Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
4. La Obstinación de Moisés.
L os críticos no convienen al dividir el capítulo y distinguen diversas fuentes que se interfieren mutuamente en la narración. En general se caracteriza por su índole descriptiva y popular1.
Las Señales Dadas a Moisés (1-9).
1
Moisés respondió: No van a creerme, no van a escucharme; me dirán que no se me ha aparecido Yahvé. 2
Yahvé le dijo: ¿Qué es lo que tienes en la mano? El respondió: Un cayado. 3
Tíralo a tierra, le dijo Yahvé. El lo tiró, y el cayado se convirtió en serpiente, y Moisés echó a correr, huyendo de ella. 4
Yahvé dijo a Moisés: Extiende la mano y agárrala por la cola. Moisés extendió la mano y la tomó, y la serpiente volvió a ser cayado en su mano. 5
Para que crean que se te ha aparecido Yahvé, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. 6
Díjole, además, Yahvé: Mete tu mano en el seno. Metióla él, y cuando la sacó estaba cubierta de lepra, como la nieve. 7
Yahvé le dijo: Vuelve a meterla. El volvió a meterla, y, cuando después la sacó, estaba la mano como toda su carne. 8
Si no te creen a la primera señal, te creerán a la segunda, 9
y si aún a esta segunda no creyeran, coges agua del río y la derramas en el suelo, y el agua que cojas se volverá en el suelo sangre.
Moisés no cree que su misión sea factible, pues, entre otras cosas, tiene que probar que realmente le ha enviado Dios, y para ello insinúa la necesidad de ciertos prodigios que convenzan a los ancianos y al pueblo y que sean como testimoniales de su misión de mandatario de Yahvé. Por ello, Dios le da un gran poder taumatúrgico, ante el que no pueden resistir los más incrédulos Para reforzar la fe vacilante del propio Moisés, le ordena realizar dos prodigios inauditos. El primero de ellos consiste en convertir el
cayado en
serpiente (v.4). Entre los magos egipcios, uno de los trucos consistía precisamente en hacer ver que cambiaban el cayado ó varita mágica en serpiente. Los hebreos podían estar seguros que su taumaturgo hará otro tanto ante el faraón, y de hecho Moisés y Aarón, hermano de Moisés, lo realizaron2. El segundo prodigio de la mano leprosa también era demasiado manifiesto para que no se rindieran a la evidencia. Uno de los grandes problemas entonces era el de los leprosos, considerados como incurables3. Una curación de la lepra era signo evidente de la omnipotencia divina. El tercer prodigio ofrecido para los recalcitrantes es el cambio del agua del Nilo en sangre. Es el portento más espectacular, y, según la narración bíblica, fue una de las históricas plagas de Egipto4.
Aarón, Intérprete de Moisés ante el Faraón (10-17).
10
Moisés dijo a Yahvé: Pero, Señor, yo no soy hombre de palabra fácil, y esto no es ya de ayer ni de anteayer, y aun ahora que te habla tu siervo soy torpe de boca y de lengua. 11
Yahvé le respondió: Y ¿quién ha dado al hombre la boca? Y ¿quién hace al sordo y al mudo, al que ve y al ciego? ¿No soy por ventura yo, Yahvé? 12
Ve, pues; yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que has de decir. 13
Moisés replicó: ¡Ah Señor!, manda tu mensaje, te lo pido, por mano del que debas enviar. 14
Encendióse entonces en cólera Yahvé contra Moisés y le dijo: ¿No tienes a tu hermano Aarón el levita? El es de fácil palabra. Al encuentro te sale, y al verte se alegrará su corazón. 15
Habíale a él y pon en su boca las palabras, y yo estaré en tu boca y en la suya, y os mostraré lo que habéis de hacer. 16
El hablará por ti al pueblo y te servirá de boca, y tú serás Dios para él. 17
El cayado que tienes en la mano llévalo, y con él harás los prodigios.
Moisés, que a toda costa no quiere ir a Egipto, expone una nueva dificultad: no es fácil de palabra para presentarse ante el faraón. ¿Cómo va a exponer sus proyectos y convencerle? Por otra parte, apenas si se acuerda de la lengua de los egipcios. Dios resuelve la cuestión recordándole que estará con él y le sugerirá lo necesario (v. 12). Pero Moisés, recalcitrante, pide que por favor envíe a otro más capacitado para tan difícil e ingrata misión (v.13). Quizá él se considere desprestigiado ante sus compatriotas por los sucesos pasados, ya sea por haber estado en la corte del faraón o por haber huido al desierto, desconectándose de los problemas de sus compatriotas, y por eso cree que no es el más indicado para llevar a cabo su cometido. Siempre habla en el supuesto de hallarse solo, sin los auxilios divinos ofrecidos. Por eso Yahvé se encoleriza (v.14), y le ofrece a su hermano Aarón como portador del mensaje liberador ante el faraón. El calificativo de
levita puede ser una adición posterior para justificar su facilidad de hablar, como habituado a explicar la Ley5; pero puede ser una simple determinación étnica para recordar su vinculación a la tribu de Leví, a la que pertenecía el mismo Moisés6. Y como prueba de que su hermano le ayudará, le anuncia que Aarón le saldrá al encuentro por inspiración suya (v.27). Sin embargo, ante el pueblo, aunque Aarón sea el portavoz,
hablará por ti al pueblo (v.16), Moisés será el auténtico enviado de Yahvé, y como tal debe sugerir a su hermano lo que debe transmitir como intérprete de sus pensamientos:
te servirá de boca, y serás Dios para él (v.16). La expresión hay que entenderla en el contexto: Dios habla ahora a Moisés comunicándole sus designios salvadores sobre su pueblo, y Moisés debe comunicarlos a su hermano para que éste los transmita al pueblo. En ese caso hace las veces Moisés de Dios, en cuanto que comunica a su hermano los designios salvadores divinos. Los LXX y la Vg encuentran la expresión demasiado dura, y la atenúan: Tú serás para él (¿un intérprete?) en lo concerniente a Dios.
Por fin, Dios, vencida la obstinación de Moisés, le ordena que se lleve su cayado, que va a ser instrumento de prodigios ante el faraón7. En todo este diálogo hay un sello marcado de tradiciones populares, en las que se destaca lo taumatúrgico y prodigioso, que es lo que más impresión hace a los pueblos de mentalidad poco desarrollada.
En el libro de la Sabiduría se hace un comentario teológico-midrásico a este relato: La Sabiduría libró de la nación opresora al pueblo santo, al pueblo puro, a la descendencia irreprochable...,
porque entró en el alma del servidor de Dios e hizo frente a reyes temibles con prodigios y señales... Porque la Sabiduría abrió la boca de los mudos e hizo elocuentes las lenguas de los niños.8
Moisés, Camino de Egipto (18-26).
18
Fuese Moisés, y, de vuelta a casa de su suegro, le dijo: Hazme el favor de dejarme partir a ver a mis hermanos de Egipto, si viven todavía. Jetro dijo a Moisés: Vete en paz. 19
En tierra de Madián dijo Yahvé a Moisés: Ve, retorna a Egipto, pues han muerto ya los que buscaban tu vida. 20
Tomó, pues, Moisés a su mujer y a su hijo y montándolos sobre un asno, volvió a Egipto, llevando en sus manos el cayado de Dios. 21
Yahvé le dijo: Partido para volver a Egipto, ten cuenta de hacer delante del faraón los prodigios que yo he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón y no dejará salir al pueblo; 22
pero tú le dirás: Así habla Yahvé: Israel es mi hijo, mi primogénito. 23
Yo te mando que dejes a mi hijo ir a servirme, y si te niegas a dejarle ir, yo mataré a tu hijo, a tu primogénito. 24
Por el camino, en un lugar donde pasaba la noche, salióle Yahvé al encuentro, y quería matarle; 25
pero Séfora, agarrando en seguida un cuchillo de piedra, circuncidó a su hijo, y tocó sus pies diciendo: Esposo de sangre eres para mí, 26
y le dejó, diciendo ella lo de esposo de sangre por la circuncisión.
Sin indicar nada de lo sucedido, Moisés vuelve a su suegro para despedirse de él, pretextando la visita a sus
hermanos o familiares de Egipto (v.18). Sin duda que calló su verdadera misión para que no le disuadieran de ella, poniéndole delante los peligros a los que se exponía con el retorno.
El v.19 parece una adición tomada de otra fuente, pues después de lo ocurrido no se explica esta nueva orden de retorno a Egipto, con la indicación de que ya han muerto sus perseguidores. Algunos autores creen que está fuera de lugar y que debe leerse después
Deu_3:22a.
Moisés, conforme a la orden divina, se puso en camino de Egipto con su mujer e hijo9. Durante el camino le ocurrió un incidente singular: Yahvé le sale al paso en actitud amenazadora:
quería matarle (v.24). ¿Por qué esto? El contexto inmediato siguiente lo insinúa: su hijo no estaba circuncidado, y, por tanto, carecía de la señal de la alianza de Abraham10,
por la que formaba parte del pueblo elegido, y Dios, para resaltar la enormidad de esta falta, hace ademán de atentar contra la vida de Moisés, responsable de este inexplicable olvido en el que había de ser el padre espiritual de Israel. Tal vez los madianitas no practicaban la circuncisión, y Moisés se atuvo a esta costumbre, como veremos que hizo Israel en el desierto11. Algunos autores creen que esta amenaza de Dios contra Moisés no hay que tomarla al pie de la letra, sino como expresión de una enfermedad enviada por Dios, en la que estuvo a punto de morir. En todo caso, Séfora, la esposa de Moisés, creyó ver en ella un castigo de Dios, y suponiéndola causa de ello,
circuncidó a su hijo (v.25). La cruenta operación la hizo con un
cuchillo de piedra o de sílex, que aún hoy día se hallan en las estepas del Sinaí en abundancia como resto de civilizaciones primitivas. El
cuchillo de piedra será el instrumento ritual de la circuncisión12, lo que indica que la práctica se remontaba a tiempos anteriores a la edad de los metales. Séfora, según el texto, circuncidó a su hijo para librar a Moisés de la muerte (v.25), y después
tocó sus pies, según el TM. Aquí
pies parece ser un eufemismo para designar los órganos de generación, como es usual en el lenguaje bíblico. El texto puede referirse a Moisés o al hijo. Supuesta esta versión, parece que Séfora viera un efecto mágico en la sangre del hijo para salvar la vida del padre, y por eso exclamó:
Esposo de sangre eres para mi. La frase misteriosa parece aludir al hecho de que el descuido de Moisés en circuncidar a su hijo ha sido la causa del derramamiento doloroso de sangre actual que ella ha practicado. Y el precio de rescate de la vida de Moisés (amenazada por Yahvé) ha sido la sangre del hijo13. El dolor que el corazón de la madre sintió al practicar ella misma esta operación en la carne tierna de su hijo, es lo que le induce a exclamar:
Esposo de sangre eres para mí, aludiendo a la sangre que había derramado al circuncidar a su querido hijo. En el texto de los LXX, el sentido es más claro: He aquí la sangre de la circuncisión de mi hijo. La circuncisión era muy usual en Egipto, y probablemente Moisés estaba circuncidado, por influencia del ambiente egipcio y aun de sus compatriotas, que la habían recibido de los antiguos patriarcas. Quizá Moisés, al no circuncidar a su hijo al octavo día de su nacimiento, como estaba ordenado en el pacto con Abraham, se conformaba con la costumbre del ambiente de los árabes, que practican la circuncisión en los varones cuando llegan a la edad viril, cuando son aptos para el matrimonio, de tal forma que en hebreo y en árabe para decir suegro y yerno se expresa con los términos el que circuncida (
joten)
y circuncidado (
jatan)14.
Los v.21-23 parecen desplazados y han de colocarse después del v.17, y así se comprende bien la recomendación de hablar ante el faraón pidiendo la salida de Israel de Egipto, al que se le llama amorosamente
mi primogénito, como pueblo elegido entre todas las naciones (v.22). La frase
yo endureceré su corazón, en labios de Dios, ha de entenderse según el lenguaje bíblico, en el que se atribuyen
todos los hechos directamente a Dios, prescindiendo de las causas segundas. Esta frase se repite muchas veces en el éxodo15, y ha de entenderse en el sentido de voluntad
permisiva de Dios para hablar con nuestra terminología teológica. Los prodigios cumplidos por Moisés, enviado de Dios, son
ocasión del endurecimiento de corazón del faraón, y en este sentido el endurecimiento se atribuye a Dios, que obra los prodigios16. Moisés debe anunciar al faraón que, si no permite al
primogénito de Dios (Israel) salir, será aquél privado de su
primogénito natural (v.23). La amenaza es cumplida en la última plaga, como veremos17.
Moisés y Aarón Ante el Pueblo (27-31).
27
Yahvé dijo a Aarón: Ve al desierto al encuentro de Moisés. Partió Aarón, y, encontrándose con su hermano en el monte de Dios, le besó. 28
Moisés dio a conocer a Aarón todo lo que Yahvé le había dicho al encomendarle la misión y los prodigios que le había mandado hacer. 29
Prosiguieron Moisés y Aarón su camino, y, llegados, reunieron a los ancianos de Israel. 30
Aarón refirió todo lo que Dios había dicho a Moisés, y éste hizo los prodigios a los ojos del pueblo. 31
El pueblo creyó, y al ver que Yahvé había visitado a los hijos de Israel y había atendido a su aflicción, postrándose, le adoraron.
Conforme a lo que se dijo en el v.14, Aarón salió al encuentro de Moisés en el
monte de Dios, Horeb. Esta indicación parece, pues, provenir de otra fuente complementaria, ya que localiza el encuentro de ambos hermanos en el lugar de las revelaciones hechas a Moisés. Puesto de acuerdo y enterado Aarón de las comunicaciones hechas a su hermano, ambos se presentaron ante los ancianos de Israel y ante el pueblo, comunicándoles el mensaje recibido, que fue confirmado por los prodigios prometidos. El resultado fue que
todos adoraron a su Dios, que los había visitado con el designio salvador de dar término a su prolongada servidumbre.
1 Cf. A. Clamer, o.c., p.88. 2
Cf.
Exo_7:9-12. En 4:30 y en 7:9-10 se dice que es sólo Aarón el que realiza los prodigios. 3 Cf. Leve.13. 4 Cf.
Exo_4:30;
Exo_4:21;
Exo_7:20. 5 Cf.
Deu_33:10. 6 Algunos autores creen que aquí
levita alude a una categoría jerárquica en relación con actos de culto, y así sería un precedente para explicar el origen del sacerdocio mosaico, cuya misión era sacrificar y enseñar al pueblo la Ley. 7 Cf.
Exo_7:15. 8
Sab_10:15-21. Véase el artículo
Yo soy Yahvé, que te saqué de la tierra de Egipto: CT (1915) p.ii.ii?. 9 El TM dice hijos. Hasta ahora no se ha dado más que el nombre de uno, Gersom (
Exo_2:22), y, por otra parte, la operación que hace Séfora sólo tiene lugar en uno. Quizá el pl. hijos dependa de
Exo_18:2-4. 10 Cf.
Gen_17:10. 11 Cf. Jos 5-5. 12 Cf.
Jos_5:3. 13 En las versiones de los LXX, Símaco, Teodoción y Peshitta se lee: y ella cayó a sus pies. 14 Cf. E. Dhorme, La religión des Hébreux nómades p.287-288. 15 Cf.
Exo_7:3;
Exo_9:12;
Exo_10:1;
Exo_10:20;
Exo_10:27;
Exo_11:10;
Exo_14:4;
Exo_14:8;
Exo_14:17. 16 Cf.
Isa_10:10;
Deu_29:4;
Sal_81:13;
Mar_4:10-12. En todos estos textos se atribuye a Dios el designio de condenar a los pecadores. 17 Cf.
Exo_11:5;
Exo_12:29.