obligando al ayuno y promoviendo la erección de altares (1Sa 14:1-52), y de no entregar al anatema las vidas y bienes de una ciudad (1Sa 15:1-35). David, en cambio, fue distinguido por la mirada de Dios y contó con su compañía (1Sa 16:1-23).