Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
27. Exhortaciones.
Solemne Promulgación de la Ley en la Tierra de Promisión (1-10).
1
Moisés con todos los ancianos de Israel dio al pueblo esta orden: Guardad todo mandamiento que yo os prescribo hoy. 2Cuando hayáis pasado el Jordán a la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará, levantarás grandes piedras, que revocarás de cal, 3
y escribirás en ellas todas las palabras de esta Ley apenas hayas pasado para llegar a la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará; tierra que mana leche y miel, como Yahvé, tu Dios, se lo prometió a tus padres. 4
Cuando paséis el Jordán alzaréis esas piedras, como yo te lo mando hoy, sobre el monte Ebal y las revocarás con cal. 5
Alzarás allí un altar a Yahvé; un altar de piedras a las que no haya tocado el hierro; 6
alzarás con piedras brutas el altar a Yahvé, tu Dios, y ofrecerás sobre él holocaustos a Yahvé, tu Dios; 7
le ofrecerás sacrificios pacíficos y allí comerás y te regocijarás ante Yahvé, tu Dios; 8
escribirás sobre esas piedras todas las palabras de esta Ley con caracteres bien claros. 9
Moisés y los sacerdotes levitas hablaron a todo Israel, diciendo: Guarda silencio, Israel, y escucha: Hoy eres el pueblo de Yahvé, tu Dios. 10
Obedece, pues, a la voz de Yahvé, tu Dios, y pon por obra sus mandamientos y sus leyes que yo hoy te prescribo.
En 11:29-30 se da la orden de que, cuando entren en la tierra prometida, los israelitas deben renovar espectacularmente la alianza sobre el Ebal y el Garizim (junto a Siquem), pronunciando
bendiciones en el último monte y
maldiciones sobre el primero. Aquí se determina más el cumplimiento de la orden. En
Jos_8:30-35 se dice que esta orden fue puntualmente cumplida por el sucesor de Moisés. Al entrar en la tierra prometida, los israelitas
debían hacer una renovación solemne de la alianza1
. El legislador deuteronómico quiere imprimir en el corazón del pueblo la ley de Yahvé, a cuya observancia le obliga la alianza contraída en el Sinaí y el beneficio de la nueva patria tantas veces anhelada. Al entrar, pues, en ella, las tribus deben hacer un acto solemne de reconocimiento de los derechos del Yahvé. Los montes
Garizim y
Ebal se hallan en el corazón o centro de Canaán, la tierra prometida, y la ceremonia tiene el sentido simbólico de toma de posesión de la tierra que en adelante había de ser propiedad del pueblo de Dios. El primer acto del pueblo después de pasar el Jordán será erigir unas piedras toscas, revocadas de cal, en las que se habían de grabar los preceptos de la
Ley. La expresión
palabras de esta Ley (v.3) es comúnmente interpretada en sentido de alusión a los preceptos del Deuteronomio (c.5-26); pero como el acto es puramente simbólico y no se trata de conservar en las piedras el contenido de la legislación, es más verosímil suponer que la orden se refiere sólo a grabar los preceptos fundamentales deuteronómicos. El lugar es el monte
Ebal2. Después, para consagrar esta renovación de la alianza, se ordena erigir un
altar de piedras sin desbastar (
a las que no haya tocado el hierro, v.6),
conforme a lo prescrito en
Exo_20:25. Sin duda que esta exigencia obedece a razones atávicas arcaicas que no es fácil concretar. Como para el rito de la circuncisión se exigía un cuchillo de sílex, conforme a la tradición de la edad de la piedra, así el altar de Yahvé debía estar formado de piedras toscas intactas. A las razones de arcaísmo se unirían otras de índole religiosa, conforme a la mentalidad de la época; es decir, evitar la
profanación de las piedras esculpiéndolas o tallándolas. Quizá en esta prescripción esté latente la preocupación de evitar figuras talladas, prohibidas por la Ley. Desde el momento en que se permitiera pulimentar y tallar las piedras, era fácil que el artista esculpiera imágenes y representaciones alusivas al culto. Sobre el supuesto sitio del Ebal se han encontrado restos de un pequeño monumento compuesto de un semicírculo en torno a una mesa de piedras sin tallar3.
Los v. 9-10 parecen fuera de contexto y encajarían mejor como ligazón entre el c.26 y el c.28. Pueden ser una introducción al c.28. La idea es la misma
Deu_28:1; es decir, la necesidad de cumplir fielmente los mandatos de Dios, puesto que Israel se ha convertido en el pueblo santo elegido de Yahvé.
Las Maldiciones contra los Transgresores de la Ley (11-26).
11
El mismo día dio Moisés al pueblo esta orden:12
Cuando hayáis pasado el Jordán, Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín se estarán sobre el monte Garizim para la bendición del pueblo; 13
los otros, Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí, sobre el monte Ebal, para la maldición. 14
Los levitas alzarán la voz y dirán a todos los hombres de Israel: 15
¡Maldito quien haga escultura o imagen fundida, abominación a Yahvé, obra de artífice, y la ponga en lugar oculto! Y todo el pueblo responderá: ¡Amén! 16
¡Maldito quien deshonre a su padre o a su madre! Y todo el pueblo responderá: ¡Amén! 17
¡Maldito quien reduzca los términos de su prójimo! Y todo el pueblo responderá: ¡Amén! 18
¡Maldito quien lleve al ciego fuera de su camino! Y todo el pueblo responderá: ¡Arnén! 19
¡Maldito quien haga entuerto al extranjero, al huérfano y a la viuda! Y todo el pueblo responderá: ¡Amén! 20
¡Maldito quien yace con la mujer de su padre para alzar la cubierta del lecho de su padre! Y todo el pueblo responderá: ¡Amén! 21
¡Maldito quien tuviere parte con una bestia cualquiera! Y todo el pueblo responderá: ¡Amén! 22
¡Maldito quien yace con su hermana, hija de su padre o de su madre! Y todo el pueblo responderá: ¡Amén! 23
¡Maldito quien yace con su suegra! Y todo el pueblo responderá: ¡Amén! 24
¡Maldito quien ocultamente hiere a su prójimo ! Y todo el pueblo responderá: ¡Amén! 25
¡Maldito quien reciba dones para herir de muerte una vida, sangre inocente! Y todo el pueblo responderá: ¡Amén! 26
¡Maldito quien no mantenga las palabras de esta Ley cumpliéndolas ! Y todo el pueblo responderá: ¡Amén!
Una vez erigido el altar, el pueblo, distribuido en tribus, se coloca, la mitad, en la falda del Garizim, y la otra mitad, en la del Ebal, los primeros para bendecir y los segundos para maldecir. Las tribus situadas en el sur, sobre el Garizim, que está hacia el sur, mientras que las tribus que ocuparán la parte superior de Canaán se colocan sobre el Ebal, que está más al norte. También las seis del Garizim (las
bendiciones)
corresponden a hijos de las esposas legítimas de Jacob, mientras que de las que se colocan en el Ebal, cuatro descienden de las esclavas de Jacob (Gad, Aser, Dan y Neftalí), a las que se añaden Rubén, primogénito, quien por haber profanado el lecho paterno es desheredado4, y Zabulón, que es el más joven de Lía. Efraín y Manasés aparecen englobados en la de José; Leví forma en el conjunto de las tribus para completar el número de doce. Las faldas de las dos montañas formaban como dos anfiteatros, y así podemos reconstruir la escena suponiendo que, no lejos, las dos mitades del pueblo se contestaban, pues desde la cima de ambos montes no podrían oírse mutuamente para responder5. Los sacerdotes estarían en el centro del valle, junto al arca, y el pueblo a ambos lados. Supuesta la oquedad que forman las dos montañas, el eco tenía que ser grande, y la escena impresionante6,
El texto registra las maldiciones para impresionar más sobre los castigos que esperaban a los desobedientes a la Ley. Son los levitas los que formulan las maldiciones, y el pueblo responde:
¡Amén! Las maldiciones son doce, como el número de tribus, y se refieren a faltas ya enumeradas en la legislación mosaica. No se alude a los pecados contra el monoteísmo y la unidad de santuario. No sabemos cuál fue el principio de selección, pues no se enumeran las faltas más graves. En general, se trata de pecados secretos: faltas contra Dios (v.15), contra los padres (v.16), contra la justicia y la caridad (v. 17-19), pecados de lujuria (v.20-23), homicidio (v.24-25). La primera maldición alude al segundo mandamiento7; la segunda se refiere al deshonor a los padres8; la tercera se refiere al cambio de los lindes en las propiedades9; la cuarta alude al que engaña al ciego guiándole por camino extraviado10; la quinta defiende los derechos de los desamparados, como el extranjero, el huérfano y la viuda11; la sexta va contra las uniones incestuosas con la mujer del padre12; la séptima, contra la bestialidad13; la octava, contra el incesto con la hermana14; la novena, contra la unión incestuosa con la suegra15; la décima, contra el que hiere al prójimo16; la undécima, contra el homicida que recibe regalos para matar a su víctima17; la duodécima es general, pues va contra los que no observan la Ley.
Los autores convienen en destacar el carácter artificial y heterogéneo del fragmento, en el que, sin duda, hay retoques conforme a las exigencias del uso litúrgico. El estilo redaccional es diferente al habitual del Deuteronomio, en el que Moisés aparece hablando en primera persona.
1 Cf. RB (1926) 98. 2 El Pentateuco samaritano dice
Garizim, sin duda corrección tendenciosa para destacar el carácter sagrado del monte santo de los samaritanos, presentándolo como el. lugar del primer altar levantado por los israelitas al entrar en Canaán. Cf. abel,
Géog. I 360. 3 Cf. RB (1926) 108-109. 4 Cf.
Gen_49:4. 5 Cf. RB (1926) 102. 6 El
Garizim es el actual
el Amud, y el Ebal, el actual
jalal-el Ruhban. 7 Cf.
Exo_20:4;
Exo_20:23;
Exo_20:34:17;
Lev_19:4;
Lev_26:1. 8 Cf.
Exo_21:17;
Lev_20:9. 9 Cf.
Deu_19:14. 10 Cf.
Lev_19:14. 11 Cf.
Exo_22:21;
Lev_19:33-34;
Deu_14:29;
Deu_24:17. 12 Cf.
Deu_22:30. 13 Cf.
Exo_22:18;
Lev_18:8;
Lev_20:11. 14 Cf.
Lev_20:17. 15
Lev_20:14. 16 Cf.
Exo_20:13;
Exo_21:12;
Lev_24:17. 17 Cf.
Eze_22:12.