I Samuel 26 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 25 versitos |
1 Los zifitas fueron ante Saúl a Gabaa, y le dijeron: He aquí que David está escondido en la colina de Haquila, que está frente a Jesimón.
2 Por lo cual Saúl se levantó y descendió hacia el desierto de Zif junto con tres mil hombres selectos de Israel, para buscar a David en el desierto de Zif.
3 Y Saúl acampó en la colina de Haquila, que está frente a Jesimón, junto al camino; David, que se había quedado en el desierto, se dio cuenta de que Saúl había venido tras él al desierto,
4 y envió David espías, y confirmó que Saúl venía tras él.
5 Entonces David se levantó, y fue al lugar donde había acampado Saúl, y David identificó el lugar donde Saúl estaba durmiendo; también Abner, hijo de Ner, general del ejército de Saúl, dormía en la vereda, y la gente estaba acampada alrededor de Saúl.
6 Y David llamó a Ajimelec heteo, y a Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab diciendo: ¿Quién bajará conmigo hasta donde está Saúl en el campamento? Y Abisai le respondió: Yo bajaré contigo.
7 David y Abisai fueron, pues, de noche hacia el pueblo, y he aquí que Saúl estaba durmiendo en la vereda con su lanza puesta en el suelo, en su cabecera, mientras Abner y la gente dormían alrededor de él.
8 Y Abisai dijo a David: Hoy tu Dios ha entregado a tu adversario en tus manos. Ahora pues, lo heriré una vez con esta lanza que está en el suelo, y no tendré que hacerlo otra vez.
9 Pero David dijo a Abisai: No lo destruyas, pues no hay quien extienda su mano contra un ungido de Yahweh y quede sin culpa.
10 Además David dijo: Vive Yahweh, que Yahweh lo herirá, o vendrá su día y morirá, o será herido en batalla y morirá.
11 No permita Yahweh que yo extienda mi mano contra el ungido de Yahweh. Ahora pues, toma la lanza que está a su cabecera y la vasija con agua, y retirémonos.
12 David tomó la lanza y la vasija con agua de la cabecera de Saúl y se retiraron. Y nadie vio, ni se enteró ni despertó, pues todos estaban dormidos, porque un sueño de Yahweh había caído sobre ellos.
13 Y David se cruzó al lado opuesto de Saúl, y se detuvo en la cima de un monte, a una gran distancia.
14 Entonces David gritó al rey y a Abner, hijo de Ner, diciendo: ¿No respondes tú, Abner? Y respondió Abner y dijo: ¿Quién eres tú, que gritas al rey?
15 Luego David contestó a Abner: He aquí, ¿eres tú un hombre? ¿Quién es como tú en todo Israel? ¿Cómo, pues, no has protegido a tu señor el rey? Porque hoy ha ido uno a destruir a tu señor el rey.
16 No está bien lo que tú hiciste. Vive Yahweh que ustedes merecen morir, porque no protegieron a su señor, al ungido de Yahweh. Observa ahora dónde está la lanza del rey y la vasija con agua que tenía a su cabecera.
17 Pero Saúl escuchó la voz de David, y le dijo: ¿Es ésta tu voz, hijo mío David? Y David le respondió: Es mi voz, mi señor el rey.
18 Enseguida él preguntó: ¿Por qué mi señor persigue a su siervo? ¿Qué he hecho? ¿Cuál es la maldad que hay en mi mano?
19 Ahora pues, que preste atención mi señor el rey a las palabras de su siervo. Si Yahweh es el que te ha incitado contra mí, que Él acepte una ofrenda; pero si fueron hombres, malditos sean ellos delante de Yahweh, pues me han expulsado de modo que no tenga parte en la heredad de Yahweh, al decir: “Ve y sirve a otros dioses”.
20 Ahora pues, no caiga mi sangre en tierra, lejos de la presencia de Yahweh, porque el rey de Israel ha salido a buscar una pulga, como el que persigue una perdiz por la montaña.
21 Entonces dijo Saúl a David: He pecado. Regresa, hijo mío David, porque ningún mal te causaré ya; pues hoy mi vida ha sido considerada preciosa ante tus ojos. He aquí que he actuado con insensatez y he cometido un error muy grave.
22 David respondió, diciendo: He aquí la lanza del rey. Que pase acá uno de los jóvenes y la tome.
23 Yahweh tratará a cada uno conforme a su justicia y a su fidelidad, porque Yahweh te había entregado hoy en mis manos, pero yo no quise extender mi mano contra el ungido de Yahweh.
24 Tal como tu vida fue hoy tenida en alta estima a mis ojos, así sea mi vida tenida en alta estima a los ojos de Yahweh.
25 Saúl dijo a David: ¡Bendito seas, hijo mío! Ciertamente hiciste lo que debías hacer, y fuiste hallado completamente inocente. Luego continuó David su camino y Saúl volvió a su lugar.

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Introducción a I Samuel

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