I Samuel 15 Nueva Traducción Viviente (Tyndale House, 2009) | 35 versitos |
1 Cierto día, Samuel le dijo a Saúl: «Fue el SEÑOR quien me dijo que te ungiera como rey de su pueblo, Israel. ¡Ahora escucha este mensaje del SEÑOR!
2 Esto es lo que el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales ha declarado: “He decidido ajustar cuentas con la nación de Amalec por oponerse a Israel cuando salió de Egipto.
3 Ve ahora y destruye* por completo a toda la nación amalecita: hombres, mujeres, niños, recién nacidos, ganado, ovejas, cabras, camellos y burros”».
4 Entonces Saúl movilizó a su ejército en Telaim. Eran doscientos mil soldados de Israel y diez mil hombres de Judá.
5 Después Saúl y su ejército fueron a una ciudad de los amalecitas y se pusieron al acecho en el valle.
6 Saúl envió esta advertencia a los ceneos: «Apártense de donde viven los amalecitas o morirán junto con ellos. Pues ustedes fueron bondadosos con el pueblo de Israel cuando salió de Egipto». Así que los ceneos empacaron sus cosas y se fueron.
7 Luego Saúl mató a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, al oriente de Egipto.
8 Capturó a Agag, el rey amalecita, pero destruyó por completo a todos los demás.
9 Saúl y sus hombres le perdonaron la vida a Agag y se quedaron con lo mejor de las ovejas y las cabras, del ganado, de los becerros gordos y de los corderos; de hecho, con todo lo que les atrajo. Sólo destruyeron lo que no tenía valor o que era de mala calidad.
10 Luego el SEÑOR le dijo a Samuel:
11 «Lamento haber hecho a Saúl rey, porque no me ha sido leal y se ha negado a obedecer mi mandato». Al oírlo, Samuel se conmovió tanto que clamó al SEÑOR durante toda la noche.
12 Temprano a la mañana siguiente Samuel fue a buscar a Saúl. Alguien le dijo: «Saúl fue a la ciudad de Carmelo a levantar un monumento en su propio honor y después continuó a Gilgal».
13 Cuando por fin Samuel lo encontró, Saúl lo saludó con alegría. —Que el SEÑOR te bendiga —le dijo—. Llevé a cabo el mandato del SEÑOR.
14 —Entonces, ¿qué es todo ese balido de ovejas y cabras, y ese mugido de ganado que oigo? —le preguntó Samuel.
15 —Es cierto que los soldados dejaron con vida lo mejor de las ovejas, las cabras y el ganado —admitió Saúl—, pero van a sacrificarlos al SEÑOR tu Dios. Hemos destruido todo lo demás.
16 Entonces Samuel le dijo a Saúl: —¡Basta! ¡Escucha lo que el SEÑOR me dijo anoche! —¿Qué te dijo? —preguntó Saúl.
17 Y Samuel le dijo: —Aunque te tengas en poca estima, ¿acaso no eres el líder de las tribus de Israel? El SEÑOR te ungió como rey de Israel,
18 te envió en una misión y te dijo: “Ve y destruye por completo a los pecadores —a los amalecitas— hasta que todos estén muertos”.
19 ¿Por qué no obedeciste al SEÑOR? ¿Por qué te apuraste a tomar del botín y a hacer lo que es malo a los ojos del SEÑOR?
20 —¡Pero yo sí obedecí al SEÑOR! —insistió Saúl—. ¡Cumplí la misión que él me encargó! Traje al rey Agag, pero destruí a todos los demás.
21 Entonces mis tropas llevaron lo mejor de las ovejas, de las cabras, del ganado y del botín para sacrificarlos al SEÑOR tu Dios en Gilgal.
22 Pero Samuel respondió: —¿Qué es lo que más le agrada al SEÑOR: tus ofrendas quemadas y sacrificios, o que obedezcas a su voz? ¡Escucha! La obediencia es mejor que el sacrificio, y la sumisión es mejor que ofrecer la grasa de carneros.
23 La rebelión es tan pecaminosa como la hechicería, y la terquedad, tan mala como rendir culto a ídolos. Así que, por cuanto has rechazado el mandato del SEÑOR, él te ha rechazado como rey.
24 Entonces Saúl le confesó a Samuel: —Es cierto, he pecado. He desobedecido tus instrucciones y el mandato del SEÑOR, porque tuve miedo del pueblo y por eso hice lo que ellos me pidieron.
25 Pero ahora, por favor, perdona mi pecado y regresa conmigo para que pueda adorar al SEÑOR.
26 Pero Samuel respondió: —¡No volveré contigo! Ya que tú rechazaste el mandato del SEÑOR, él te ha rechazado como rey de Israel.
27 Cuando Samuel se dio vuelta para irse, Saúl trató de detenerlo y rasgó el borde de su túnica.
28 Entonces Samuel le dijo: —Hoy el SEÑOR te ha arrancado el reino de Israel y se lo ha dado a otro: a uno que es mejor que tú.
29 Y aquél que es la Gloria de Israel, no mentirá ni cambiará de parecer porque no es humano para que cambie de parecer.
30 Entonces Saúl volvió a implorar: —Sé que he pecado. Pero al menos te ruego que me honres ante los ancianos de mi pueblo y ante Israel al volver conmigo para que adore al SEÑOR tu Dios.
31 Entonces Samuel por fin accedió y regresó con él, y Saúl adoró al SEÑOR.
32 Luego Samuel dijo: —Tráiganme al rey Agag. Agag llegó lleno de esperanza, porque pensó: «¡Seguramente ya pasó lo peor, y he sido librado de la muerte!».*
33 Pero Samuel le dijo: —Como tu espada ha matado a los hijos de muchas madres, ahora tu madre se quedará sin hijos. Y Samuel cortó a Agag en pedazos delante del SEÑOR en Gilgal.
34 Después Samuel fue a su casa en Ramá, y Saúl regresó a su casa en Guibeá de Saúl.
35 Samuel nunca más volvió a ver a Saúl, pero lloraba por él constantemente. Y el SEÑOR se lamentó de haber hecho a Saúl rey de Israel.

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Introducción a I Samuel

Autor: Posiblemente Samuel y los profetas Natán y Gad

Fecha: Indefinida, posiblemente alrededor del 1000 a. C.

Género: Narrativo

Resumen: Este libro describe un tiempo crucial en la historia de Israel. El pueblo de Israel rechazó a Samuel -un juez-, el líder elegido por Dios, y exigió tener un rey. Desechando la advertencia de Samuel, de que un rey los oprimiría, el pueblo insistió que se ungiera a un rey. El liderazgo de Israel pasó de Samuel a Saúl, su primer rey.

Fuente:

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Notas

I Samuel 15,3

El término hebreo empleado aquí se refiere a la consagración total de cosas o personas al SEÑOR, ya sea destruyéndolas o entregándolas como ofrenda; también en 1Sa 15:8-9; 1Sa 15:15; 1Sa 15:18; 1Sa 15:20-21.


I Samuel 15,32

Los Rollos del mar Muerto y la versión griega dicen Agag llegó dudando, porque pensó: «De seguro esta es la amargura de la muerte».