Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Las mujeres extranjeras y la idolatría (11:1-13).
1
El rey Salomón, además de la hija del Faraón, amó a muchas mujeres extranjeras, moabitas, amonitas, edomitas, sido-nías y jeteas, 2
de las naciones de que había dicho Yahvé a lo hijos de Israel: No entréis a ellas, ni entren ellas a vosotros, porque de seguro arrastrarán vuestros corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se unió Salomón con amor. 3
Tuvo setecientas mujeres de sangre real y trescientas concubinas, y las mujeres torcieron su corazón. 4
Cuando envejeció Salomón, sus mujeres arrastraron su corazón hacia los dioses ajenos; y no era su corazón enteramente de Yahvé, su Dios, como lo había sido el de David, su padre; 5
y se fue Salomón tras de Astarté, diosa de los sidonios, y tras de Milcom, abominación de los amonitas; 6
e hizo Salomón el mal a los ojos de Yahvé, y no siguió enteramente a Yahvé, como David, su padre. 7
Entonces edificó Salomón, en la montaña que está frente a Jerusalén, un excelso a Gamos, abominación de Moab, y a Milcom, abominación de los hijos de Amón; 8
y de modo semejante hizo para todas sus mujeres extranjeras, que allí quemaban perfumes y sacrificaban a sus dioses. 9
Irritóse Yahvé contra Salomón porque había apartado su corazón de Yahvé, Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces 10 y le había mandado, cuanto a esto, que no se fuese tras los dioses ajenos; pero él no siguió lo que Yahvé le había mandado. u Yahvé dijo a Salomón: Pues que así has obrado y has roto mi alianza y las leyes que yo te había prescrito, yo romperé de sobre ti tu reino y se lo entregaré a un siervo tuyo. 12
No lo haré, sin embargo, en tus días, por amor de David, tu padre; lo arrancaré de las manos de tu hijo. 13
Ni le arrancaré tampoco todo el reino, sino que dejaré a tu hijo una tribu por amor de David, mi siervo, y por amor de Jerusalén, que yo he elegido. Próspero en todos los órdenes había sido el reinado de Salomón. De su padre recibió un reino pacífico en el interior y exterior; todos sus contrincantes fueron eliminados. Dios le eligió entre los otros hijos de David para suceder le en el trono; le colmó de sabiduría y de bienes, imponiéndole únicamente la obligación de mantenerse fiel a Dios y de observar sus preceptos y mandamientos. Pero, a medida que crecía su fama y amontonaba riquezas, dejóse arrastrar por los sentimientos del corazón hasta ofuscar su privilegiada inteligencia. No supo administrar sus riquezas ni su gloria con moderación. La conciencia de su superioridad le llevó al despotismo, tratando a sus subditos con severidad en vez de amarlos como padre. La misma piedad era más espectacular que nacida del corazón. Su ansia de gloria llevó a Salomón a concertar tratados con reyes extranjeros, a recibir comisiones de los pueblos gentiles, a contraer matrimonios con numerosas princesas paganas. Las muchas mujeres de variada procedencia y religión llegaron a cautivar su corazón a medida que avanzaba en años hasta arrastrarlo a rendir culto a dioses extranjeros. Si a la hija del Faraón le concedió una habitación separada, ¿cómo negar a ella y a las otras su deseo de tener un lugar de culto para sus respectivos dioses? A causa de las muchas mujeres extranjeras, el reino del gran monarca israelita empezaba a resquebrajarse; los profetas, antes fervientes admiradores suyos, no dudaron en declarársele en contra; el pueblo, agravado por tasas y trabajos, anhelaba un cambio de cosas.
Era costumbre antigua entre los reyes trabar amistad con otros monarcas con el envío de una o más hijas para el harén real. A Salomón se le hicieron innumerables ofrecimientos, porque todos deseaban la amistad de un monarca tan sabio y rico. Otras mujeres y concubinas entraban en el harén para cancelar una deuda o un impuesto. Sin embargo, el número de las mujeres y concubinas que señala el texto es exagerado. En el Cantar de los Cantares (6:8) se habla de sesenta reinas y ochenta concubinas; el número total de mil que señala el texto es una hipérbole manifiesta, encaminada a poner de relieve la grandeza de Salomón, que en Oriente se mide principalmente por el número de mujeres del harén. En
Exo_34:11;
Exo_34:16;
Deu_7:1-5 se prohibían los matrimonios entre israelitas y mujeres cananeas por temor a que los arrastraran a la idolatría. Más tarde esta prohibición se extendió a las mujeres de otras procedencias.
La idolatría era considerada como el mayor de los pecados (
Deu_9:6-7).
Salomón rindió culto a Astarté (ashtoret), la diosa principal de los fenicios y sidonios, asociada al dios Baal. De Milcom sabemos que era el supremo dios de los amonitas (
2Sa_12:30), al que se ofrecían niños en holocausto 1. Los moabitas reconocían al dios Gamos (
Num_21:29;
Jer_48:46). De él se habla en el obelisco de Mesa2. los altares de estos ídolos fueron levantados en la vertiente occidental del monte de los Olivos, enfrente del templo de Yahvé,
constituyendo un grave escándalo para el judaismo. Desde estos tiempos arranca la denominación de monte del Escándalo que se da a la parte extrema sud-occidental del mencionado monte. Este pecado debía atraer sobre Salomón un castigo ejemplar, anunciándosele la división del reino en el interior y la aparición de enemigos en las fronteras (v.14). No sabemos si se valió Dios de un profeta para anunciar estos castigos a Salomón.
Enemigos externos de Salomón (Jer_11:14-25).
14
Suscitó Yahvé a Salomón un enemigo, Hadad, idumeo, de la sangre real de Edom. 15
Cuando David batió a Edom, Joab, jefe del ejército, subió para enterrar a los muertos y mató a todos los varones de Edom, 16
quedándose con todo Israel durante seis meses en Edom, hasta exterminar a todos los varones. 17
Entonces Hadad, con algunos edomitas, siervos de su padre, huyó para refugiarse en Egipto, siendo todavía muchacho. 18
Partiendo de Madián, se fueron a Paran, y, uniéndose allí algunos de Paran, llegaron a Egipto, junto al Faraón, rey de Egipto. El Faraón dio a Hadad una casa, proveyó a su subsistencia y le dio tierras.19
Fue Hadad muy grato al Faraón, que le dio por mujer a Ano, hermana mayor de su mujer, hermana de la reina Tafnes. 20
La hermana de Tafnes le dio su hijo Guenubat, a quien Tafnes educó en la casa del Faraón, estando en ella Guenubat como un hijo del Faraón. 21
Cuando supo Hadad, en Egipto, que David se había dormido con sus padres y que Joab, jefe del ejército, había muerto, dijo al Faraón: Déjame ir a mi tierra; 22
y el Faraón le respondió: ¿Qué te falta cerca de mí, para que quieras irte a tu tierra? Y él contestó: Nada me falta, pero déjame ir. Hadad se volvió a su casa. Este fue el mal que hizo Hadad, que odiaba a Israel y se alzó rey de Edom. 23
Suscitó Dios a Salomón otro enemigo, Rezón, hijo de Eliada, que había huido de su señor Hadadezer, rey de Soba. 24
Reunió gente y se hizo jefe de banda cuando David derrotó a las tropas arameas. Fuese entonces a Damasco y se estableció allí, y reinó en Damasco, 25
siendo enemigo de Israel todo el tiempo de la vida de Salomón. Al mismo tiempo que Hadad, le hacía el mal que podía, porque aborrecía a Israel y reinaba en Siria. Dos fueron los principales enemigos que amenazaron las fronteras del reino salomónico: Hadad, de la sangre real de Edom, y Rezón, creador del reino de Damasco. En cuanto al primero, se amplía aquí la noticia del ataque de David contra Edom y el ensañamiento contra el mismo (
2Sa_8:13-14). Una vez vencidos los edomitas, Joab se ensañó contra los varones del país, a quienes persiguió durante seis meses. Hadad, de la familia real, logró escapar a tierras de Madián, al sudeste de Edom, y de allí a Egipto. Hadad es el nombre del dios cananeo del cielo y de las tempestades 3, que llevaron anteriormente otros dos reyes idumeos (Gen 36; 35; 39). Hadad marchó a Egipto por existir quizá entre ambos países relaciones cordiales, ya que en el papiro Anastasi VI de la XIX dinastía se autoriza a una tribu edomita para que apaciente sus ganados junto a Pithom (Pritchard, 259). En su huida atravesó Hadad el desierto de Farán, al norte de la península del Sinaí (
Num_10:12;
Num_12:16;
Num_13:3;
1Sa_25:1). El Faraón, probablemente de la XXI dinastía, recibiólo amigablemente, hasta el punto de entregarle a Ano, su cuñada, por esposa. El texto masorético llama Tahpenes a la reina, palabra que, según algunos, debe cambiarse en
tahmenis haguebirah = grande esposa del rey. La mutilación del título egipcio proviene, probablemente, de su asonancia con el nombre de la ciudad,
Tahpankes o Takhpankhes (Jer 2.16;
1Sa_43:7-9)4. La reina adoptó al hijo de Hadad, llamado Guenubat, que fue educado juntamente con los hijos del rey. A la muerte de David y de Joab pidió Hadad autorización para regresar a su patria, llevando en el corazón un gran odio contra los israelitas.
Rezón, subdito de Hadadezer, rey de Soba (
2Sa_8:3-10;
2Sa_10:15-19), se proclamó jefe de una banda, instalándose en Damasco, donde inició el reino que más tarde se convertiría en un enemigo peligroso del reino del Norte, separado del de Judá.
Jeroboam (2Sa_11:26-43).
26
También Jeroboam, siervo de Salomón, se alzó contra el rey. Era hijo de Nabat, efrateo, de Sereda, siervo de Salomón, y tenía por madre a una viuda llamada Sarva. 27
He aquí la ocasión de alzarse contra el rey: estaba Salomón construyendo el terraplén para rellenar la depresión que había en la ciudad de David, su padre. 28
Jeroboam era hombre muy capaz y fuerte, y, habiéndole visto Salomón a la obra, dio al joven el mando de todas las gentes de trabajo de la casa de José. 29
Por aquel tiempo salió Jeroboam de Jerusalén y le halló en el camino el profeta Ajías, de Silo. Iba éste cubierto con un manto nuevo y estaban los dos solos en el campo. 30
Ajías cogió el manto nuevo que llevaba sobre sí, lo partió en doce pedazos 31
y dijo a Jeroboam: Coge diez pedazos, porque así habla Yahvé, Dios de Israel: Voy a romper el reino en manos de Salomón y a darte a ti diez tribus. 32
El tendrá una tribu, por amor de David, mi siervo, y de Jerusalén, que yo he elegido entre todas las tribus de Israel. 33
Porque me han abandonado y se han prosternado ante As-tarté, diosa de los sidonios; ante Gamos, dios de Moab, y ante Milcom, dios de los hijos de Amón. No han marchado por mis caminos, haciendo lo que es bueno a mis ojos y guardando mis leyes y mandamientos, como lo hizo David, su padre. 34
No quitaré de sus manos el reino, pues mantendré su reinado todos los días de su vida por amor a David, mi siervo, a quien elegí yo y que guardó mis mandamientos y mis leyes. 35
Pero quitaré el reino de las manos de su hijo y te daré a ti diez tribus, 36
dejando a su hijo una tribu, para que David, mi siervo, tenga siempre una lámpara ante mí en Jerusalén, la ciudad que yo he elegido para poner allí mi nombre. 37
A ti te tomaré yo; dominarás sobre cuanto tu corazón desea y serás rey de Israel. 3
Si me obedeces en cuanto yo te mande y sigues mis caminos, mis leyes y mandamientos, como lo hizo David, mi siervo, yo seré contigo y te edificaré casa estable, como se la edifiqué a David, y te daré Israel. 39
Humillaré a la descendencia de David, mas no por siempre. 40
Salomón procuró dar muerte a Jeroboam; pero Jeroboam huyó, refugiándose en Egipto, cerca de Sesac, rey de Egipto, hasta la muerte de Salomón. 41
Lo demás de los hechos de Salomón, de lo que hizo y de su sabiduría, ¿no está escrito en el libro de los hechos de Salomón? 42
Reinó Salomón en Jerusalén cuarenta años sobre todo Israel, 43
y luego se durmió con sus padres y fue sepultado en la ciudad de David, su padre. Le sucedió Roboam, su hijo. El enemigo más peligroso para Salomón y su reino fue Jeroboam, capataz de los trabajos del terraplén entre la ciudad de David y el templo. Era efraimita de nacimiento Que 12:5;
1Sa_1:1), de la ciudad de Sareda Que 7:22;
Jos_3:16), en el actual
Deir Ghassaneh, a treinta kilómetros al este de Jafa (
Géographie II 457) y a ocho al sudeste de Rentis, patria de Samuel (
1Sa_1:1). La madre de Jeroboam es llamada
Seruah, leprosa, en el texto masorético;
porne, meretrix, por los LXX, por considerar los glosadores que el cisma fue como la lepra y un adulterio para Israel. Probablemente se llamaba
Seruyah, Sarvia, como una hermana de David. Jeroboam veía con indignación que, mientras la tribu de Judá gozaba de un régimen de excepción, toda la carga de las obras recaía sobre los efraimitas. Jeroboam, joven, valiente (
guibbor hail),
dirigía los trabajos, pero sentía la causa de sus hermanos de tribu. Seguramente que debió él maquinar desde tiempo algún complot contra la política del rey en connivencia con las tribus del norte. A la misma tribu pertenecía Ajías, de Silo (
1Sa_14:3-18), a quien algunos críticos incluyen entre los confabulados para protestar por la decadencia del templo de Silo, absorbido y desplazado por el de Jerusalén. Pero, como dice el texto, reconoció Ajías los méritos de David (v.34) y los privilegios de Jerusalén como ciudad escogida por Dios (v.36). Con una acción simbólica (
1Sa_19:19;
1Sa_20:37-42;
2Re_13:14-19;
Isa_8:1-4;
Isa_20:1-6;
Jer_19:10;
Jer_27:2; ? z 3:1-3) profetizó la división del reino, reservando una tribu para el hijo de Salomón y entregando a Jeroboam las diez restantes. Siendo doce las tribus, se pensó en corregir el texto, escribiendo dos tribus (de Judá y de Benjamín) en vez de una. Las diez partes representan el bloque de las tribus norteñas (2
Sam 19:44). Las otras dos piezas del manto simbolizan la tribu de Judá, con la que habíase fusionado la de Simeón (
Jos_19:1); pero acaso se trata de la tribu de Benjamín, que se asoció a la de Judá, con la que jugó un papel importantísimo (
Jos_12:21-23). Las palabras del profeta no son ni fórmulas geométricas ni ecuaciones algebraicas 5.
Ají as achaca a Salomón su apostasía, pero calla las otras causas que aceleraron la división de su reino. Conoce Ají as las ambiciones de Jeroboam, al cual promete una dinastía perdurable en caso de que religiosamente imite a David. Jeroboam pudo escapar de manos de Salomón huyendo a Egipto, cerca del faraón Sesac, llamado Soshenq, fundador de la XXII dinastía, que reinó aproximadamente los años 950-929 a.C. De él se ocupará más tarde nuestro autor (
Jos_14:25). Según los LXX (
Jos_12:2455), Jeroboam tomó en Egipto por esposa a Ano, hermana mayor de Thekemina, mujer de Faraón.
Una historia más amplia del reinado de Salomón tuvo el autor sagrado ante su vista, de la cual extrajo lo poco que ha consignado en los capítulos 3-11. Pero, además, conoció otro documento en el que se exponían ampliamente las etapas de la construcción y ornamentación del templo. Para describir los primeros brotes del reino del Norte, o sea los primeros conatos de rebelión por parte de Jeroboam, inspiróse en una historia de los reyes del Norte.
Como hemos podido apreciar en las páginas que anteceden, el autor sagrado ha escrito una historia breve, concisa, del reinado de Salomón, poniendo de relieve sus puntos luminosos y no ocultando sus sombras; considerándolo todo desde el punto de vista deuteronómico. En cifras redondas se dice que Salomón reinó cuarenta años sobre Judá e Israel. Iniciado su reino hacia el año 970, prolongóse hasta cerca de 930; otros autores (ühorme) señalan los años 972 y 932 como términos
a quo y
ad quem del reinado salomónico. Fue sepultado junto a su padre (
Jos_2:10). Le sucedió su hijo Roboam.
1
Le sacerdoce du roí en Israel: Sacra Pagina, I (París-Gembloux 1959) 543·
1 A partir de Renán (
Histoire du peuple d'Israel París 1891 vol.2 142), muchos histo(-)riadores y críticos independientes han considerado el templo de Salomón como «un templo doméstico, una capilla de palacio, análogo a los que los reyes de Mari tenían en sus man(-)siones reales. En apoyo de sus puntos de vista hacen hincapié en las dimensiones reducidas del edificio, que medía, incluidos los muros, 50 por 30 metros. Es verdad que Salomón edi(-)ficó una casa a Yahvé, porque la divinidad, al igual que los hombres, tenía necesidad de disponer sobre la tierra de una casa, una mansión, un albergue. Todos los planos de los santuarios orientales que remontan al tercer milenio a. G. están inspirados en los de las casas particulares. Así, pues, el motivo principal y esencial que movió a Salomón a levantar el templo fue para dar a Yahvé, presente en el arca, una residencia. Pero de esto no se deduce Que el templo fuera una capilla de palacio, una dependencia del mismo; al contrario, fue e1 santuario nacional adonde acudía todo Israel por creer que habitaba allí Dios de una manera particular. Asimismo se ha especulado sobre el simbolismo de la distribución del templo en tres partes:
ulam, hecal, debir, que, según Flavio Josefo, representaban las tres partes del cosmos: agua, tierra y cielo; lo que correspondería a la cosmogonía bíblica (
Exo_20:4;
Gen_1:6). Las dos columnas de bronce (
Gen_7:15-22) colocadas
delante del templo recordaban los pilares obre los cuales descansaba el universo (
Sal_75:4;
Job_9:6). Mucho se ha fantaseado sobre este articular (Parrot, l.c., 38; J. Daniélou,
La symbolique cosmique du Temple de Jérusalem: Symbolisme cosmique et monuments religieux [París 1953] 61-64; W. Vischer,
Les presbiteres prophétes París-Neuchátel 1951 363-376; Montgomery)
2 Fernández,
Problemas 142-172.
3 Lemaire-Baldi,
Atlante Bíblico 122. Ofir se localiza probablemente en la costa occidental de Arabia (
Gén_10:29;
Job_22:24;
Gén_28:26;
1Cr_1:23). Es posible que haya una exage-on en el número de talentos, o el texto se ha conservado defectuosamente (A. Âåá, Ez'son
tell el-Helefi: ? 2? [1940] 437-445; N. Glueck: Basor, 71 [1938] 3-18; 75 (1939] 8-22; 79 [1940] 2-18).
1 El episodio de la reina de Saba goza de extraordinaria popularidad en Etiopía, cuya dinastía reinante está vinculada, se dice, a la unión matrimonial de Salomón con la reina, que la leyenda árabe llama Balkis y la cristiana Makeda. Según Flavio Josefo
(Ant. lud· 8,6:2), la reina llamábase Nikaule, soberana de Egipto y de Etiopía. No es de extrañar que una mujer fuera reina de un país árabe, ya que en tiempos de Teglatfalasar III se recuerdan las reinas Zabibe y Samsi (N. Abbot,
Pre-Islamic Arab Queens: American Journal of sé mitic Languages and Literature, 58 [1941] 1-22; Pritchard, 283; P. Dhorme,
Le Pays m-buque et l'Assyrie [París 1913] 37.80.94 y 119).
2 B. Maisler,
Two Hebrew Ostraca /rom
Tell Qasile: T ES 10 (1951) 265-267.
3
. Maisler, The Excavation Of Tell Qesile: BA 14 (195 ? 43-49.
4 Ç. Michaud, Sur la pierre et l'argile (París-Neuchátel 1958) 48.
5 Muchos creen que se trata de Tarsis, lugar que se encontraba cerca de la desembocadura del Guadalquivir. Otros, por el hecho de que la flota tenía sus bases en el golfo de Aqaba, buscan Tarsis por estos parajes, cerca de Ofir. Otros (Üalevy, Albright) han pensado en Cerdeña. No es posible zanjar la cuestión (Desnoyers,
Histoire III 66-70; L. De Las Muñecas,
La Tarsis bíblica: Estudis Franciscans, 43 1931 111-150; S. Bartina, Tarsis: VD 34 [1956] 342-348; W. Albright: Basor, 83 [1941] 14-22, reconoce en Tarsis una palabra técnica fenicia que significa
fundición). 1 N. Schneider,
Melchom, das Scheusal der Ammoniter: ? 18 (1937) 337-343; 19 (1938) 286-307.
2 D, Siderski, La stele de Mesa, índex bibliographique (París 1920),
3 H. Haag,
Bibellexikon 635.
4 Véase B. Grdseloff,
Takpnés: ármales du service des Antiquités de l'Egypte, 47 (1947); ídem,
Edom d'aprés les sources Egyptiennes: Revue de l'histoire Juíve en Egypte17 I (1947) 88-03.