Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Camino de Horeb (19:1-7).
1
Ajab hizo saber a Jezabel lo que había hecho Elías y cómo había pasado a cuchillo a los profetas, 2
y Jezabel mandó a Elías un mensajero para decirle: Así me hagan los dioses y así me añadan si mañana a estas horas no estás tú como uno de ellos. 3
Temió, pues, Elías y se levantó y huyó para salvar su vida, y llegó a Berseba, que está en Judá; y dejando allí a su siervo, 4
siguió él por el desierto un día de camino y sentóse bajo una mata de retama; deseó morirse, y dijo: ¡Basta, Yahvé! Lleva ya mi alma, que no soy mejor que mis padres. 5
Y, echándose allí, se quedó dormido. Y he aquí que un ángel le tocó, diciéndole: Levántate y come. 6
Miró él y vio a su cabecera una torta cocida y una vasija de agua. Comió y bebió y luego volvió a acostarse; 7
pero el ángel de Yahvé vino por segunda vez y le tocó, diciendo: Levántate y come, porque te queda todavía mucho camino. Quiso vénganse Jezabel de Elías por haber hecho matar a todos los profetas que alimentaba la reina. Con un juramento hecho en nombre de sus dioses decide Jezabel desquitarse (20:10). Elías huyó a Horeb, nombre del monte Sinaí en los relatos elohistas del Pentateuco. Teniendo como misión establecer la doctrina de la alianza en toda su pureza, marcha al lugar donde Dios e Israel sellaron el pacto de la alianza y en donde Yahvé tiene preferentemente su asiento (
Jue_5:2-4). Del Carmelo se dirige hacia el sur, andando de noche y durmiendo de día en alguna caverna que encontraba al paso o recostado al pie de un árbol. Las mismas precauciones tuvo que tomar en el reino de Judá por reinar allí Josafat, emparentado con el rey de Israel. Finalmente, llegó al viejo santuario de Bersabé, en el límite meridional de Palestina (
Gen_21:31;
Gen_26:23;
Gen_41:1-4;
2Sa_17:11). Allí dejó en libertad a su siervo para adentrarse solo en las inmensidades del tórrido desierto, teniendo como meta el Sinaí. Detrás de sí deja al pueblo infiel, que claudica de un lado y de otro (
2Sa_18:21), para refugiarse en el santuario de Yahvé. Todo el día caminó bajo el implacable sol del desierto, llegando al anochecer a un sitio donde se erguía una retama (hebreo:
rothem; árabe:
retem), arbusto característico del Negueb, lo suficientemente desarrollado para dar cobijo a Elías. En aquellos momentos de cansancio, perseguido por los de su pueblo, devorado por el hambre y la sed, deseóse la muerte (
Jon_4:8;
Job_31:30). Mejores que él eran sus padres, y, sin embargo, murieron; ¿por qué Yahvé alarga su vida? Más que el reposo de una noche en la soledad acogedora del desierto, anhela la muerte: Lleva ya mi alma; en el
sheol piensa encontrar la paz y el reposo que los hombres le niegan. Servido antes por los cuervos (
Job_17:4-5), manda ahora Yahvé a su ángel para que lo conforte (
2Re_1:2). Repuesto del cansancio, el mismo ángel le invitó a que comiera de nuevo, cobrando fuerzas para el gran viaje que le esperaba. Recuperado con aquel alimento, emprendió el camino hacia el monte Horeb, andando cuarenta días y cuarenta noches; caminaba de noche y descansaba durante el día, con etapas cortas, a fin de prepararse, como Moisés (
Exo_24:12-18;
Deu_9:9-11), con cuarenta días de penitencia, ayuno y oración (,
Mat_4:2;
Luc_4:2). Es el número
cuarenta uno de los que, según San Agustín, no deben tomarse a la letra. Elías se acercaba por etapas a la montaña de Dios (
Exo_3:1;
Exo_4:27;
Exo_18:5), Horeb-Sinaí.
Encuentro con Dios en Horeb (Exo_19:8-18).
8
Levantóse, pues; comió y bebió, y anduvo con la fuerza de aquella comida cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte de Dios, Horeb. 9
Allí metióse en una cueva, donde pasó la noche, y le dirigió Yahvé su palabra, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? 10
El respondió: He sentido vivo celo por Yahvé Sebaot, porque los hijos de Israel han roto tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a cuchillo a tus profetas, de los que sólo he quedado yo, y me están buscando para quitarme la vida. 11
Díjole Yahvé: Sal afuera y ponte en el monte ante Yahvé. Y he aquí que va a pasar Yahvé. Y delante de él pasó un viento fuerte y poderoso que rompía los montes y quebraba las peñas, pero no estaba Yahvé en el viento. Y vino tras el viento un terremoto, pero no estaba Yahvé en el terremoto. 12
Vino tras el terremoto un fuego, pero no estaba Yahvé en el fuego Tras el fuego vino un Iigero y blando susurro. lí Cuando lo oyó Elías, cubrióse el rostro con su manto, y, saliendo, se puso de piec a la entrada de la caverna y oyó una voz que le dirigía estas palabras: ¿Qué haces aquí, Elías? 14
Y él respondió: He sentido vivo celo por Yahvé Sebaot, porque los hijos de Israel han roto tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a cuchillo a tus profetas, de los que sólo quedo yo, y me buscan para quitarme la vida. 15
Díjole entonces Yahvé: Vete; vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco, y, cuando llegues, unge a Jazael por rey de Siria, 16
y a Jehú, hijo de Nimsi, le unges por rey de Israel. A Elíseo, hijo de Safat, de Abel Mejola, le ungirás para que sea profeta en lugar tuyo. 17
Al que escapare de la espada de Jazael le matará Jehú, y al que escapare de la espada de Jehú le matará Elíseo. 18
Voy a dejar con vida en Israel a siete mil cuyas rodillas no se han doblado ante Baal y cuyos labios no le han besado. En una cueva muy conocida (
Exo_33:21) busca refugio Elías para descansar y resguardarse después del largo viaje por el desierto. Dios le sacó de la misma revelándosele, como hizo cinco siglos antes con Moisés (
Exo_19:16-21;
Exo_33:2135). Por orden de Yahvé sale fuera de la caverna; Dios se le manifiesta, no en el viento fuerte y poderoso ni en el terremoto, sino en el ligero y blando susurro. Cuando creyó Elías que Yahvé estaba presente, por respeto (
Exo_3:6) o por creer que nadie puede sobrevivir después de ver a Dios Que 6:22-23), cubrióse su rostro con el manto. ¿Cuál es el significado de esta visión? Según algunos, quiso Dios condenar el celo excesivo desplegado por el profeta al exterminar a los videntes de Baal, dándole a entender la conveniencia de emplear métodos más humanos y mitigados. Otros creen que la manera suave y misteriosa con que se hace sentir la presencia de Yahvé representa la espiritualidad de Dios. Los más potentes elementos materiales: vientos, relámpagos, terremotos, anuncian la visita, pero no constituyen la misma.
La presencia divina es algo imperceptible (Vac-Cari).
Tres son los mensajes que el profeta recibe de Dios:
unción de Jazael por rey de Siria, de Jehú por rey de Israel y de Elíseo para que sea profeta en su lugar. Estos tres personajes serán los que vengarán el honor de Dios y del profeta. Como deja entrever el texto, se encuentra Elías al fin de su carrera mortal; empezó él la campaña contra la idolatría; otros que él ha preparado para el combate conseguirán la victoria. En contra de lo dicho en v. 15-16, nada se dice en los textos que siguen del cumplimiento de esta triple misión por parte de Elías. Jazael ocupó el trono de Siria aupado por Elíseo (
2Re_8:7). Jehú es ungido por un discípulo de Elíseo (
2Re_9:1). En lo que se refiere a Elíseo, Elías le llama a su servicio (v. 19-21), entregándole más tarde como herencia su espíritu (
2Re_2:9). Estas anomalías del texto se explican por la composíción literaria de toda la sección referente al ciclo de Elías. Como veremos más tarde (
2Re_8:7-15), Jazael sucedió a Ben Hadad en el trono de Siria 1.
Vocación de Elíseo (2Re_19:19-21).
19
Partió de allí y halló a Elíseo, hijo de Safat, que estaba arando con doce yuntas, una de las cuales era la suya; y pasando Elías junto a él, echóle su manto; 20
y él, dejando los bueyes, se vino corriendo tras Elías y le dijo: Déjame ir a abrazar a mi padre y a mi madre, y te seguiré. Elías le respondió: Ve y vuelve, pues ya ves lo que he hecho contigo. 21
Alejóse de Elías, y, cuando volvió, cogió el par de bueyes y los ofreció en sacrificio; con el yugo y arado de los bueyes coció la carne e invitó a comer al pueblo, y, levantándose, siguió a Elías y se puso a su servicio.
De este viaje de regreso nada cuenta el texto. Acaso desde el Sinaí marchó Elías a tierras de Madián, y de allí, por TransJordania, subió hasta Galaad. Abel Mejola (
1Sa_18:19;
1Re_4:12), al sur de Betsán, era la patria de Elíseo, de profesión labrador. En vez de ungirlo por profeta, lo llamó a su servicio echándole encima su manto, adquiriendo con ello un derecho sobre él. El vestido era considerado como parte de la personalidad (
1Sa_18:4); el manto de Elías tenía poder sobrenatural (
2Re_2:8-14). Elíseo pidió a Elías le concediera autorización para ir a su casa y abrazar a su parentela, lo que le fue concedido. Elíseo renuncia a su vida de terrateniente para enrolarse a las órdenes de Elías.