Lucas 1, 51-55

Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los de corazón altanero. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos con las manos vacías. Acogió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como había anunciado a nuestros padres— en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos.»
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