Genesis 31, 1-18

Jacob huye de Labán

Jacob se enteró de que los hijos de Labán andaban diciendo: — Jacob se ha ido apoderando de todo lo que era de nuestro padre; se ha hecho rico a su costa. Advirtió también Jacob que Labán ya no lo trataba como antes. Entonces el Señor le dijo a Jacob: — Vuelve a la tierra de tus padres, donde están tus parientes, que yo estaré contigo. Jacob mandó llamar a Raquel y a Lía para que fuesen al campo donde él tenía el rebaño, y les dijo: — Me he dado cuenta de que su padre ya no me mira con la benevolencia de antes; pero el Dios de mi padre ha estado conmigo. Ustedes saben muy bien que yo he trabajado para su padre con todas mis fuerzas; a pesar de ello, él me ha engañado y me ha estado cambiando continuamente º el salario. Sin embargo, Dios jamás le permitió que me hiciese mal alguno; al contrario, cuando Labán decía: “te voy a pagar con los corderos moteados”, todas las ovejas del rebaño parían corderos moteados; y cuando decía: “te voy a pagar con los rayados”, entonces todas parían crías rayadas. Así Dios le ha ido quitando el ganado al padre de ustedes y me lo ha ido dando a mí. Una vez, durante el período en que los animales estaban en celo, yo tuve un sueño. De pronto vi que los machos que cubrían a las ovejas eran todos rayados, manchados o moteados. Y en el sueño, el ángel de Dios me dijo: “Jacob”. Yo le respondí: “Aquí estoy”. Y él me dijo: “Echa una mirada y verás cómo todos los machos que cubren a las ovejas son rayados, manchados o moteados, porque he visto todo lo que Labán te ha estado haciendo. Yo soy el Dios de Betel º, el lugar donde ungiste una piedra votiva y me hiciste una promesa. Márchate, pues, de aquí y regresa a la tierra que te vio nacer”. Raquel y Lía le respondieron: — ¿Tenemos nosotras acaso parte o herencia en la casa de nuestro padre? Al contrario, nos ha tratado como si fuésemos extrañas. No solo nos vendió, sino que además se ha gastado el dinero º que recibió por nosotras. Por tanto, toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre es nuestra y de nuestros hijos. Así que haz todo lo que Dios te ha dicho. Entonces Jacob se preparó para partir, montó a sus hijos y a sus mujeres en los camellos, y se puso en marcha con todo su ganado y con todos los bienes que había acumulado en Parán Aram; luego se encaminó hacia la tierra de Canaán, donde vivía su padre Isaac.
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