Juan  18, 1-12

Dicho esto, salió Jesús, junto con sus discípulos, a la otra parte del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró, y con él sus discípulos. * También Judas, el que le entregaba, sabía aquel lugar, puesto que muchas veces se había reunido allí Jesús con sus discípulos. Judas, pues, habiendo tomado la cohorte y gendarmes proporcionados por los sumos sacerdotes y por los fariseos, llega allá con linternas, antorchas y armas. Jesús, pues, sabiendo todo lo que iba a sobrevenirle, salió a ellos y les dice: ¿A quién buscáis? Respondiéronle: A Jesús de Nazaret. Díceles Jesús: Yo soy. Estaba también con ellos Judas, que le entregaba. Pues como les dijo «Yo soy», retrocedieron y cayeron en tierra. De nuevo, pues, les preguntó: ¿A quién buscáis? Ellos dijeron: A Jesús de Nazaret. Respondió Jesús: Os dije que yo soy. Si, pues, me buscáis a mí, dejad marchar a éstos. Para que se cumpliera la palabra que había dicho: «De cuantos me diste no he perdido a nadie». Simón Pedro, pues, como tuviese una espada, tiró de ella, dio con ella al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. El nombre del siervo era Maleo. Dijo, pues, Jesús a Pedro: Mete la espada en la vaina; el cáliz que me ha dado el Padre, ¿no lo he de beber? La cohorte, pues, y el tribuno y los satélites prendieron a Jesús y le ataron.
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