Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)
50 (B) El amor de Dios asegura la sal(-)vación a los justificados por la fe (5,1-8,39).
Tras haber establecido la justificación de los seres humanos por medio de la fe en Cristo, Pablo empieza a analizar la experiencia cris(-)tiana en sí misma y explica cómo la salvación está asegurada para el recto.
La posición del cap. 5 dentro de la estructu(-)ra literaria de Rom es objeto de un debate en el cual se mantienen cuatro opiniones principa(-)les: (1) El cap. 5 concluye la parte A. La justifi(-)cación es el tema de 1,18-5,21; la santificación, el de 6,1-8,39 (Feine-Behm, M. Goguel, Huby, Lagrange, Pesch, Sanday-Headlam, Wilckens). (2)El cap. 5 introduce la parte B. La justifica(-)ción es tratada en 1,18-4,25; la condición y vida del justificado, en 5,1-8,39, que algunos extien(-)den incluso hasta 11,36 (Cerfaux, Cranfield, Dahl, V. Jacono, Kasemann, Kümmel, Lamarche, Michel, Minear, F. Prat, Viard, Wikenhauser-Schmid). (3) 5,1-11 concluye la parte A, mientras que 5,12-21 introduce la parte B (P. Bonnard, Feuillet, Leenhardt, Zahn). (4) El cap. 5es una unidad aislada (Althaus, Barrett, J. Cambier, Dupont, Kuss, Taylor). La certeza re(-)sulta imposible en este debate. Las principales razones para relacionar el cap. 5 con lo que sigue son: (1) 5,1-11 anuncia brevemente lo que 8,1-39 desarrolla (véase N. A. Dahl,
ST 5 [1951] 37-48; cf. Jeremías,
Studia paulina 146-49). (2) El análisis de 1,16-4,25 se concentra en judíos y griegos, que no son men(-)cionados para nada en 5,1-8,39. (3) Mientras que el atributo divino que domina 1,16-4,25 es
dikaiosyné, «rectitud», en la sección siguiente es
agapé, «amor» (5,5.8; 8,28.35.37.39). (4) Las divisiones dentro de los caps. 5-8 están indica(-)das por variaciones de la misma fórmula con(-)clusiva, que resuena en 1,5; así 5,21, «gracia... por medio de Jesucristo nuestro Señor»; 6,23, «don... en Jesucristo nuestro Señor»; 7,24-25, «¡gracias sean dadas a Dios! Por medio de Je(-)sucristo nuestro Señor». (5) 1,18-4,25 tiene un tono jurídico, mientras que el de 5,1-8,39 es más ético (véanse S. Lyonnet,
RSR 39 [1951] 301-16; P. Rolland,
Bib 56 [1975] 394-404).
51 (a) El tema anunciado: ei. cristiano JUSTIFICADO, RECONCILIADO CON DlOS, SERÁ SALVO, PARTICIPANDO CON LA ESPERANZA EN LA VIDA RESU(-)CITADA de Cristo (5,1-11). Una vez justificado, el cristiano está reconciliado con Dios y expe(-)rimenta una paz que las penosas dificultades no pueden perturbar, una esperanza que no conoce la decepción, y la confianza de llegar a la salvación. 1.
justificados por medio de la fe: Un resumen de la parte A (? 13 supra) sirve de transición al tema nuevo,
disfrutamos de paz. con Dios: El primer efecto de la justificación que el cristiano experimenta es la paz; la re(-)conciliación reemplaza al alejamiento. El pres. indic.
echomen, «tenemos (paz)», es la lectura preferida; el pres. subjunt.
echomen, «tenga(-)mos», aunque mejor atestiguado, es una evi(-)dente corrección de copista. El indic. afirma el efecto, mientras que el subjunt. significaría: «Demostremos esta justificación con una vida de paz con Dios»,
por medio de nuestro Señor Jesucristo: En una forma u otra, Pablo hace uso frecuente de esta expresión en el cap. 5 (w. 2.9.11.17.21; cf. 1,5; 2,16). La locución prep.
dia Christou expresa la mediación de Cristo en el plan salvífico del Padre (? Teología paulina, 82:118); afirma su influencia presente y real sobre los seres humanos en cuanto
Kyrios re(-)sucitado. 2.
hemos obtenido un acceso: La paz que los cristianos experimentan se debe al he(-)cho de haber sido introducidos en la esfera del favor divino por Cristo, quien ha reconciliado a los cristianos conduciéndolos, por decirlo así, a la sala regia de audiencias y a la presen(-)cia divina. Algunos mss. añaden «por la fe», pero esta lectura no está firmemente testimo(-)niada.
nos gloriamos de la esperanza de la gloria de Dios: El segundo efecto de la justificación es una esperanza confiada.
Esta declaración es una paradoja típicamente paulina: el cristiano que se gloría pone su orgullo en algo que está totalmente más allá de las fuerzas humanas ordinarias, en la esperanza. Sin embargo, la esperanza es en realidad tan gratuita como la fe; en última instancia, ese orgullo tiene su fundamento en Dios. Lo que el cristiano espe(-)ra es la gloria de Dios comunicada (véase el co(-)mentario a 3,23), todavía por alcanzar, aun cuando el cristiano ya ha sido introducido en la esfera de la «gracia». Conviene señalar en este punto la relación entre
charis y doxa, pero no debemos apresurarnos demasiado a trasla(-)darla (sin las distinciones oportunas) a las pos(-)teriores categorías teológicas
degrada y gloria. 3.
hasta en (nuestras) tribulaciones: El favor di(-)vino, en cuanto base de la esperanza cristiana, es lo bastante poderoso como para dar con(-)fianza incluso ante las
thlipseis, «penalidades», que podrían tender a separar a los seres hu(-)manos del amor de Cristo (véanse 8,35; 1 Cor 4,11-13; 7,26-32). Pablo no está propugnando una especie de pelagianismo cuando dice que la tribulación produce paciencia, la paciencia temple, y el temple esperanza, pues la base de todo ello es la gracia divina. 5.
(tal) esperanza no defrauda: Una alusión a Sal 22,6 y 25,20 subraya que la esperanza de la gloria de Dios no es ilusoria; está fundada en el amor que Dios tiene a los seres humanos. De ahí que el cristiano no vaya a verse confundido por una esperanza frustrada; hay implícita una compa(-)ración con la esperanza meramente humana, que puede engañar,
el amor de Dios: No «nues(-)tro amor de Dios», como muchos comentaris(-)tas anteriores lo entendieron, sino como «el amor que Dios nos tiene» (gen. subjetivo), como pone de manifiesto el contexto siguiente (-> Teología paulina, 82:40). En el AT, el «de(-)rramarse» de un atributo divino es un lugar común: «misericordia» (Eclo 18,11); «sabidu(-)ría» (Eclo 1,9); «gracia» (Sal 45,3); «ira» (Os 5,10; Sal 79,6); véase esp. Jl 3,1-2, el derrama(-)miento del Espíritu,
por medio de su Espíritu santo: El don del Espíritu no es sólo la prueba, sino también el medio, del derramamiento del amor de Dios (8,15-17; Gál 4,6). Es la expre(-)sión por excelencia de la presencia divina en el justificado (-> Teología paulina, 82:64).
5 26.
cuando todavía estábamos sin fuer(-)zas: Así describe Pablo la condición de la per(-)sona sin justificar: incapaz de hacer nada por conseguir la rectitud ante Dios,
entonces: La expresión
kata kairon probablemente no signi(-)fica nada más que esto, pese a los intentos de interpretarla como «en ese momento decisi(-)vo», «en el tiempo oportuno» (véanse J. Barr,
Biblical Words for Time [SBT 33, Naperville 1962] 47-81; J. Baumgarten,
EWNT 2. 572).
Cristo murió: Pablo afirma el acontecimiento histórico en un marco teológico de sufrimien(-)to vicario. Todo el contexto subraya el carácter gratuito y espontáneo de esa muerte. 7.
apenas por una persona recta: Para demostrar su tesis, Pablo argumenta a fortiori. Sin embargo, se corrige rápidamente a sí mismo, admitiendo la posibilidad de que alguien pueda dar su vi(-)da por una persona realmente buena, un be(-)nefactor. El comentario destaca el carácter pu(-)ramente gratuito del altruismo que supuso el hecho de que Cristo muriera por los «impíos». Este versículo es objeto de muchas disputas: ¿es la segunda parte una glosa, una corrección hecha por Pablo y dejada intacta por Tercio, el escriba, etc.? (véanse G. Delling,
Apophoreta [Fest. E. Haenchen, BZNW 30, Berlín 1964] 85-96; L. E. Keck,
Theologia crucis Signum crucis [Fest. E. Dinkler, ed. C. Andresen y G. Klein, Tubinga 1979] 237-48; F. Wisse,
NTS 19 [1972-73] 91-93). 8.
Dios prueba su amor por nosotros: Esta afirmación excluye completa(-)mente cualquier doctrina de la cruz que con(-)traponga a Dios y a Cristo entre sí (Taylor,
Ro(-)mans 38). Puesto que
ho theos es el Padre y es su amor el que se derrama «por medio del Es(-)píritu» (5,5) y ahora se manifiesta en la muer(-)te de Cristo, este texto triádico es un punto de partida paulino para el posterior dogma tri(-)nitario. No existe
quid pro quo en el amor manifestado: el amor divino se manifiesta al pecador sin indicio alguno de que esté corres(-)pondiendo a un amor ya demostrado. 9.
por su sangre: Mientras que en 4,25 la justificación se imputaba a la resurrección de Cristo, en este texto se atribuye a su muerte. Sobre la sangre, Teología paulina, 82:74.
con mayor razón se(-)remos salvos: Un favor todavía mayor se mani(-)festará al cristiano justificado en la venidera salvación escatológica. 10. Repetición de 5,8 de manera más positiva; el pecador no es sim(-)plemente «débil» o «impío», sino incluso «ene(-)migo» de Dios. Sin embargo, la muerte de Cristo produce la reconciliación de tal enemi(-)go; éste no es sino otro modo de expresar la «paz» de 5,1, pues la «reconciliación» es el res(-)tablecimiento en la amistad e intimidad divi(-)nas del pecador hasta entonces alejado y dis(-)tanciado de Dios (2 Cor 5,18-20; -> Teología paulina, 82:72).
seremos salvos por su vida: El tercer efecto de la justificación es una partici(-)pación en la vida resucitada de Cristo que trae la salvación.
Aunque la justificación es algo que acontece ahora, la salvación está todavía por conseguir, está enraizada en la vida resu(-)citada de Cristo (? Teología paulina, 82:71).
11. también nos gloriamos de Dios: Tercer y culminante motivo de orgullo del párrafo, que sigue a los de 5,2.3. El efecto de la justifica(-)ción es que el cristiano llega hasta a gloriarse de Dios mismo, mientras que antes vivía ate(-)morizado por su ira. Tras haber experimenta(-)do el amor de Dios en la muerte de Cristo, puede exultar ante el mero pensamiento de Dios.
(Fitzmyer, J. A., «Reconciliation in Pauline Theology»,
TAG 162-85. Furnish, V. P., «The Ministry of Reconciliation»,
CurTM 4 [1977] 204-18. Kasemann, E., «Some Thoughts on the Theme "The Doctrine of Reconciliation in the New Testament»,
The Future of Our Religious Past [Fest. R. Bultmann, ed. J. M. Robinson, Nueva York 1971] 49-64.)
53 (b) El tema explicado: la nueva vida CRISTIANA TRAE UNA TRIPLE LIBERACIÓN (5,12-7,25).
(i)
Libertad respecto al pecado y a la muerte (5,12-21). Pablo empieza su descripción de la condición del cristiano justiñcado y reconci(-)liado comparándola con la situación de la hu(-)manidad antes de la venida de Cristo. Ello lle(-)va aparejada una comparación de Adán, el primer padre, con Cristo, cabeza de la nueva humanidad. Pero no es una comparación de(-)sarrollada sin dificultades, pues Pablo tam(-)bién quiere aclarar la desemejanza y la supe(-)rabundancia de la gracia de Cristo que ahora reina en vez del pecado y la muerte, que ha(-)bían dominado desde Adán. Lo mismo que el pecado entró en el mundo a través de Adán (y con él la muerte, que afecta a todos los seres humanos), así por medio de Cristo llegó la rec(-)titud (y con ella la vida eterna). Así debía dis(-)currir la comparación, pero Pablo sentía la ne(-)cesidad de explicar su novedosa enseñanza acerca de Adán y se atravesó en el camino del paralelismo para afirmar categóricamente que fue el
pecado de Adán el que afectó a todos los seres humanos (5,12c-d.l3.14; -> Teología pau(-)lina, 82:84-85). Debido a esta inserción, apare(-)ce un anacoluto al final de 5,14, y su verdade(-)ra conclusión sólo se expresa indirectamente. La comparación entraña un paralelismo anti(-)tético entre la muerte causada por Adán y la vida traída por Cristo. La antítesis queda for(-)mulada de otro modo en 5,15-17, donde Pablo hace hincapié en el carácter sin par de lo que Cristo hizo, comparado con la influencia de Adán. Cristo, nuevo Adán y nueva cabeza de la humanidad, fue para los seres humanos in(-)comparablemente más benéfico que Adán ma(-)léfico. Esto se repite de nuevo en 5,18-19, y es(-)te último versículo es un eco de 5,12. En 5,20 se propone de nuevo la antítesis, esta vez des(-)de la óptica de la ley. Salvo por la terminación formularia de 5,21, Pablo no utiliza la 1 pers. pl. en 5,12-21, como hace en 5,1-11 y 6,1-8. Es(-)te hecho, unido a la impresión de unidad que este párrafo da en el tratamiento de Adán y Cristo por parte de Pablo, indica, en opinión de muchos, que el apóstol tal vez esté incorpo(-)rando aquí parte de un escrito compuesto en otra ocasión.
54 Los principales problemas exegéticos se afrontan en 5,12d y se centran en el signifi(-)cado de tres expresiones: «muerte», «pecaron» y la locución
eph hó. 12.
así: el párrafo em(-)pieza con
dia touto, «por esta razón», y en principio podría parecer una conclusión del v. 11; pero más bien se ha de entender como una conclusión de los w. 1-11 (Cranfield,
Romans 271). Si el párrafo fue realmente compuesto en otra ocasión, el antecedente de esta locu(-)ción se ha perdido; por consiguiente, tal vez ahora sirva meramente de transición (véase el comentario a 2,1).
lo mismo que: Así empieza la comparación; su conclusión no va introdu(-)cida por el
kai houtós, «y así», del v. 12c, aun(-)que L. Cerfaux (
ChrTSP 231-32) y Barrett (
Ro(-)mans 109) han intentado entenderlo de ese modo. Debiera ser más bien
houtós kai. La conclusión de la comparación queda implícita en la última frase del v. 14.
por un hombre: Nó(-)tese la insistencia en «un hombre», que apare(-)ce 12 veces en este párrafo. El contraste entre «uno» y «muchos» o «todos» realza la univer(-)salidad de la influencia de que se trata. En es(-)te caso, «un hombre» se refiere a Adán, el hombre de Gn 2-3 cuya desobediente trans(-)gresión desató en la historia humana una fuer(-)za activa y maléfica, el pecado,
entró el pecado en el mundo: Hamartia es un poder maligno personificado (¿con P mayúscula?), hostil a Dios y que aleja de éste a los seres humanos; entró resueltamente en el escenario de la his(-)toria humana en el momento de la trans(-)gresión de Adán (6,12-14; 7,7-23; 1 Cor 15,56; -> Teología paulina, 82:84-85).
por el pecado, la muerte: Otra personificación es
Thanatos, ac(-)tor en el mismo escenario, que representa el papel de tirano (5,14.17) y domina a todos los seres humanos descendientes de Adán. La «muerte» no es meramente física, muerte cor(-)poral (separación de cuerpo y alma), sino que incluye la muerte espiritual (la separación de(-)finitiva de los seres humanos respecto a Dios, la única fuente de vida), como deja claro 5,21 (cf. 6,21.23; 8,2.6). Es una fuerza cósmica (8,38; 1 Cor 3,22), el «último enemigo» que se(-)rá derrotado (1 Cor 15,56). Pablo tal vez esté aludiendo a Sab 2,24, «Por la envidia del dia(-)blo entró la muerte en el mundo», donde
tha(-)natos tiene el mismo sentido.
55 Pablo alude al relato de Gn 2-3, pero prescinde de sus detalles teatrales para utilizar la verdad teológica de la reducción de los seres humanos al estado de esclavitud a manos del pecado y la muerte. El carácter inequívoca(-)mente etiológico de ese relato (? Teología pau(-)lina, 82:83) insinúa que el pecado de Adán y Eva fue la causa de la universal aflicción hu(-)mana. La afirmación de Pablo, sin embargo, es la primera enunciación clara del funesto y universal efecto del
pecado de Adán sobre la humanidad. Pablo no explica cómo se produ(-)ce ese efecto; no habla de su carácter heredi(-)tario (como haría más tarde Agustín). En 1 Cor 15,21-22 se explica el efecto de la «muer(-)te» por la integración de los seres humanos «en Adán», pero en este caso va más allá y afir(-)ma una conexión causal entre la transgresión de «un hombre» y la condición pecadora de toda la humanidad. Aunque Pablo está intere(-)sado principalmente en el contraste entre la universalidad del pecado y la muerte y la uni(-)versalidad de la vida en Cristo, indica, no sólo el comienzo de tales fenómenos universales, sino también el carácter de causa de la cabeza
(Adán o Cristo). Pero también es consciente de que no toda perversidad humana se debe úni(-)camente a Adán; lo deja claro en 5,12d.
56 y de este modo: El adv. es importante; establece la conexión entre el pecado de Adán y «todos los seres humanos»,
la muerte alcan(-)zó a todos los seres humanos: Que «todos» in(-)cluyera a los niños pequeños es una precisión nacida de una controversia posterior que Pa(-)blo no tenía en mente,
puesto que: O «dado que». El significado de la locución
eph hó es muy discutido. Las interpretaciones menos convincentes la consideran una locución es(-)trictamente reí.: (1) «En quien», significado (de integración) basado en la trad. LA
in quo y utilizado comúnmente en la Iglesia occidental desde el Ambrosiaster y Agustín (véase G. I. Bonner,
SE V 242-47). Esta interpretación fue desconocida para los Padres gr. antes de Juan Damasceno. Si Pablo hubiera querido decir «en quien», habría escrito
en hó, como en 1 Cor 15,22; además, el antecedente pers. del pron. reí. está muy lejos de éste. (2) «A causa de lo cual», interpretación que toma «muerte» como el antecedente (así Zahn, Schlier). Este significado resulta difícil de conciliar con 5,21; 6,23, donde la muerte es el resultado del pecado, no su fuente. (3) «Debido a aquel por quien» (=
epi toutó eph ho), interpretación que explícita la frase elíptica y refiere el pron. a Adán. Así, supondría «una relación entre el estado de pecado y su iniciador» (Cerfaux,
ChrTSP 232). Pero no está claro que se trate de una frase elíptica, y la prep.
epi tendría dos significados diferentes, «debido a» y «por». (4) La mayoría de los comentaristas modernos entienden
eph hó como el equivalente de una conj., «puesto que», «porque», «dado que», in(-)terpretación comúnmente usada por los Pa(-)dres gr. y basada en 2 Cor 5,4; Flp 3,12; 4,10 (BAGD 287; BDF 235.2). Así atribuiría tam(-)bién a todos los seres humanos una responsa(-)bilidad individual por la muerte (así Bruce, Cranfield, Huby, Kasemann, Lagrange, Pesch, Wilckens). (5) «En vista del hecho de que», «con la condición de que», interpretación que emplea el significado condicional de la conj. en el griego clásico y helenístico (así R. Rothe, J. H. Moulton, S. Lyonnet,
Bib 36 [1955] 436-56). Pero, cuando
eph' hó expresa una condi(-)ción, rige infinitivo o fut. indic. (a veces sub(-)junt. u opt. en el griego posterior). El único ejemplo de su uso con aor. indic., paralelo al uso de Pablo en este texto, se encuentra en una carta de Sinesio, un obispo del s. IV
Ep. 73) -un paralelo poco válido-. Además, parece ha(-)cer decir a Pablo que la muerte se extendió a todos con la condición de que hubieran peca(-)do después de la entrada de aquélla en el mun(-)do; sin embargo, si se hace hincapié en el indic. pasado, este sentido difiere poco del cuarto. La dificultad percibida en el cuarto significado, «puesto que», es que parece hacer decir a Pablo en 5,12c-d algo contradictorio respecto a lo que dice en 5,12a-b. Al comienzo del v. 12 el pecado y la muerte se atribuyen a Adán; ahora la muerte parece deberse a los actos humanos.
No se debe perder de vista, sin embargo, el adv.
houtós, «de este modo» (5,12c), que establece una conexión entre el pecado de «un hombre» y la muerte de «todos los seres humanos». Así, en el v. 12 Pablo atri(-)buye la muerte a dos causas, relacionadas entre sí: a Adán y a todos los pecadores hu(-)manos.
57 todos pecaron: Véase el comentario a 3,23. El vb.
hémarton no se debe traducir «pe(-)caron colectivamente» ni «pecaron en Adán», puesto que ambas cosas implicarían adiciones al texto. El vb. hace referencia a los pecados personales y reales de los seres humanos, co(-)mo indica el uso paulino en otros lugares (2,12; 3,23; 1 Cor 6,18; 7,28.36; 8,12; 15,34) y como lo entendieron los Padres gr. (véase S. Lyonnet,
Bib 41 [1960] 325-55). La última ora(-)ción del v. 12 expresa así la relación secunda(-)ria de causalidad que los pecados reales de los seres humanos mantienen con la condena de éstos a «muerte». La condición de causa uni(-)versal del pecado de Adán se presupone en 5,15a. 16a. 17a. 18a. 19a. Sería, pues, falsear la idea central del párrafo entero interpretar 5,12 como si diera a entender que la condición hu(-)mana antes de la venida de Cristo fuera debi(-)da únicamente a los pecados personales.
58 13.
antes de la ley había pecado en el mundo: La prolongación de la digresión intro(-)duce una precisión más. Desde Adán hasta Moisés, la fuente de «muerte» fue el pecado de Adán. Los seres humanos, desde luego, come(-)tían maldades (véase Gn 6,5-7, al que nunca alude Pablo), pero en ese período no eran acu(-)sados de ello,
el pecado no se imputa donde no hay ley: Pablo enuncia un principio general que concuerda con 4,15; 3,20, pero que explica el reinado de la muerte. 14.
desde Adán hasta Moisés: Pablo veía la historia humana dividida en tres períodos (-> Teología paulina, 82:42). El primer período, desde Adán hasta Moisés, ca(-)reció de ley (5,13; cf. Gál 3,17); en él los seres humanos hacían el mal, pero no transgredían ley alguna. En el segundo período, desde Moi(-)sés hasta el mesías, «se añadió la ley» (Gál 3,19; cf. Rom 5,20), y el pecado humano se en(-)tendió como una transgresión de ella. En este período se daba, además de la influencia del pecado de Adán, el factor coadyuvante de las transgresiones en ese momento imputadas porque existía una ley. En el tercer período (el del mesías) existe libertad respecto a la ley en virtud de la gracia de Cristo (8,1).
quienes no habían pecado como Adán: Lit., «a imitación de la transgresión de Adán». En esta ocasión se distinguen
hamartia, «pecado», y
parabasis, «transgresión»; esta última es el aspecto for(-)mal de una obra mala considerada como in(-)fracción de un precepto. A Adán se le había dado un precepto (Gn 2,17; 3,17), pero quie(-)nes vivieron en el primer período (sin ley) no hicieron el mal como él, pues no infringieron preceptos. Una vez más, Pablo pasa por alto la llamada legislación noáquica (Gn 9,4-6) y ana(-)liza sólo el problema de la ley mosaica. Su perspectiva en esta ocasión nada tiene que ver con la de 2,14, aun cuando no contradice esa opinión. La sentencia termina con un anaco(-)luto, al intentar Pablo concluir la compara(-)ción iniciada en 5,12.
así Adán anuncia al fu(-)turo (Adán): Lit., «quien es el tipo del (Adán) venidero», es decir, Cristo, el «último Adán» (1 Cor 15,45) o el Adán del
eschaton. Aunque Adán prefigura a Cristo como cabeza de la hu(-)manidad, la semejanza entre tipo y antitipo no es perfecta. Las diferencias existen, y el resto del párrafo las pone de relieve; el antitipo re(-)produce en cierto sentido el tipo, pero de ma(-)nera más perfecta.
59 Rom 5,12-14 ha sido objeto de un de(-)bate teológico de siglos, porque Pablo parece afirmar en él la existencia de un pecado here(-)ditario. De hecho, la tradición exegética cató(-)lica lo ha interpretado casi unánimemente, esp. 5,12, desde la perspectiva de la universal relación causal del pecado de Adán con la con(-)dición pecaminosa de cada uno de los seres humanos. Esta tradición encontró su expre(-)sión conciliar formal en el
Decretum de peccato originali tridentino, ses. V,2-4. Haciéndose eco del canon 2 del XVI concilio de Cartago [418 d.C.; DS 223] y el II concilio de Orange [529 d.C.; DS 372], decretó que «lo que dice el Apóstol: Por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así a todos los hombres pasó la muerte, por cuanto todos habían pecado, no de otro modo ha de entenderse, sino como lo entendió siempre la Iglesia Católica, difundida por doquier» [DS 1514; cf. 1512], Este decreto dio una interpre(-)tación definitiva al texto paulino en el sentido de que sus palabras enseñan una forma del dogma del pecado original, uno de los pocos textos que disfruta de tal interpretación [véan(-)se
DAS § 47;
RSS 102; -> Hermenéutica, 71:83].
Sin embargo, se debe tener cuidado de en(-)tender lo que Pablo dice y no transformar su expresión con demasiada facilidad en la preci(-)sión de una elaboración dogmática posterior. Él no habla de «pecado original», expresión que, en cuanto trad.
de peccatum origínale, de(-)ja entrever su origen teológico occidental en tiempos de Agustín. Trento apeló en su decre(-)to al sentido de las palabras de Pablo tal como se entendieron en la Iglesia en todos los tiem(-)pos y lugares. En su tradición existían diferen(-)cias relativas a detalles o a la comprensión de palabras concretas, pero existía acuerdo sobre
el hecho del pecado y sobre su extensión. Sin embargo, esas mismas diferencias son impor(-)tantes, pues demuestran que se ha de entender la finalidad de la formulación de Pablo. Como dice la
Humani generis 21 [DS 3886], los teó(-)logos deben aclarar de qué manera
[qua ratione\ la enseñanza de la Iglesia está contenida en la Escritura. En este caso, la enseñanza de Pablo tiene las virtualidades de una semilla, abierta al posterior desarrollo dogmático).
60 15.
la masa de la humanidad: Lit., «los muchos», que significa «todos» (cf. 5,18; 12,5; 1Cor 10,17).
el don gratuito: El favor benevo(-)lente de Dios que asegura la justificación (véa(-)se el comentario a 3,24).
todavía más espléndi(-)do: Para que la comparación con Adán no parezca una afrenta a Cristo, Pablo hace hin(-)capié en la calidad sin par de la influencia de Cristo sobre la humanidad. El primer modo de expresar esa superabundancia es la manifesta(-)ción del favor de Dios muy por encima de cualquier otra misericordia que el pecado pu(-)diera haber suscitado. 16.
el don (de Dios) (surgió) de muchos delitos (y termina) en abso(-)lución: El segundo modo contrasta el veredic(-)to de condena por un solo pecado, que recayó sobre todos los seres humanos, con la justifi(-)cación (o veredicto de absolución) para todos aquellos condenados, no sólo por la transgre(-)sión de Adán, sino también por sus propios delitos. 17.
con mayor razón reinarán y vivirán: Lit., «reinarán en vida». El tercer modo con(-)trasta la muerte como efecto del delito de un hombre (Adán) con el don de una vida recta obtenido por medio de un hombre (Cristo). Nótese la insistencia en «un hombre» a lo lar(-)go de estos versículos; ahí estriba la semejan(-)za entre Adán y Cristo. La relación entre «uno» y «los muchos» es paralela, pues tanto Adán como Cristo mantuvieron una relación causal respecto a estos últimos.
61 18.
por el delito de un hombre... así por el acto recto de un hombre: Dado el contexto precedente, en el cual el pron.
henos hace re(-)ferencia a «un hombre», es mejor conservar ese sentido y tomarlo en este caso como mase. Sin embargo, tal vez Pablo esté modificando su formulación y entendiendo
henos como neut., «por un delito... así por un acto recto».
para absolución y vida: Lit., «para la justifica(-)ción de vida» (el gen. es de aposición). El acto benevolente que manifiesta el don de rectitud hecho por Dios (5,17) no sólo libró a los seres humanos de culpa, sino que les otorgó tam(-)bién una participación en la «vida». Esta «vi(-)da» se explica en el cap. 8.
19. Se llega al pun(-)to culminante de la comparación; se hace eco de 5,12 y formalmente enuncia el contraste básico entre Adán y Cristo,
fueron hechos pe(-)cadores: El efecto formal de la desobediencia de Adán (Gn 3,6) fue hacer a los miembros de la humanidad, no sólo susceptibles de castigo, sino realmente pecadores. Un comentarista tan sagaz como Taylor ha observado: «Nadie puede ser hecho pecador ni hecho justo» (
Romans 41). Y sin embargo eso es lo que Pablo dice, y no está hablando de actos pecaminosos personales. El vb.
katestathésan no significa «fueron considerados (pecadores)», sino «fue(-)ron hechos», «se les hizo ser» (BAGD 390; cf. J.-A. Bühner,
EWNT 2. 554-55; F. W. Danker, «Under Contract»,
Fest. to Honor F. Wilbur Gingrich [Leiden 1972] 106-07). La desobe(-)diencia de Adán puso a la masa de la humani(-)dad en una situación de alejamiento de Dios; el texto no da a entender que los seres huma(-)nos se volvieran pecadores simplemente por imitar la transgresión de Adán; más bien se vieron afectados por éste,
la masa será hecha justa: En otros lugares, el proceso de justifica(-)ción parece que se considera como algo pasa(-)do (5,1); en este caso, el tiempo fut. se refiere al juicio escatológico, momento en el cual se alcanzará con gloria la fase final de ese proce(-)so.
«Los muchos serán constituidos justos en virtud de la obediencia de Cristo en el sentido de que, puesto que Dios se ha identificado en Cristo con los pecadores y ha cargado sobre sí la carga del pecado de éstos, ellos recibirán co(-)mo don gratuito de El esa condición de recti(-)tud que sólo la obediencia perfecta de Cristo mereció» (Cranfield,
Romans 291).
20.
la ley se atravesó: Como en Gál 3,19, la ley mosaica es considerada como un medio de multiplicar los delitos en la historia religiosa de la humani(-)dad. Esto lo hace proporcionando a los seres humanos un «conocimiento del pecado» (3,20; cf. 7,13). Como en el caso de
Hamartia y
Thanatos, también
Nomos está personificado y se le trata como a un actor sobre el escenario de la historia humana. En vez de ser fuente de vida para los judíos, demostró ser sólo su in(-)formadora y acusadora, acarreando condena (? Teología paulina, 82:91-94). 21.
vida eterna por Jesucristo nuestro Señor: La mediación de Cristo (véase el comentario a 5,1), cabeza de la humanidad reconciliada, se subraya al final de la primera subdivisión de esta parte de la car(-)ta (- 50 supra). El
Kyrios resucitado trae a la humanidad una participación en la «vida eter(-)na», la vida del Hijo de Dios, cuya vitalidad procede de su Espíritu. El adj. «eterna» indica la cualidad de esa vida, más que su duración; es la vida de Dios mismo.
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