I Samuel 18 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 30 versitos |
1 Cuando David terminó de hablar con Saúl, el alma de Yonatán quedó ligada a la de David; y Yonatán lo amó como a sí mismo.
2 Saúl tomó a su servicio aquel mismo día a David, y no le permitió que volviera a la casa de su padre.
3 Y Yonatán hizo pacto con David, pues lo amaba como a sí mismo.
4 Yonatán se quitó el manto que llevaba y se lo dio a David; y junto con su vestido le dio también la espada, el arco y hasta su cinturón.
5 Salía David a combatir adondequiera que Saúl lo enviara, y siempre tenía éxito. Por ello lo puso Saúl al mando de sus guerreros. Y David era bien visto de todo el pueblo y también de los servidores de Saúl.
6 Y así al hacer ellos su entrada y volver David de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel al encuentro del rey Saúl cantando y bailando al son de tamboriles, y con gritos de alegría y sonajas.
7 Y al tiempo que danzaban, las mujeres cantaban a coro:
8 Se enfureció Saúl sobremanera, y le parecieron muy mal tales palabras, pues decía: A David le dan diez mil, a mí, en cambio, sólo mil; ya sólo le falta el reino.
9 Desde aquel día, Saúl miraba a David con malos ojos.
10 Al día siguiente, un espíritu malo de Dios se apoderó de Saúl, y éste se entregó a desvaríos dentro de su casa. David comenzó a tocar el arpa como otras veces. Entretanto, Saúl tenía una lanza en la mano.
11 Blandió entonces éste la lanza, diciendo: Voy a clavar a David contra el muro; pero David le esquivó dos veces.
12 Empezó Saúl a sentir temor de David, porque Yahvéh estaba con David y se había retirado de Saúl.
13 Por eso Saúl lo apartó de sí nombrándolo jefe de millar; así David salía y entraba al frente de las tropas.
14 Prosperaba David en todas sus empresas, porque Yahvéh estaba con él.
15 Al ver Saúl que tenía tanto éxito, empezó a sentir miedo de él.
16 Por otra parte, todo Israel y Judá amaban a David, porque salía y entraba al frente de ellos.
17 Saúl dijo a David: Ahí tienes a mi hija mayor, Merab; te la voy a dar por esposa, a condición de que seas guerrero valiente y combatas las guerras de Yahvéh. Saúl se decía: Que no sea mi mano la que caiga sobre él, sino la de los filisteos.
18 Respondió David a Saúl: ¿Quién soy yo, qué es mi vida y quién es el clan de mi padre en Israel, para que yo llegue a ser yerno del rey?
19 Pero cuando Merab, la hija de Saúl, había de serle entregada a David, le fue dada por esposa a Adriel de Mejolá.
20 Entretanto Mikal, hija de Saúl, se enamoró de David; y se lo comunicaron a Saúl, a quien le pareció bien el asunto.
21 Pensó Saúl: Voy a dársela, para que le sirva de lazo, y la mano de los filisteos caiga sobre él. Saúl dijo, pues, a David por segunda vez: Hoy vas a ser mi yerno.
22 Saúl ordenó a sus servidores: Hablad a David en secreto y decidle: Mira que el rey te estima y todos sus servidores te tienen afecto; no dejes de hacerte yerno del rey.
23 Los servidores de Saúl repitieron a oídos de David estas palabras, a las que David respondió: ¿Tan poca cosa os parece llegar a ser yerno del rey? Yo soy un hombre pobre y de humilde condición.
24 Los servidores de Saúl se lo comunicaron diciéndole: Éstas son las palabras que ha dicho David.
25 Replicó Saúl: Así diréis a David: Al rey no le interesa la dote, sino cien prepucios de filisteos, para vengarse de sus enemigos. Así pensaba Saúl que David caería en manos de los filisteos.
26 Refiriéronle a David los servidores estas palabras, y a David le pareció bien el asunto para llegar a ser yerno del rey. Así, antes que se cumpliera el plazo,
27 se levantó David y se fue, él con sus hombres, y mató a doscientos filisteos. Luego David llevó los prepucios, que le fueron entregados al rey cumplidamente, con el objeto de llegar a ser su yerno. Entonces Saúl le dio a su hija Mikal por esposa.
28 Saúl vio y comprendió que Yahvéh estaba con David y que toda la casa de Israel lo amaba.
29 Por ello Saúl volvió a sentir mayor temor ante David; y así durante toda la vida fue su enemigo.
30 Los jefes de los filisteos salían a campaña; y cada vez que salían a campaña, David conseguía más éxito que todos los oficiales de Saúl, por lo que su nombre se hizo muy famoso.

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Introducción a I Samuel

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas