Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Saúl en busca de las asnas (9:1-5).
1
Había en Benjamín un hombre llamado Quis, hijo de Abiel, hijo de Seror, hijo de Becorat, hijo de Afia, de Gueba de Benjamín. Era hombre valiente, 2
y tenía un hijo de nombre Saúl, todo un buen mozo. No había hijo de Israel más alto que él, y a todos les sacaba la cabeza. 3
Extraviáronse las asnas de Quis, padre de Saúl; y dijo Quis a Saúl, su hijo: Lleva contigo un mozo y vete en busca de las asnas. 4
Recorrió los montes de Efraím y atravesó la tierra de Salisa, sin hallarlas. Recorrieron también la región de Salim, y tampoco estaban allí; volvieron a tierra de Benjamín, y tampoco las hallaron. 5
Cuando llegaron a la región de Suf, dijo Saúl al mozo que le acompañaba: Vamos a volvernos, no sea que mi padre, más que por las asnas, esté ya intranquilo por nosotros. En esta sección aparece una nueva faceta de Samuel: en vez de juez, es vidente, un profeta famoso, desconocido de Saúl. Una circunstancia fortuita le puso en contacto con él. Parece que Samuel no andaba muy solícito en buscar un rey entre los hijos de Israel;
es Yahvé quien le indica el que ha sido elegido. Saúl fue a por las asnas y se encontró con el reino. Su padre, de nombre Quis, poseía una gran fortuna (
Rut_2:1). Pero, sobre todo, tenía un hijo, de nombre Saúl (
shaul = pedido), que era todo un buen mozo, cualidad que entre los orientales es muy estimada para ocupar puestos de responsabilidad. Llamaba la atención por su talla, pues a todos les sacaba la cabeza.
Un episodio baladi le valió la corona. A su padre se le extraviaron unas asnas y encargó a su hijo fuera en su busca. Salió Saúl de Gueba de Benjamín, ciudad que coincide con la actual Tell
el-Ful, a seis kilómetros al norte de Jerusalén. Recorrió la región de la montaña de Efraím situada entre Siquem y Betel, pasó a la tierra de Salisa, donde se encontraba el pueblo de Baal Salisa (
2Re_4:42), en el actual
Kfr Tild, a veintiséis kilómetros al norte de Lidda y veintidós al sudoeste de Siquem; pero todo en vano. Continuó en su búsqueda hacia Salim, acaso Selebim Que 1:35), o en los alrededores de Faratón, a unos diez kilómetros al sudoeste de Siquem. Volvió a la tierra de Benjamín sin encontrarlas. Hallándose en el país de Suf, donde vivió Samuel (1:1) y en cuya región estaba Rama, determinó volver a casa. Todos los autores convienen en señalar las anomalías de este largo y complicado recorrido de Saúl y del criado que le acompañaba, en el que emplearon tres días. Pero es posible que, en líneas generales, indique el autor sagrado los principales puntos por donde vagaron Saúl y su criado, sin querer señalar un itinerario concreto 1. Puede también ser que el autor sagrado pretenda pasear a Saúl por varias regiones de Israel a fin de que sus habitantes fijen su atención en el tipo físico extraordinario del joven que dentro de poco será su rey.
La fama del vidente (9:6-14).
6
El mozo le dijo: Mira, en esta ciudad hay un hombre de Dios muy famoso. Cuanto él dice, seguramente sucede. Vamos, pues, allá, que quizá él nos diga el camino que hemos de seguir. 7
Saúl dijo al mozo: Vamos allá; pero ¿qué vamos a llevarle a ese hombre de Dios? Ya no hay provisiones en las alforjas, y nosotros no tenemos nada que podamos ofrecerle como presente. 8
El mozo le dijo: Mira, he encontrado un cuarto de siclo de plata; se lo daré al hombre de Dios y él nos indicará nuestro camino. 9
En otro tiempo, en Israel, los que iban a consultar a Dios se decían unos a otros: Venid, vamos a consultar al vidente; pues al que llaman hoy profeta le llamaban antes vidente. 10 Saúl dijo al mozo: Has tenido buena idea, vamos; y se dirigieron a la ciudad, donde estaba el hombre de Dios. n Cuando subían el repecho que conduce a la ciudad, encontraron a unas jóvenes que habían salido a coger agua, y les preguntaron: ¿Está aquí el vidente? 12
Ellas les respondieron, diciendo: Sí, aquí está; mirad, allí delante; pero id pronto, porque ha venido hoy a la ciudad por tener el pueblo un sacrificio en la altura. 13
En cuanto entréis en la ciudad, id a verle, antes que suba a la altura para la comida, pues el pueblo no comerá antes que llegue él, que es quien ha de bendecir el sacrificio, y después comerán los invitados. Subid, pues, ahora mismo y le hallaréis. 14
Ellos subieron a la ciudad. Cuando entraban en ella, encontraron a Samuel, que salía para subir a la altura.
La Providencia les llevó al lugar donde habitaba Samuel, que, como hemos indicado (1:1; 7:17), se llamaba Rama. Al mozo ocurrió se le confiar al vidente el asunto de las asnas. Samuel es llamado
ish Elohim, varón de Dios (2:7), nombre que se da a los profetas. Al entrar los jóvenes en la ciudad, preguntaron por el vidente (
roeh).
El v.g
es considerado como una glosa redaccional hecha en tiempos en que los profetas se llamaban
nabi. No es éste el lugar apropiado para la exposición detenida de ambos conceptos. Profeta,
nabi, es, propiamente, el que anuncia un mensaje que se le ha confiado. Aarón es profeta (
nabi)
porque retransmite al faraón de Egipto lo que le anuncia Moisés (
Exo_7:1); el
nabi es la boca de Dios (
Jer_15:19),
porque anuncia su palabra (
Jer_18:18;
Ose_6:5;
Amo_3:8). Con el tiempo, la noción de
nabi sufrió algunos cambios. Es llamado
roeh, vidente, el que ve lo que está oculto a otros (
Isa_30:10). Samuel es llamado
nabi (
Isa_3:20) y
roeh (
Isa_9:1-10), según que el texto sea más o menos antiguo.
Los dos jóvenes dirigiéronse a la ciudad. Estaba ésta edificada en un alto; fuera de la misma, sobre una colina, existía un
bamah, lugar alto (
Isa_10:13), con el altar que construyó Samuel en otro tiempo (
Isa_7:17) en sustitución de un antiguo altar cananeo. En la cima de los montes adoraban los cananeos a sus falsos dioses. Al apoderarse los hebreos del territorio, destruyeron parte de estos
bamoth, consagrando otros a Yahvé (
1Re_3:4;
1Re_18:30). Por los excesos cometidos, estos lugares de culto fueron combatidos por los profetas y destruidos por Josías (
2Re_23:8).
Al pie del altozano, una balsa recogía el agua de las lluvias de invierno, de la que jóvenes de Rama, mañana y tarde, surtían a la ciudad. Las jóvenes aguadoras indicaron a Saúl y al criado que debían acelerar el paso, caso de que quisieran entrevistarse con Samuel antes de que el profeta se marchara a la altura para la comida. Las jóvenes estaban bien enteradas del programa de Samuel y responden a mucho más de lo que Saúl y su criado les habían preguntado.
Entrevista de Saúl can el vidente (2Re_9:15-21).
15
Un día antes de la llegada de Saúl había advertido Yahvé a Samuel, diciéndole: 16
Mañana, a esta hora, yo te mandaré a un hombre de Benjamín, y tú le ungirás por jefe de mi pueblo, de Israel, y él librará a mi pueblo de la mano de los filisteos, pues he visto la humillación de mi pueblo y han llegado ante mí sus clamores. 17
Luego que Samuel vio a Saúl, le dijo Yahvé: Este es el hombre de quien te hablé ayer. Este reinará sobre mi pueblo. 18
Saúl se acercó a Samuel dentro de la puerta y le dijo: ¿Harías el favor de indicarme dónde está la casa del vidente? 19
Samuel le contestó: Soy yo el vidente; sube delante de mí a la altura y comeréis hoy conmigo. Mañana te despediré y te diré cuanto tienes en tu corazón. 20
Por las asnas que hace tres días perdiste, no te inquietes; han sido halladas. ¿De quién va a ser cuanto de precioso hay en Israel? ¿No va a ser tuyo y de toda la casa de tu padre? 21
Saúl respondió: ¿Pues no soy yo benjaminita? ¿No soy yo de la mínima tribu de Israel, de Benjamín, y no es mi familia la menor de las familias de Benjamín? ¿Por qué me dices esto? El encuentro tuvo lugar en la misma puerta o en la plazuela adjunta2. Ambos no se conocían, pero Yahvé había abierto el oído (
galah eth ozen)
de Samuel, es decir, le había revelado (
2Re_20:2;
2Re_20:12-13;
Rut_4:4;
1Cr_12:25)
Que había elegido a aquel joven para futuro rey de Israel. El texto llama a Saúl
naguid, jefe, eminente (del verbo
nagad),
recibiendo más tarde el título de rey3. Yahvé declara a Samuel que unja a Saúl por
jefe de su pueblo, del cual ha escuchado sus clamores, para que le salve de la mano de los filisteos.
La unción era necesaria a sacerdotes, profetas y reyes. Desde el principio de la monarquía se unge al rey (
1Cr_10:1;
2Sa_2:4;
2Sa_5:3). A Saúl le unge un profeta, lo mismo que a David; a Salomón y a Joás (
1Re_1:39;
2Re_11:12) les unge un sacerdote. Con gran estupor de Saúl, le invita Samuel al banquete que debe celebrarse en la altura. De las asnas, le dice, no pases cuidado, porque han sido halladas. Además, ¿por qué tanta preocupación por unos animales, cuando, dentro de poco, se te entregará toda la casa de tu padre? Por la tensión popular existente en torno a la realeza comprende Saúl el contenido de las palabras de Samuel. Aquél parece considerarse indigno, alegando que pertenece a la tribu de Benjamín, la más pequeña de Israel tanto en población como extensión Que 20:46-67), y a una familia oscura. Parecidas palabras pronunciaron en análogas circunstancias Gedeón (
Jue_6:15) y David (
2Sa_7:18).
Saúl en la sala del banquete (2Sa_9:22-27).
22
Samuel, tomando a Saúl y a su mozo, les introdujo en el comedor y les dio el primer lugar, a la cabeza de los invitados, que eran unos treinta hombres. 23
Samuel dijo al cocinero: Dame la porción que te mandé pusieras aparte. 24
El cocinero tomo un pernil y lo puso delante de Saúl. Es la porción que se te reservaba dijo a éste Samuel. Ponió delante de ti y come, pues la hice guardar cuando convoqué al pueblo, para el momento oportuno. Comió Saúl con Samuel aquel día. 25
Bajaron de la altura a la ciudad, prepararon el lecho a Saúl en la terraza y luego se acostó. 26
Al día siguiente, a la aurora, llamó Samuel a Saúl, que estaba sobre la terraza, y le dijo: Levántate y te despediré. Levantóse Saúl y salieron ambos juntos. 27
Cuando hubieron bajado al extremo de la ciudad, dijo Samuel a Saúl: Dile al mozo que pase delante de nosotros. Tomó el mozo la delantera, y dijo Samuel: Detente ahora, que te dé a conocer lo que dice Yahvé. Ser el invitado de Samuel era considerado por el público corno un gran honor. Los comensales sentáronse en el patio abierto donde se celebraba el banquete. A Saúl y a su criado se les señaló el primer puesto, a la cabeza de los invitados, que no salían de su asombro ante la presencia de aquellos dos jóvenes forasteros a quienes Samuel rodeaba de atenciones. Su extrañeza se acrecentó en el momento en que Samuel mandó al cocinero colocase ante Saúl el muslo y la cola. El texto del v.24 presenta algunas dificultades. Tanto el texto hebraico como los LXX están acordes en el uso de la palabra que significa muslo, anca o
pemil; pero a la misma sigue en el texto masorético el vocablo
wehealeyah, que se traduce, o por
levantó)
o
y lo que va con ello. Otros sustituyen la palabra por otra que significa
ríñones; algunos autores la suprimen (Dhorme, Ubach), por considerarla como glosa. Muchos, actualmente, siguen a Houbigant, que leía
wehaalyah, y h cola, que en los banquetes que se celebran hoy en Palestina es muy apreciada.
Cauda quae pars erat femori próxima et óptima; luculentum, ut initiati norunt, edulium (Hum-Melauer). La corrección del texto masorético se introdujo para armonizar el texto con la prescripción según la cual la cola debía quemarse sobre el altar (
Lev_3:9). La última parte del versículo es todavía más incierta desde el punto de vista textual. De Vaux la omite; Houbigant traslada la frase al final del v.23, leyendo:
affer carnem, quam iussi tibí, ut apud te reponeres, cum dixi tibí me homines invitasse. Otras soluciones en Fernández, l.c., 58-60.