Efesios  3, 8-13

A mí, menor que el más pequeño de todos los santos, me fue otorgada esta gracia, la de anunciar a los gentiles las riquezas de Cristo, imposibles de rastrear, * y de iluminar a todos, dando a conocer cuál sea la economía del misterio, escondido desde el origen de los siglos en Dios, que creó todas las cosas, a fin de que se dé a conocer ahora a los principados y a las potestades en los cielos, por medio de la Iglesia, la multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno que se había propuesto en Cristo Jesús, Señor nuestro, en quien tenemos la franca seguridad y libre entrada con confianza por medio de la fe en él. Por lo cual pido que no caigáis de ánimo con motivo de las tribulaciones que por vosotros padezco, como que son gloria vuestra.
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