I Samuel 18, 20-27

Mical, hija de Saúl, estaba enamorada de David. Se lo contaron a Saúl y le pareció bien, pues pensó: “Se la daré para que actúe como cebo y lo maten los filisteos”. Así que Saúl dijo a David: — Por segunda vez hoy puedes ser mi yerno. Luego ordenó a sus servidores: — Hablen confidencialmente con David y díganle: “Mira, el rey te aprecia y todos sus servidores te quieren. Así que acepta ser yerno del rey”. Los servidores de Saúl comunicaron a David estas palabras y él respondió: — ¿Piensan que es cosa fácil convertirse en yerno del rey? Y yo sólo soy un hombre pobre y humilde. Los servidores de Saúl le transmitieron la respuesta que había dado David. Y Saúl les dijo: — Comuníquenle a David que el rey no quiere dote, sino cien prepucios º de filisteos para vengarse de sus enemigos. Pues Saúl tramaba hacer caer a David en poder de los filisteos. Los servidores de Saúl transmitieron estas palabras a David que consideró justa la propuesta para convertirse en yerno del rey. Antes de cumplirse el plazo º. David se puso en camino con sus hombres, mató a doscientos filisteos, se llevó sus prepucios y se los entregó al rey para poder ser su yerno. Entonces Saúl le dio a David a su hija Mical por esposa.
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